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La alerta ya está sobre la mesa: en 2026, el 45% del gas que mueve a taxis, buses y miles de vehículos en Bogotá será importado, un cambio que disparará los costos del GNV y pondrá presión sobre todo el sistema de transporte. Las cifras presentadas ante el Concejo muestran un escenario crítico: el precio del metro cúbico subiría a $3.281, lo que para un taxista podría significar hasta $200.000 adicionales al mes.
VANTI S.A. ESP y TransMilenio S.A. confirmaron que, debido a la caída en la disponibilidad de gas nacional, el 45% del combustible usado por vehículos en Bogotá deberá ser importado en 2026, un cambio que dispara los costos y presiona al transporte público y al bolsillo de miles de trabajadores.
El panorama es delicado: al tener que importar casi la mitad del gas vehicular, los costos del servicio subirán de forma significativa. Solo el valor del gas como producto aumentará 142% y el costo de transportarlo crecerá 282%, debido a la distancia desde el Caribe. En Bogotá, donde circulan 81.000 carros particulares a gas, 24.000 taxis y más de 2.100 buses del SITP que dependen de este combustible, el efecto será amplio.
Para el sistema de transporte público, TransMilenio estima que en 2026 el sobrecosto será de $98.000 millones, una suma que deberá financiarse desde el Fondo de Estabilización Tarifaria.
El incremento en el precio del gas no solo golpeará al sector vehicular. En los hogares, Vanti ya anticipó que las facturas de gas natural podrían subir hasta un 36% desde febrero, un cambio que impactará especialmente a los 2,8 millones de bogotanos de menores ingresos para quienes este servicio es uno de los pocos que aún resultaba relativamente asequible.
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La empresa explica que el alza responde al aumento en el costo de la molécula de gas y a las mayores distancias de transporte por el cambio en las fuentes de suministro.
En conjunto con el alza del GNV, Bogotá enfrenta un encarecimiento simultáneo en el gas que usan tanto las familias como los vehículos, poniendo presión sobre el costo de vida y sobre quienes dependen de este combustible para trabajar o cocinar a diario.
$760 más por metro cúbico: el golpe para quienes dependen del GNV
El precio proyectado para 2026 será:
$3.281 pesos por metro cúbico
→ $760 más que en 2025.
Ese incremento se traduce así:
- Un taxista pagaría alrededor de $200.000 pesos más al mes.
- En un año, serían $2.400.000 pesos adicionales, siempre que los precios se mantengan estables.
“El impacto es directo y fuerte para un gremio que ya opera con márgenes ajustados”, advirtió el concejal Rolando González al presentar las cifras.
¿Por qué sube tanto el costo de traer gas desde el Caribe?
El aumento no es arbitrario. Cada componente de la tarifa se incrementa:
- Suministro: +142%(por el precio más alto del gas importado).
- Transporte: +282%(por las largas distancias para llevar el gas desde el Caribe a Bogotá).
- Distribución: también tendrá aumentos progresivos.
Al tener que depender del mercado internacional, el GNV —que antes reducía hasta 40% los costos frente a la gasolina— pierde su ventaja económica.
Impacto para la ciudad: $98 mil millones en el SITP y $60 mil millones en taxis
El alza no solo toca el bolsillo de los conductores:
- TransMilenio deberá asumir $98 mil millones adicionales en 2026.
- El gremio de taxis enfrentará sobrecostos cercanos a los $60 mil millones.
Estos valores deberán cubrirse con recursos del Fondo de Estabilización Tarifaria (FET) o, eventualmente, trasladarse al usuario final.
¿Qué está pidiendo el Distrito ante este panorama?
En la sesión, el concejal González hizo dos solicitudes principales al Gobierno Nacional:
- Priorizar el suministro de gas para el transporte público masivo, garantizando la continuidad del SITP.
- Implementar un esquema de agregación nacional del gas, que permitiría comprar y transportar el combustible de forma conjunta para reducir costos, especialmente los asociados al transporte desde el Caribe.
El llamado fue dirigido al Ministerio de Minas y Energía y a la CREG, entidades que actualmente estudian medidas regulatorias.
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Un escenario que preocupa a Bogotá
Al final, el mensaje que queda es que Bogotá deberá adaptarse a un suministro de gas cada vez más costoso y dependiente del exterior. Mientras avanzan las discusiones técnicas y regulatorias, la ciudad entra en una etapa en la que el combustible que mueve su transporte, su industria y buena parte de sus hogares exige respuestas más rápidas y coordinadas. Lo que viene dependerá de cómo actúen el Gobierno Nacional y el Distrito para evitar que el alza del gas termine profundizando desigualdades y encareciendo la vida diaria de millones de bogotanos.
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