Pasada una semana de la detonación de un petardo en el barrio La Macarena, en el centro de Bogotá –en hechos que dejaron 25 uniformados heridos y uno muerto– la guerrilla del Eln admitió su responsabilidad en el atentando e instó al Gobierno Nacional a acordar un cese bilateral al fuego, en medio de los diálogos de paz que se desarrollan en Quito (Ecuador). (Lea: Terrorismo del ELN aleja posibilidades de un cese bilateral: Restrepo)
Según sostiene el Eln a través de un comunicado firmado por la Radio Nacional Patria Libre (Ranpal), el atentado fue perpetrado por un comando guerrillero urbano y estaba dirigido contra los uniformados del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía que ese domingo custodiaban los alrededores de la plaza de toros la Santamaría, a propósito de la terminación de la temporada taurina de Bogotá. (Lea: Falleció patrullero que resultó herido por explosión en La Macarena)
La guerrilla argumenta que su actuar armado responde a acciones de defensa ante la intensificación de los combates por parte de las Fuerzas Militares: “El Eln debe responder con su accionar armado contra las fuerzas atacantes para defenderse, esa es la orden que tienen todas nuestras unidades”. (Lea: Petardo en La Macarena: ¿otra acción del Eln?)
El Eln se refiere al Esmad como un “cuerpo represivo” que debe ser disuelto y advierte que es un cuerpo de Policía cuya única tarea es “reprimir las manifestaciones sociales en los campos y ciudades del país, dando tratamiento de guerra a las demandas populares”.
La guerrilla concluye el documento reiterando su llamado a alcanzar un cese bilateral al fuego ‘de manera inmediata’: “No es coherente por parte del Gobierno sentarse a la mesa a hablar de paz mientras dilata el cese bilateral y somete al padecimiento de la guerra a la población y a las partes que se enfrentan”, precisa el Eln.
Luego de que el Eln se atribuyera el atentado, el jefe negociador del Gobierno en los diálogos con el Eln, Juan Camilo Restrepo, se pronunció a través de su cuenta en Twitter y aseguró que la guerrilla se equivoca si cree que escalando el conflicto se alcanzara el cese al fuego.
Si el ELN cree que con actos terroristas como el de la Macarena ( cuya autoría ahora reconoce con cinismo) va a presionar un cese al fuego.
Eran varios los indicios: el artefacto que usaron, la forma en que lo pusieron y la similitud de este caso con otro que ocurrió en el norte de Bogotá, a finales de 2016. Se trata del ataque en la Estación de Torca, donde asesinaron a un policía y luego pusieron explosivos en su cuerpo, que hicieron explotar cuando llegaron sus compañeros a auxiliarlo. Fuera del uniformado asesinado, otros siete resultaron heridos. En esa oportunidad, tanto el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, como el alcalde Enrique Peñalosa no dudaron en señalar al grupo insurgente.
No termina siendo descabellada la conexión, si se tiene en cuenta que esta guerrilla, a pesar de adelantar una negociación de paz con el Gobierno, ha sido clara en que por ahora no cesará su confrontación bélica con el Estado. Prueba de ello han sido los ataques a la Fuerza Pública en el último año, como el petardo contra un camión de policías en Casanare, donde murieron tres oficiales (febrero de 2016); la explosión en la Subestación de Policía del departamento del Cesar, que dejó tres uniformados heridos (julio de 2016), y la muerte de dos oficiales, tras una emboscada a seis policías en Arauca (diciembre de 2016).