“Era un ‘bacán’ y tenía toda la vida por delante”: amigos de Julián González

“Julián era una persona alegre, siempre tenía una buena energía. Era buen amigo, consejero y excelente familiar –se convirtió en hijo único por la muerte de su hermano en Cali hace unos años–. Él tenía toda la vida por delante, de hecho, estaba contento, porque le ofrecieron un excelente trabajo en dónde le iba a ir muy bien económicamente”, dice Jeih Vásquez, amiga de Julián Mauricio González, de 27 años, quien murió en el Hospital de Kennedy luego de recibir un disparo en el abdomen. “Hoy vamos a hacer una velatón para honrar la vida de Julián”, agrega.

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González es una de las siete víctimas fatales que dejaron las manifestaciones y desmanes, que se adelantaron en la ciudad, por la muerte de Javier Ordóñez, tras un caso de abuso policial, en el occidente de Bogotá. A él se suma la lista de heridos, que según la Secretaría Distrital de Salud, la integran 66 lesionados por arma de fuego, 12 por arma cortopunzante y 97 por otros objetos.

Julián nació en Bogotá y era estudiante de ingeniería industrial de la Corporación Universitaria Republicana. Trabajaba como supervisor de redes de Gas Natural, cuentan sus amigos. “Era un bacán, ni enemigos tendría, con esa energía tan chévere”, agrega. Jeih cuenta que estuvo horas antes en el mismo CAI donde un hombre de civil le disparó a Julián en el abdomen en la noche del 9 de septiembre.

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“Todo ocurrió a las 10:50 de la noche. Íbamos varios amigos a protestar de forma pacífica al CAI de Timiza en Kennedy (...) eran policías vestidos de civil. No queremos seguir con la violencia pero sí necesitamos que esto no quede impune”, dice Ulises Silva, amigo de Julián desde hace 15 años y quien lo llevó al hospital en un taxi.

Cuenta además que en la zona “había una multitud de gente; todo ocurrió en cuestión de dos minutos. Las personas que estaban custodiando el CAI tenían armas de fuego y de fogueo. No fueron tiros al aire como dicen”, explica Silva. Agrega que en la zona estaban agrediendo a cualquiera que se acercara al CAI.

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Julián fue una de las siete víctimas que, por ahora y de forma oficial según el Distrito, dejó la noche de caos que se vivió en la capital el miércoles 9 de septiembre. En múltiples puntos de la ciudad se agolparon ciudadanos indignados que mostraron su rechazo por la brutalidad policial que derivó en la muerte de Ordóñez, quien durante varios minutos fue reprimido en el suelo por dos agentes de la Policía quienes, además, le aplicaron varias descargas eléctricas, antes de llevarlo al CAI del barrio Villa Luz.

Justo fue este barrio el epicentro de la jornada de indignación, que se convirtió en una noche de violencia, en la que miles de capitalinos salieron con furia a expresar su rechazo no solo a la muerte de Ordóñez, sino también a otros casos de excesos policiales ocurridos durante la cuarentena.

“Julián era una persona alegre, siempre tenía una buena energía. Era buen amigo, consejero y excelente familiar –se convirtió en hijo único por la muerte de su hermano en Cali hace unos años–. Él tenía toda la vida por delante, de hecho, estaba contento, porque le ofrecieron un excelente trabajo en dónde le iba a ir muy bien económicamente”, dice Jeih Vásquez, amiga de Julián Mauricio González, de 27 años, quien murió en el Hospital de Kennedy luego de recibir un disparo en el abdomen. “Hoy vamos a hacer una velatón para honrar la vida de Julián”, agrega.

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González es una de las siete víctimas fatales que dejaron las manifestaciones y desmanes, que se adelantaron en la ciudad, por la muerte de Javier Ordóñez, tras un caso de abuso policial, en el occidente de Bogotá. A él se suma la lista de heridos, que según la Secretaría Distrital de Salud, la integran 66 lesionados por arma de fuego, 12 por arma cortopunzante y 97 por otros objetos.

Julián nació en Bogotá y era estudiante de ingeniería industrial de la Corporación Universitaria Republicana. Trabajaba como supervisor de redes de Gas Natural, cuentan sus amigos. “Era un bacán, ni enemigos tendría, con esa energía tan chévere”, agrega. Jeih cuenta que estuvo horas antes en el mismo CAI donde un hombre de civil le disparó a Julián en el abdomen en la noche del 9 de septiembre.

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“Todo ocurrió a las 10:50 de la noche. Íbamos varios amigos a protestar de forma pacífica al CAI de Timiza en Kennedy (...) eran policías vestidos de civil. No queremos seguir con la violencia pero sí necesitamos que esto no quede impune”, dice Ulises Silva, amigo de Julián desde hace 15 años y quien lo llevó al hospital en un taxi.

Cuenta además que en la zona “había una multitud de gente; todo ocurrió en cuestión de dos minutos. Las personas que estaban custodiando el CAI tenían armas de fuego y de fogueo. No fueron tiros al aire como dicen”, explica Silva. Agrega que en la zona estaban agrediendo a cualquiera que se acercara al CAI.

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Julián fue una de las siete víctimas que, por ahora y de forma oficial según el Distrito, dejó la noche de caos que se vivió en la capital el miércoles 9 de septiembre. En múltiples puntos de la ciudad se agolparon ciudadanos indignados que mostraron su rechazo por la brutalidad policial que derivó en la muerte de Ordóñez, quien durante varios minutos fue reprimido en el suelo por dos agentes de la Policía quienes, además, le aplicaron varias descargas eléctricas, antes de llevarlo al CAI del barrio Villa Luz.

Justo fue este barrio el epicentro de la jornada de indignación, que se convirtió en una noche de violencia, en la que miles de capitalinos salieron con furia a expresar su rechazo no solo a la muerte de Ordóñez, sino también a otros casos de excesos policiales ocurridos durante la cuarentena.