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En la cima del Cerro Seco en Ciudad Bolívar, desde 1985, miles de feligreses suben cada viernes santo para realizar uno de los viacrusis más representativos de la ciudad. El recorrido inicia en la Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria y culmina en el Árbol de la Vida, ubicado en el barrio Potosí.
Para este año, locales y turistas hicieron parte de la peregrinación, que contó con el apoyo de la Alcaldía local, las Secretarías de Seguridad y Gobierno, además de la Defensa Civil, la Policía Nacional y el Ejército Nacional.
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La historia de este árbol se remonta, según creencias populares, a dos conocidos que se enamoraron hace casi un siglo, pero que terminó en un desenlace trágico. “Dos compadres que viviendo cerca de este eucalipto, mantuvieron una relación amorosa y fueron excomulgados y castigados por vivir en concubinato. Producto de esto, Pablo desapareció y, en medio de su tristeza, Ernestina se ahorcó. Desde entonces a este árbol se le conoce como Palo del Ahorcado o Palo de la Vida”, relató el Instituto de Patrimonio Cultural de Bogotá (IDPC).
Para diciembre de 2023, el mítico árbol fue declarado bien de interés cultural, como resultado del arduo trabajo de la comunidad, que adelantó trámites para que las autoridades reconocieran su importancia. “Es un logro que, en términos simbólicos, es importante para los habitantes de una localidad que ha venido apropiándose y llevando a cabo prácticas que hablan de cómo construimos patrimonio”, contó en su momento a El Espectador, Darling Molina, integrante de la iniciativa ‘No le saque la piedra a la montaña’.
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El Palo del Ahorcado, como único eucalipto ubicado en la cima del Cerro Seco, ha estado entrelazado con las trayectorias de vida de miles de habitantes locales, simbolizando la migración interna y los procesos de autoconstrucción de los barrios circundantes.
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Por Redacción Bogotá
