Los crímenes de José Quevedo Turizo, asesino serial LGBTIQ+: “39 años es poco”

“Las vidas de mi hermano y de David Enrique Mosquera se pudieron haber salvado”, dice Paola Jiménez Rodríguez, hermana de José Ariel, joven de 20 años, asesinado el 11 de mayo de 2023 en Bogotá. Lo dice porque en recientes audiencias se ha puesto en evidencia que la orden de captura en contra de José Leonardo Quevedo Turizo, de 21 años, señalado asesino serial de hombres de la comunidad LGBTIQ+, ya había sido solicitada antes de que presuntamente matara también a su hermano.

Para cuando Turizo cometió los crímenes de David y José, estaba ya vinculado a los crímenes del médico panameño José Luis Santamaría Castillo (el 26 de octubre de 2022); del médico esteticista, Néstor Alberto Gómez León (en marzo de 2023); y también por el de Yeison Morales Triana, este perpetrado en Medellín, en abril de ese mismo año.

Le puede interesar: Video sacude proceso por muerte de Juan Felipe Rincón y abre más preguntas

Quevedo Turizo es considerado un asesino serial de hombres de la comunidad LGBTIQ+. Sus crímenes tienen patrones claros: una tendencia a elegir hombres jóvenes y homosexuales, a quienes, luego de ganarse su confianza e, incluso, intimar con ellos, los asesinaba, los robaba y luego se dedicaba a borrar las huellas de sus crímenes. Hoy lo procesan por cinco casos, cuatro en Bogotá y uno en Antioquia. Dice la madre del payanés David Enrique Mosquera, de 27 años y estudiante de actuación en el SENA, que, “a juzgar por las conversaciones de Quevedo, varios jóvenes se salvaron de haber muerto en sus manos”, dijo a El Espectador.

En serie

Oriundo de Venezuela, Turizo llegó a la capital hace más de cinco años y tiene nacionalidad colombiana. Su padre está capturado, pero su madre y hermana, residen también en Bogotá. Lo capturaron el 16 de mayo del 2023 y el pasado lunes 7 de abril fue condenado a 39 años y cuatro meses de cárcel por el asesinato del médico panameño José Luis Santamaría Castillo, que cometió en la localidad de Chapinero. Este es considerado su primer crimen del que se tenga conocimiento en el país. De hecho, en la audiencia de lectura de fallo de la condena, la defensa de Turizo recalcó que no tenía antecedentes por otros hechos aparte de esta seguidilla de homicidios.

Más información: Buscan feminicida de Sandra Alegría: Tribunal revocó fallo y lo condenó a 50 años

Según analiza el abogado Rafael Quintero para El Espectador, las conductas reveladas en las audiencias por los procesos que se adelantan en contra de Turizo, encaja con la de un asesino serial. “Un asesino en serie es un individuo que comete una serie de asesinatos premeditados y deliberados a lo largo del tiempo, pero con un período de enfriamiento, que puede variar en duración de manera importante entre cada uno de los crímenes cometidos. Estos asesinatos, por lo general, suelen seguir un patrón en términos de la selección de sus víctimas, el modus operandi y la firma personal que los distingue”.

En el caso del médico panameño, ocurrido entre la noche del 26 de octubre de 2022, entre las 11 de la noche y la madrugada del 27, se encontraron contundentes pruebas que incriminaron a Quevedo en el apartamento 201, del inmueble ubicado en la carrera Séptima con calle 46, donde hallaron el cuerpo. El médico había llegado unos seis meses atrás a trabajar a la capital. El condenado se ganó su confianza y consiguió entrar a su apartamento, lo sometió y apuñaló con un arma blanca (dos heridas en el tórax y en el cuello). Hurtó pertenencias y luego intentó quemar el apartamento. Solo que no logró destruir los elementos biológicos de un preservativo hallado en el baño de la vivienda, y otras pruebas con las que lo condenaron.

En marzo de 2023, Néstor Gómez León, médico esteticista, fue encontrado en su cama acostado de medio lado, según relató su mamá, María Alicia León, quien después de varios días de tratar de comunicarse con su hijo decidió ir, junto a la policía, hasta su apartamento ubicado en Chapinero. Posteriormente, el 11 de abril, encontraron sin vida a Yeison Morales Triana, de 23 años, desnudo en su cama. Se vinculó entonces a Turizo en este caso también por muestras encontradas en la habitación de la víctima.

