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Las estrategias educativas flexibles son una alternativa de formación y atención a poblaciones con necesidades especiales. Los programas, impulsados desde la Secretaría de Educación, ofrecen atención educativa adaptable en términos de tiempo, ubicación geográfica y condiciones de vulnerabilidad con el fin de estimular a los alumnos a culminar sus estudios en instituciones educativas del Distrito.
De acuerdo con la Secretaría de Educación del Distrito (SED), desde 2016 hasta este año, al menos 4.300 estudiantes recibieron su grado de bachilleres, a través de dichas modalidaes de educación formal. En estos programas participaron indígenas, afrodescendientes, personas privadas de la libertad, víctimas del conflicto armado, población LGBT, mujeres cabeza de hogar y ex habitantes de calle.
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18 colegios oficiales del Distrito denominados "instituciones educativas madres (IEM)" fueron en escenario en el que se implementaron estrategias de educación flexibles. Además, también colaboraron instituciones como las casas de la cultura, centros de desarrollo comunitario, centros penitenciarios, bibliotecas, casas de la igualdad de oportunidades para las mujeres y casas de la juventud.
Según la directora de cobertura de la Secretaría de Educación (SED), Nohora Constanza Vilora, "para la Secretaría, esto es un llamado a seguir trabajando por ofrecer todos los medios posibles dirigidos a lograr las trayectorias educativas completas, a partir de la vinculación de la población vulnerable que esta desescolarizada, y de garantizar su permanencia hasta lograr la graduación".
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De acuerdo con la funcionaria, "desde el Distrito se ha demostrado que las segundas oportunidades son posibles y que todos los beneficiarios de los programas son estudiantes que gracias a la articulación de la oferta institucional tuvieron la oportunidad de regresar a las aulas para lograr ser bachilleres y continuar con su proceso educativo".
Henry Ortiz Ismare y Dalila Gustico, graduados por medio de estrategias flexibles, pertenecen al pueblo indígena Wounnan, con asentamiento en el Bajo Baudó (Chocó) y debido al conflicto armado en el territorio, tuvieron que migrar a Bogotá y radicarse en el barrio La Arabia, en Ciudad Bolívar. Henry, de 34 años y Dalila de 30, esperan continuar con sus estudios y obtener una carrera profesional.
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