Con la llegada de las vacaciones y el aumento de viajeros por las carreteras del país, también se reactiva un negocio silencioso que, además de dejar huellas profundas en los ecosistemas, implica un grado de crueldad y sufrimiento que puede equipararse con pocas prácticas criminales: el tráfico ilegal de fauna y flora silvestre. Este año, para hacerle frente a esta práctica, las autoridades ambientales de Bogotá y Cundinamarca intensificaron su llamado a la ciudadanía para que identifique y denuncie cualquier actividad sospechosa relacionada con este delito de alto impacto ambiental.
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La Secretaría Distrital de Ambiente, junto con la CAR, Corpoguavio, Corporinoquía, la Unidad de Parques Nacionales Naturales y la Gobernación de Cundinamarca, advirtieron que el centro del país, particularmente Bogotá, sigue siendo un nodo estratégico para las redes criminales que comercializan animales silvestres dentro y fuera de Colombia como si se tratara de un objeto de lujo y estatus.
“El tráfico ilegal de fauna afecta gravemente el equilibrio de los ecosistemas. Bogotá es utilizada como punto de conexión y por eso lideramos acciones conjuntas para mitigar este delito”, señaló la secretaria de Ambiente, Adriana Soto, quien insistió en la corresponsabilidad ciudadana para frenar esta práctica. Las denuncias pueden hacerse a la Línea 123 y a los canales oficiales de Ambiente Bogotá.
Como parte de esta estrategia, las terminales terrestres de la capital se sumaron a las campañas de prevención, difundiendo mensajes dirigidos a los viajeros, uno de los eslabones clave para detectar el transporte ilegal de especies.
Cifras de un negocio criminal con alta incidencia en la capital
Las cifras dan cuenta de la magnitud del problema. De acuerdo con un informe publicado en este medio en diciembre de 2024, el año pasado más de 4.700 animales, víctimas de tráfico, fueron recuperados, atendidos y liberados tras ser hallados en distintas circunstancias en la capital del país.
Los 4.700 animales señalados fueron recuperados vivos, mientras que se incautaron 154 especímenes muertos. Además, se decomisaron 1.514 artículos derivados como pieles, carteras y accesorios elaborados con partes de animales silvestres, y se decomisó casi media tonelada (440 kilos) de carnes, huevos y conchas cuyo destino era el consumo humano.
¿De dónde vienen y hacia dónde van los animales víctimas de tráfico rescatados en Bogotá?
De acuerdo con el portal Mongabay, que se especializa en conservación y en informar sobre los retos globales en materia medioambiental, el jaguar sigue siendo la especie más apetecida por los traficantes, por ser visto como símbolo de estatus y poder, a la vez que el comercio ilegal de otros felinos como pumas y ocelotes, también están en aumento en la región latinoamericana. En el caso de los ocelotes, las autoridades identificaron que las crías les están siendo arrebatadas a las madres para domesticar a los cachorros para luego comercializaros como mascotas.
De acuerdo con el citado portal, “entre el 1 de enero de 2023 y el 24 de marzo de 2024, la Policía Nacional de Colombia incautó 37 998 animales víctimas de tráfico ilegal. Los mamíferos, con 5763 animales decomisados, son el tercer grupo de animales más traficados en el país, sólo superados por los reptiles (23 418) y las aves (9 829)”.
Por otro lado, de acuerdo con Traffic, se han identificado rutas nacionales e internacionales en las que Bogotá cumple un rol determinante como centro de acopio y ciudad de paso y destino de estas especies, siendo su punto neurálgico el aeropuerto internacional El Dorado.
Según la ONG Traffic, que expone la situación del tráfico de especies a nivel mundial, la mitad de las incautaciones en el transporte aéreo del país durante 2024 se hicieron en el aeropuerto de Bogotá, siendo las más recurrentes las de tortugas mata-mata y las de ranas venenosas, que en su mayoría tenían como destino final ciudades de los Estados Unidos.
Sin embargo, por estas fechas el tráfico de especies interno se potencia. Animales silvestres que serán regalos de Navidad, o parte del menú de celebración de muchas familias, continúan siendo sacados de su hábitat de manera cruel e ilegal, atendiendo a una práctica sociocultural normalizada en muchos territorios del país.
Por un pesebre que no afecte el ecosistema
El riesgo no se limita a la fauna. Durante la temporada decembrina también aumenta la extracción ilegal de flora silvestre, especialmente orquídeas, musgos y líquenes utilizados en pesebres y decoraciones navideñas. Su remoción afecta la regeneración de los bosques y altera los hábitats naturales de múltiples especies.
La ley es clara frente a estas conductas. El aprovechamiento ilícito de recursos naturales renovables, tipificado en la Ley 2111 de 2021, contempla multas que pueden superar los 43.000 salarios mínimos y penas de prisión de hasta 11 años.
Más allá de las sanciones, las autoridades insisten en un mensaje sencillo: proteger la biodiversidad es una tarea colectiva. Denunciar el tráfico, la comercialización o la tenencia ilegal de especies silvestres puede marcar la diferencia entre la vida y la desaparición silenciosa de animales y plantas que sostienen los ecosistemas del país. En palabras de las entidades ambientales, la ciudadanía puede —y debe— convertirse en guardiana de la vida silvestre.
Así puede denunciar
Si usted conoce o sospecha de algún caso de tráfico de animales o plantas como orquídeas y musgo, puede poner la denuncia en alguno de los siguientes canales institucionales:
- Secretaría Distrital de Ambiente: 3188277733
- CAR- Gobernación de Cundinamarca: 316 524 4031
- Parques Nacionales Naturales: 3229471031
- Corpoguavio: 3143957802
- Corporinoquia: 3108712407
- Policía Nacional: 123
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