Bogotá será el epicentro de la conversación global sobre el futuro de las ciudades y lo hará de la mano de un evento que reúne la agenda internacional sobre este tema: el Día Mundial de las Ciudades, organizado por ONU-Hábitat. La actividad, dividida en paneles y actividades, pondrá este jueves y viernes a la capital colombiana bajo los reflectores del urbanismo contemporáneo.
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En los auditorios del Ágora, del Planetario y del Jardín Botánico se reunirán más de 60 expertos internacionales, 40 alcaldes y representantes de organismos multilaterales para hablar de vivienda, resiliencia, innovación, gobernanza y sostenibilidad. Pero, sobre todo, para preguntarse algo que Bogotá lleva preguntándose todo el siglo XXI: ¿Cómo hacer de la ciudad un lugar más habitable para todos?
Ser sede de este encuentro no fue un accidente. La elección de Bogotá —la segunda capital andina en albergar el evento principal del Día Mundial de las Ciudades— responde a una razón poderosa: aquí se cruzan, con intensidad, los dilemas urbanos que enfrenta buena parte del planeta. La desigualdad territorial, la vivienda informal, el crecimiento periférico, la presión inmobiliaria y los desafíos climáticos conviven en un mismo mapa. Y eso, paradójicamente, la hace un lugar ideal para el debate.
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“Bogotá ha avanzado mucho en poner la vivienda en el centro de la conversación urbana”, dice Viviana Velasco, secretaria de Hábitat. “Pero este evento nos da la oportunidad de mirar más allá, de entender que el hábitat no es solo vivienda, sino también espacio público, movilidad, agua, educación, cultura, seguridad. Es mirar la ciudad como un sistema integral de bienestar”.
Durante las jornadas, los paneles no solo hablarán de planeación o política: discutirán cómo financiar la vivienda asequible; cómo revitalizar barrios sin expulsar a sus habitantes; cómo integrar la naturaleza en la infraestructura urbana y cómo gobernar con participación real.
Entre los invitados figuran voces reconocidas como Jeremy Siegel (Bjarke Ingels Group), Claudia Magalhães Eloy, Anya Brickman Raredon, Theresa Williamson, Álvaro García Resta y Hélène Chartier del C40. Cada uno con una mirada distinta sobre el mismo desafío: construir ciudades que sean refugio, no mercancía.
Una ciudad que conversa con el mundo
En los días del evento, Bogotá será algo más que anfitriona: será un espejo para sus gobernantes y panelistas invitados. Su geografía accidentada, su mezcla de periferia y centro, su enorme capacidad de reinventarse tras las crisis la convierten en una especie de laboratorio urbano a cielo abierto.
Para Raquel Garavito, gerente de la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Cali (EDRU), esta es una oportunidad, no solo para Bogotá sino para otras ciudades del país, pues representa un momento para “mostrar que las ciudades no solo están transformando su espacio físico, sino su manera de pensar el desarrollo urbano”. No en vano, los alcaldes de la capital vallecaucana, pero también de Barranquilla y Medellín tendrán intervenciones y oportunidades únicas para recopilar inversión y evidencia urbana para las urbes que gobiernan.
Principalmente, porque las enseñanzas y la incorporación de experiencias son el eje axiomático de los paneles en torno a este acto internacional. En palabras de Elkin Velásquez, director regional de ONU-Hábitat para América Latina y el Caribe, la elección de Bogotá responde también a su papel como “territorio de aprendizajes”. “Esta ciudad ha demostrado que, incluso con sus limitaciones, es capaz de innovar en políticas de suelo, en modelos de vivienda y en participación ciudadana. Pero, sobre todo, tiene una voluntad de conversación que muchas capitales aún no logran”.
El evento, de hecho, está diseñado como una plataforma de intercambio. Las mesas de alto nivel reunirán a alcaldes de Copenhague, Windhoek, Santiago, Medellín y Cali, junto al propio Carlos Fernando Galán, para discutir la gobernanza metropolitana y la adaptación al cambio climático. En paralelo, paneles sobre movilidad centrada en los niños, finanzas verdes, territorios inteligentes y revitalización urbana llenarán los auditorios de ideas y modelos replicables.
Bogotá, con su mezcla de caos y creatividad, encaja en ese guión. No llega a este encuentro como una ciudad resuelta, sino como una que todavía está aprendiendo —y ese aprendizaje es su mayor carta de presentación—.
El valor de ser sede
Más allá de los discursos, lo que Bogotá puede ganar con este evento va más allá de la visibilidad. La presencia simultánea de organismos como el Banco Mundial, el BID, la CAF y C40 Cities abre la puerta a nuevas líneas de cooperación técnica y financiera. “Cada panel deja conexiones, acuerdos, posibilidades de cooperación y proyectos que pueden traducirse en acciones concretas”, afirma Velasco. “Este tipo de encuentros no son solo vitrinas, sino puntos de partida”.
Esa mirada coincide con la agenda local. Bogotá busca, con su política de hábitat, pasar de la vivienda como producto a la vivienda como derecho. No es casualidad que, en paralelo al evento, la Secretaría del Hábitat esté trabajando en un nuevo instrumento de suelo para proyectos mixtos y estrategias de arriendo social. “Queremos que lo que se discuta en estos paneles deje trazas en nuestras políticas locales”, dice Velasco. “No se trata solo de escuchar, sino de integrar lo que funciona en otros lugares”.
El reto detrás del reflector
Aunque el tono del evento será de celebración, el reto que enfrenta Bogotá no se disuelve con los aplausos. Su déficit habitacional supera las 200 mil unidades, la vivienda social sigue concentrada en la periferia y los procesos de renovación en el centro avanzan con lentitud. Pero, como lo plantea Álvaro García Resta, uno de los expertos invitados, estos eventos internacionales no se hacen en las ciudades perfectas, sino en las que están dispuestas a transformarse: “Bogotá no es un caso de éxito cerrado. Es un proceso en marcha. Y eso, en sí mismo, ya es inspirador para otras ciudades.”
En ese sentido, el Día Mundial de las Ciudades llega en el momento justo: cuando Bogotá intenta mirarse al espejo y decidir qué tipo de ciudad quiere ser. No la que crece por inercia, sino la que se piensa a sí misma con visión y equidad.
Información relacionada: “Bogotá puede sacarle provecho al Día Mundial de las Ciudades”: ONU-Hábitat.
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