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Dos puentes vehiculares menos: comienza la reconfiguración de la calle 13

El IDU anunció que en los próximos meses se realizará la implosión de dos puentes, que conectan la carrera 50 y la calle 13 con la av. Las Américas. El procedimiento se realizará para abrir paso a lo que será la nueva avenida Centenario y su troncal de Transmilenio, que tiene dos tramos adjudicados.

Miguel Ángel Vivas Tróchez

28 de agosto de 2025 - 09:00 p. m.
Puentes de la Carrera 50 y la calle 13 con Av. Américas.
Foto: IDU
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Un hito de infraestructura está a punto de ejecutarse en uno de los corazones de la movilidad de la capital. En los próximos meses, en lo que será, además, el primer trabajo en terreno para consolidar la futura troncal de la calle 13, demolerán dos puentes vehiculares que conectan la avenida Las Américas con la carrera 50 y la calle 13. Para el desmonte de este tipo de estructuras, por primera vez, se acudirá a la implosión, debido a las facilidades logísticas que otorga el sector.

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El proyecto indica que los puentes serán removidos para darle paso a una nueva infraestructura conocida como pulpo o interconector de tres niveles, similar al que funciona en la calle sexta, que será más acorde con las necesidades de movilidad del corredor y, en especial, de la nueva troncal de Transmilenio que se proyecta en el sector.

Más información sobre Bogotá: Más allá del concreto: la resolución que busca mejorar el bienestar de las obras.

Llevar a cabo una labor semejante requiere el despliegue de todas las capacidades de la ciudad en materia de movilidad y construcción. Para empezar, antes de la demolición, la Secretaría de Ambiente debe analizar con atención cuál será el impacto de inhabilitar las dos infraestructuras. En este caso, los dos puentes conectan hasta siete vías arteriales de la ciudad, en todos los sentidos. Por consiguiente, cualquier cierre, antes y después de la implosión, precisa un complejo plan de movilidad para mitigar el impacto.

Antes de emprender cualquier maniobra, el IDU comentó que era necesaria la aprobación de los Planes de Manejo de Tránsito (PMT), los cuales, a su vez, conllevarían la inhabilitación de los dos puentes. En efecto, durante la tarde del jueves 28 de agosto, la Secretaría de Movilidad anunció la formulación de los PMT y la deshabilitación de las dos infraestructuras a partir del 30 de agosto a las 10:00 de la noche. Desde ese momento, el IDU adelantará las labores previas a la implosión de los puentes, que debería concretarse a finales de octubre, la cual, pese a todo lo que implica esta tarea en materia de ingeniería, seguridad y logística, derribará las estructuras en menos de 15 segundos.

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Una nueva glorieta multinivel para la ciudad

Los puentes de la calle 13 y la carrera 50 con la avenida Las Américas datan de 1983, como una solución arterial que conectaría al occidente de la ciudad con otras vías arteriales de Bogotá. Durante 43 años, la obra prestó un óptimo servicio y fue el corazón vial del occidente, al que luego se le unió la troncal de Transmilenio por Las Américas y nuevas conexiones con calles como la sexta (avenida Comuneros). Sin embargo, el alto flujo de transporte de carga que entra a la ciudad por esta vía del occidente y la demanda creciente de transporte público llevaron a que la ciudad formulara la ampliación del corredor y la creación de la nueva calle 13. Su objetivo será reducir los eternos trancones de esta vía y mejorar la conectividad entre el occidente y el oriente de la ciudad.

El proyecto total se dividió en cuatro tramos. La obra fue presupuestada en $4,51 billones, de los cuales el 70 % será cofinanciado con vigencias futuras de la nación. No obstante, el IDU solo ha logrado la adjudicación los dos primeros tramos, que abarcan, en el tramo 1, obras desde la intersección a desnivel de Puente Aranda, donde confluyen la avenida Centenario (calle 13), la carrera 50, la avenida de Las Américas, la avenida Colón y la avenida de los Comuneros, y en el tramo 2, la intersección de la avenida 68, el paso elevado de la avenida Constitución, cuatro estaciones de Transmilenio (con sus accesos peatonales a desnivel) y dos retornos operacionales del sistema. Para el caso concreto de la implosión, el proceso corresponde a las obras del tramo 1, ya que en ese espacio se construirá una glorieta de tres niveles para mejorar la movilidad (ver detalle en gráfica).

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El grupo encargado de materializar esta compleja infraestructura será el Consorcio CC L1, integrado por Conconcreto S. A. (75 % del proyecto) y Conconcreto Proyectos S. A. S. (con el 25 %), empresa conocida por adelantar otros proyectos en la ciudad como el tramo 8 de la troncal de la av.68, el cual ha sufrido grandes retrasos, que han sido objeto de sanción. El valor de ejecución de este tramo será de $506.219 millones, sumando las obras y el trabajo de la interventoría.

Preocupaciones ciudadanas

A pesar de lo ambiciosa y necesaria que resulta la obra para mejorar la movilidad de la capital, hay preocupaciones ciudadanas sobre su impacto. Aunque el desmonte de los dos puentes no se dará como ocurrió con el de Venecia —que fue en demolición por etapas—, la inquietud es cuánto tardará ese sector en rehabilitarse con la nueva obra, para evitar un caos similar al que ocurrió en Venecia, en donde la duración de la obra, más allá de lo previsto, quebró locales, hizo del tráfico zonal un infierno e incrementó la inseguridad.

Al respecto, Claudia Díaz, secretaria de Movilidad, comentó: “Sabemos que estos trabajos impactarán la movilidad de miles de ciudadanos. Para brindar condiciones seguras de movilidad e información clara sobre cómo moverse en adelante, contaremos con señalización y personal en vía, para orientar a la ciudadanía. También, en nuestras redes oficiales se informará el detalle para que puedan planear sus recorridos con tiempo. Con la corresponsabilidad de todos podremos lograr una movilidad ordenada mientras Bogotá se transforma”. Así las cosas, gran parte de la mitigación del impacto de una obra semejante, en un lugar tan neurálgico, dependerá del funcionamiento del PMT que presentó ayer Movilidad.

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Una nueva obra comenzará en Bogotá y traerá consigo un nuevo cúmulo de incomodidades para quienes a diario la transitan. Aunque este factor difícilmente puede ser erradicado, el verdadero objetivo será no postergarlo más allá de lo previsto y que, con la materialización de la obra, todos los trancones y altercados hayan valido la pena.

Información relacionada: Modificar vigencias futuras: la clave del debate sobre el proyecto de la calle 13.

Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.

Por Miguel Ángel Vivas Tróchez

Periodista egresado de la Universidad Externado de Colombia interesado en Economía, política y coyuntura internacional.juvenalurbino97 mvivas@elespectador.com
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