Lían Samuel Rincón Puentes dice que nació dos veces. La primera fue cuando su madre lo dio a luz el 21 de diciembre de 1999, aunque, según él, por ese entonces nació una niña a quien bautizaron Brenda Lorena Rincón Puentes, de la cual no queda mucho. La segunda fue el pasado 25 de octubre, día en el que en una registraduría de Bogotá le entregaron el documento en donde se oficializó que él no era una mujer. Ahora es un hombre, porque así se siente y su contraseña lo confirma.
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De las 213 personas que se inscribieron este año en el programa “Reafírmate: El Chuchú de la Cédula”, coordinado por la Subdirección para Asuntos LGBTI de la Secretaría de Integración Social y a través del cual se destaca la importancia de la reivindicación de las vidas trans y su derecho a la identidad elegida, Samuel fue el primer hombre trans en recibir su documento de identidad con el cambio en los componentes de nombre y de género.
Según Juan Andrés Moreno, subdirector para Asuntos LGBTI, este es un paso para el reconocimiento de las luchas por la reivindicación de los derechos que ha dado, especialmente, la comunidad trans masculina en la capital. “Además, no solamente estamos haciendo el proceso de acompañamiento en la cedulación, sino especialmente para los hombres trans estamos generando un proceso de orientación de su estado militar”, señaló.
El reconocimiento como persona jurídica no es menor para Samuel, primero porque este es un paso que dio en el camino hacia su sueño de integrar la Policía Nacional, y segundo porque considera que de esta manera los integrantes de la comunidad LGBTI estarían teniendo el lugar que merecen.
Solo desde el 2020 el DANE hizo en Colombia un primer censo sobre orientación sexual e identidad de género, este arrojó que cerca del 1,2 % de las personas que participaron, entre los 18 y 65 años, se identificaron como gais, lesbianas o bisexuales, mientras que un 0,05 % dijeron ser transgénero. Ese 1,2 % equivaldría, en promedio, a 105.000 hombres gais, cerca de 56.000 mujeres lesbianas y 85.000 personas bisexuales, por otra parte, serían al menos unas 10.000 personas transgénero.
Zulma Argüelles, psicóloga con maestría en Psicología Infantil y Juvenil, egresada de la Universidad del Bosque y con posgrado de la Universidad Internacional Isabel I de Castilla, en España, cree que este proceso legal resulta muy importante en la construcción de identidad de género, pues “el hecho de ser reconocido es un proceso que todos los seres humanos necesitamos por el simple hecho de ser seres sociales. Desde que nacemos nos han inculcado el poder ser reconocidos: cuando nos aplauden por aprender a caminar, cuando nos dan un premio por ordenar la habitación, luego llegamos al colegio y también nos dan reconocimientos cuando izamos bandera o nos dan diplomas. Así pasa en todas las situaciones y eventos de la vida, estamos siendo reconocidos por las cosas en las que destacamos”.
Además, la especialista agrega que “el hecho de que en este momento se esté logrando que las instituciones reconozcan las necesidades personales de esta población envía un mensaje de aceptación y reconocimiento, y abre la puerta a que muchas otras personas, que aún no han podido iniciar su proceso por miedo a las consecuencias, o por miedo quedar en un limbo de identidad, puedan hacerlo sin temores”.
Opinión en la que concuerda Samuel, pues asegura que hablar de géneros diferentes al masculino o femenino sigue siendo un tabú en la sociedad y sobre todo en las familias colombianas, como pasó en la suya en un principio.
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“La vida me enseñó a ser hombre”
Samuel no recuerda con exactitud el día en el que quiso cambiar de género, su proceso para ser hombre trans fue algo, dice él, natural y que se dio con el paso del tiempo, pero eso sí una situación nada sencilla de vivir, porque desde temprana edad estuvo inconforme con su cuerpo e incluso lo ocultaba porque sentía que ser mujer era una pena.
“Para mí es un tema muy complicado, tuve problemas de depresión por ese tipo de cosas, en mi infancia no sabía que existían los chicos trans o que se podía cambiar de sexo. Sufrí mucho con la aceptación de mi cuerpo, en esos momentos no lo quería, ahorita trato de quererlo al 100 % porque no he terminado mi transformación. Así tú estés en ese proceso, las hormonas femeninas que tienes en tu cuerpo harán que te comportes como mujer”, dijo.
La transformación de la que habla es física, porque lo mental ya está. Samuel cuando se refiere a sí mismo lo hace en masculino, cosa que le ha costado a algunos de sus familiares, en especial a su mamá, quien le reitera que a pesar del cambio que haya hecho en su documento y en su vida en general para ella él seguirá siendo “la hija Brenda”. “Ella ha tenido un proceso de aceptación. Sabe que yo me hice el cambio del nombre, pero insiste en que soy su hija; aun así, no me juzga. Mi hermano de diez años también lo ha tomado bien, él fue el primero en enterarse de que yo me llamaría Lían Samuel; para su edad, ha comprendido de forma adecuada que a mí lo que me gustan son las mujeres”, agregó.
Después de lo mucho que ha tenido que batallar para reconocerse y ser reconocido como hombre, él concluye que no siente que haya nacido en el cuerpo equivocado porque las circunstancias que ha vivido lo han llevado a convertirse en lo que es hoy en día. Por otra parte, cree que este beneficio era necesario para las personas transgénero, pero insiste en que siguen haciendo falta procesos de socialización, debido a que en algunas registradurías no están enterados del programa y, por otra parte, hay ámbitos sociales que aún no asimilan que el cambio de género no influye en el desempeño del ser humano.
La Subdirección para Asuntos LGBTI de la Secretaría de Integración Social asegura que para el 2023 serán en total 680 personas las que podrán beneficiarse con este programa. Vanessa Ramos, coordinadora de la Unidad Contra la Discriminación, aseguró que “ellos han cumplido con los compromisos en los diferentes trámites en la notaría, lo que permitió que el proceso siga avanzando. Para Samuel, tener un documento de identificación que reconozca su construcción de identidad ayudará a reafirmarla, con esto demuestra que el Estado colombiano reconoce la construcción identitaria que él ha formado”.
De Brenda Lorena Rincón Puentes quedan recuerdos, unas fotos de su infancia y unos cuantos rasgos físicos, sobre todo en su rostro, porque su corporalidad está cambiando, debido a que hace seis meses consume hormonas bajo la supervisión médica y en un par de años se someterá a unas cirugías que reducirán sus pechos y podrán o quitarán lo que considere que falte o sobre. Del nombre que eligieron sus papás solo prevalecen los apellidos, porque ahora se presenta como Lían Samuel y esa elección se la debe a una promesa que le hizo a una enamorada que tuvo en su adolescencia.
La niña insegura que era ya no existe, hoy hay un Samuel renovado, propositivo y que, a pesar de contar con todo para ser un hombre desde hace mucho tiempo, lo único que le hacía falta era tener ese reconocimiento institucional que le otorgó su nuevo documento.