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Esta semana, el Contralor de Bogotá, Julián Mauricio Ruiz, ordenó una Actuación Especial de Fiscalización en la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos UAESP, ante denuncias recibidas por parte de concejales y veedores, quienes reclaman mala calidad de los contenedores de basura e incumplimiento en la instalación y mantenimiento por parte de algunos operadores de aseo.
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Esto, señalan las denuncias, ha terminado en la acumulación de basuras, proliferación de roedores y la aparición de nuevos focos de contaminación que afectan y deterioran la armonía del espacio público y pone en riesgo la salud de las personas.
Por lo anterior, la Contraloría evalúa hasta donde la UAESP cumplió con su deber de supervisar con oportunidad las obligaciones de hacer de los operadores, tales como la instalación de suficientes contenedores en espacio público, capacidad en metros cúbicos de recolección, y mantenimiento de los depósitos, entre otras.
“En la Actuación Especial de Fiscalización a cargo de la Dirección de Servicios Públicos de la Contraloría, se revisan entre otros aspectos, posibles fallas de la UAESP en la supervisión de los contratos de operación, lo cual podría estar ocasionando un detrimento sobre los recursos del Distrito e impactando la calidad de la prestación del servicio de aseo”, explicaron.
¿Qué dice la UAESP?
En un documento fechado el 26 de febrero, titulado “El sistema de contenerización de residuos implantado en el año 2018 fue financiado por las empresas prestadoras del servicio de aseo y tenía como propósito mejorar la calidad del servicio” la UAESP respondió a las denuncias y señalamientos que aseguran fallas en el sistema de recolección de residuos y vacíos en las labores de veeduría que verifiquen su correcto funcionamiento.
“El sistema de contenerización de residuos que existe en Bogotá fue diseñado e implementado en el año 2018 como un criterio de calidad de la licitación pública que se realizó en su momento para la adjudicación del servicio público de aseo. Los contenedores tanto de residuos “Aprovechables” (tapa blanca) como “No Aprovechables” (totalmente negros) fueron adquiridos y ubicados en el espacio público por los operadores que resultaron ganadores de las cinco áreas de servicio exclusivo”, empieza señalando la entidad.
La contenerización de residuos para su recolección, explican, es una estrategia que “bien manejada” tendería que contribuir a la mejora del servicio de aseo, hecho que exige, además de tener un contenedor en buen estado, un sistema especial de rutas para su recolección con vehículos especializados para el cargue lateral, característica que carecen los vehículos de recolección de la ciudad.
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“En Bogotá sucedió que algunas zonas apropiaron muy bien estos elementos (especialmente cuando se trata de zonas de difícil acceso) pero hay otras donde definitivamente han generado problemas de rebose, incumplimiento de frecuencias de uso (la presencia del contenedor no implica que todos días y en cualquier horario se puedan sacar residuos) o deterioro físico de los mismos”, señala la UAESP.
Por otro lado, señalan que los cálculos de la licitación exigieron contenerizar más de 12,5 millones de litros de basura, cifra que derivó en la adquisición de más de 10.700 contenedores adquiridos por los concesionarios, la mitad para residuos no aprovechables y la otra mitad para promover el reciclaje y durante los meses siguientes al inicio de la operación, en 2018, se pidieron 490 contenedores extras.
Desde el inicio de la operación se señaló que el modelo de los contenedores dificultaba la labor de las personas que se dedican al reciclaje, puesto que al encontrarse los residuos en el interior del contenedor, hay dificultades de acceso, hecho que genera que los residuos se dispersen desde el interior.
Las fallas en las rutas
Respecto a las quejas recurrentes en el servicio de las rutas de recolección, la subdirección de asuntos legales de la entidad señala que “que solo ha recibido 9 informes de interventoría de los cuales 3 se tramitaron en la presente administración y se encuentran en desarrollo de procesos administrativos sancionatorios, al igual que otros 10 procesos por fallas del servicio que avanzan ya con miras a determinar si hay merito para imponer sanciones a los operadores”. En este punto es importante aclarar que la supervisión del servicio depende de la interventoría Proyección Capital y de la Subdirección de Recolección Barrido y Limpieza, órganos que supervisa la labor de la interventoría.
Respetar las frecuencias de recolección resulta fundamental para tener un mejor servicio
Una de las quejas frecuentes tiene que ver con la presencia de basuras acumuladas en los contenedores, hecho que genera, además de malos olores, riesgos sanitarios como presencia de roedores y riesgos de propagación de enfermedades. Si bien gran parte de este problema se debe a los líos en los horarios y rutas de recolección, parte de la responsabilidad también recae en que muchos ciudadanos no respetan, o no conocen, los horarios y frecuencias de recolección.
El uso incorrecto de los contenedores, resalta la UAESP, tiene que ver con que la gente dispone los residuos “en cualquier día y fecha” y no se respetan los horarios de recolección, cuya frecuencia, por sector, es de tres veces por semana. Además, el uso de los contenedores para disponer residuos especiales o voluminosos, genera desbordes y acumulación de basuras y deterioro de las condiciones paisajísticas del sector.
“Estos comportamientos ciudadanos son los que generan los mayores problemas y hemos solicitado a operadores e interventoría, rehacer las labores de capacitación a los usuarios sobre el uso adecuado del contenedor, las frecuencias y horarios de recolección y la necesidad de utilizar los Ecopuntos o solicitar servicio a la línea 110 para la disposición de residuos especiales y voluminosos”, resaltan.
En ese sentido, la entidad señala que se ha acercado a las alcaldías locales para que ejerzan las labores de control y vigilancia para que los contenedores sean reconocidos como un instrumento de calidad y no como un factor que suma al desaseo. Para ello, además de una interventoría seria y detallada a los operadores, es imperante el mantenimiento integral y el lavado regular de los contenedores presentes en el espacio público.
Por otro lado, en referencia a los interrogantes planteados por la Contraloría, la entidad señaló que los costos de instalación y operación no fueron asumidos por el Distrito, sino por los operadores de las ASE y que en la actual administración no se ha realizado ninguna adición de contenedores.
¿Qué pasó con los contenedores negros?
Los contenedores que adquirieron los operadores para la ubicación separada de materiales aprovechables (tapa blanca) no pudieron mantenerse en el espacio público por la oposición de los recicladores y se entregaron en distintas instituciones o unidades residenciales para su ubicación interna. “Sobre estos, la UAESP realizó una detallada revisión de campo cuyo informe fue presentado el pasado mes de enero y los operadores se encuentran validando su ubicación”.
Finalmente, la entidad señaló que dispone de toda su estructura legal y técnica para fortalecer la supervisión a la interventoría y adelantar los procesos sancionatorios cuando haya lugar. “De igual modo, esperamos el apoyo de las alcaldías locales y la ciudadanía para superar esta situación que exige más autoridad y cultura”, puntualizó.
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Por Redacción Bogotá