En el caso de José Ariel Jiménez, Paola, su hermana, encontró el cuerpo. La Fiscalía determinó que el 11 de mayo de 2023, en el apartamento 201 (carrera 21 con calle 63), Jose Ariel fue víctima de asfixia mecánica, y de hurto de un celular Samsung, avaluado en 750 mil pesos y 2 computadores avaluados en 3 millones, entre otros elementos. La jueza reconoció los hurtos, pero señaló que la Fiscalía no logró demostrar el homicidio, todo esto, a pesar de que con uno de los computadores hurtados a Jiménez, se pudo establecer el ‘modus operandi’ y los alcances de los delitos del victimario.

“El día de su captura, a Quevedo lo atrapan con elementos que pretendía vender, entre ellos un computador de mi hermano. Él ahí dejó abiertas sus redes sociales y se pudo comprobar cómo contactaba a las posibles víctimas, cómo intentaba entrar a sus espacios cuando estuvieran solos, entre otras cosas”, agregó Paola a este diario.

Siga leyendo: Así resisten los municipios las crecientes súbitas de los ríos Bogotá y Sumapaz

¿Crímenes de odio?

Si bien se reconoce la probable responsabilidad de Quevedo en los casos, la jueza descartó los asesinatos no fueron motivados por un “odio” particular a la comunidad LGBTIQ+. “Se hace necesaria dejar constancia sobre la solicitud de agravación sobre supuesta intolerancia y discriminación hacia la orientación sexual de las víctimas. El análisis probatorio no permite arribar a dicha hipótesis”, señaló la jueza. Esto, en parte porque la Fiscalía lo sustentó arguyendo la presencia constante de Turizo en bares como Teathron, en el cual, por ejemplo, trabajaba David Mosquera como maletero y donde se habrían conocido. Se consideró incluso el hecho de que el procesado exhibía como trofeos los artículos que hurtaba de las víctimas.

Sobre esto, tanto la mamá de David y la hermana de José Ariel, no entiende por qué la togada no consideró a estos crímenes con un tinte de segregación, limitándose al argumento de que Quevedo organizaba estos homicidios para cometer los hurtos y revender los objetos. “”Este hombre es un peligro para la sociedad y cometió crímenes de odio con todas las personas que fueron asesinadas. Él craneó todo, analizó cómo hacer las cosas, cómo llegarle a ellos, cómo ingresar cuando ellos estuvieran solos y cómo actuar. Colocó, además, muchas evidencias para entorpecer la investigación. Muchas cosas se encontraron en muchos apartamentos”, dijo Esmeralda.

El abogado Quintero sostiene: “estos casos siempre causan una reacción en organizaciones defensoras de derechos humanos y colectivos de la comunidad Lgbti+, que exigen justicia y mayor protección para esta población. Cuando una persona en el registro civil siendo hombre decide catalogarse como mujer estaríamos frente a un feminicidio, según la ley 1761 de 2015, tipifica el feminicidio como un delito autónomo, para garantizar la investigación y sanción de las violencias contra las mujeres por motivos de género y discriminación, aquí ya se incluyen a personas LGTBI. Desafortunadamente, la pena sigue siendo la misma de 500 meses o menos, no existe el “populismo punitivo” frente al aumentar las penas, disminuye el delito, falta más protección por parte del mismo Estado a las personas LBBTIQ+”.

Más información: De la guerra del “centavo” a la guerra del “colado”

Lo que viene

La defensa de Paola Jiménez apeló la decisión de la jueza sobre el reconocimiento probatorio del homicidio de su hermano y se espera que este recurso se resuelva esta semana, un fallo que esperan con ansias las demás víctimas, como precedente, para el avance de los demás procesos, los cuales están en fase imputación de cargos. “Si la jueza acepta la imputación del homicidio de José Alirio sería un buen antecedente para el proceso de nuestros hijos. Con la muerte de David Steven, las cámaras fueron claras cuando el individuo ingresa, mi hijo sale, le abre la puerta, y ya no se vuelve a saber nada de mi hijo”, añadió Esmeralda, mamá de David Mosquera.

Y, añadió: “39 años es poquito para todo el dolor que causó, el vacío que nos dejó a todas las familias de las víctimas y que cada día, como madres, sentimos más hondo. A ellos, a las personas de esta comunidad hay que aceptarlos”. Por su parte, Paola concluyó: “sabemos que tiene una condena bastante alta, que es de 39 años, y estoy satisfecha hasta cierto punto, pero digamos que a nivel simbólico, para nosotros, esa condena realmente ya no significa nada, porque no está el homicidio a mi hermano. Lo que queremos es justicia”.

Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.