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Malestar entre taxistas por impulso al carro compartido en Bogotá

Conductores, propietarios y empresarios del gremio consideran que esa medida, que implementó el Distrito como una de las excepciones al pico y placa, es un impulso al transporte mediante aplicaciones. Los “amarillos” denuncian que a pesar de la nueva normalidad los servicios siguen en picada, así que piden un equilibrio en la balanza para que puedan reactivar su actividad.

Felipe García Altamar
26 de septiembre de 2020 - 07:32 p. m.
Para aplicar a la excepción, un vehículo particular debe mantener una ocupación mínima de tres personas (incluyendo el conductor) durante todo el trayecto.
Para aplicar a la excepción, un vehículo particular debe mantener una ocupación mínima de tres personas (incluyendo el conductor) durante todo el trayecto.
Foto: El Espectador.

El regreso del pico y placa, que había sido levantado durante la cuarentena, generó revuelo entre los conductores de vehículos en Bogotá debido a ciertos cambios que planteó el Distrito. En principio, la Secretaría de Movilidad abrió la posibilidad de implementarlo los sábados y de extenderlo una hora más en las tardes. Sin embargo, luego de observaciones que hicieron los ciudadanos, la administración distrital decidió que, en términos generales, la restricción vehicular quedaría tal como estaba antes de la emergencia sanitaria, aunque sí implementó pequeños cambios para imprimirle su sello al pico y placa a partir de 2020. Uno de esos cambios fue la posibilidad de pagar para evitar el pico y placa; otro, la exención del personal de salud, y el último ajuste fue promover el carro compartido.

Este último cambio no cayó bien entre los taxistas de Bogotá. Propietarios, conductores y empresarios del gremio amarillo se vienen mostrando inconformes por el cambio, pues creen que impacta directamente en su labor y, además, promueve el transporte mediante aplicaciones, contra el que ya han librado varias batallas, la mayoría sin éxito.

Primero es importante conocer en qué términos plantea Movilidad el uso del carro compartido para evitar el pico y placa. De acuerdo con el decreto que dio vía libre de nuevo al pico y placa, si un vehículo mantiene una ocupación mínima de tres personas, incluyendo el conductor, durante todo un trayecto origen-destino, puede acogerse a esta excepción. Para eso, los conductores y pasajeros deben registrase previamente en la página web de la Secretaría de Movilidad, con un registro es semanal.

“Se debe realizar a partir de los sábados y es válido hasta las 11:59 p.m. del viernes siguiente. Servirá para cualquiera de los días durante esa semana y si una persona quiere realizar viajes en su vehículo en dos semanas distintas, entonces, tendrá que hacer el registro dos veces. Se debe tener en cuenta que los sábados a las 00:00 horas se eliminarán los registros en la base de datos de exceptuados incluidos por esta causa”, indica Movilidad sobre la propuesta que busca disminuir la congestión y promover el “uso eficiente” de los vehículos particulares.

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A pesar de ese objetivo, para varios representantes de los taxistas de la capital la medida terminará afectándolos. Por ejemplo, así lo considera Herminso Bermúdez, presidente del sindicato Sinaltax, quien antes de entrar a poner argumentos sobre la mesa afirma que en general la situación del gremio sigue siendo muy complicada debido a que la reactivación va lento y no hay vida nocturna, no hay estadios o eventos.

“No sé si piensan que los taxistas estamos haciendo mucho dinero, pero la economía está muy golpeada y casi no hay usuarios. Muchos siguen trabajando en la casa o han migrado a las bicicletas o las motos. El trabajo ha bajado mucho y por estos días toca parquearse en los centros comerciales y supermercados a esperar clientes, porque los ingresos están muy reducidos”, sostiene.

Por su parte, Ángel Manuel Gil, presidente del sindicato de taxistas de Bogotá (Sitaxibog), señala que no es buena idea poner a la Policía de Tránsito a controlar la ocupación, debido a que no darán abasto y terminará siendo imposible controlar que se cumpla la exención. Según dice, esto es una forma de promoción de plataformas de transporte como Uber, Cabify, Beat, Didi, entre otras, contra las que mucho se han quejado los taxistas al considerar que hay competencia ilegal.

“Los agentes de tránsito no se van a poner a parar cada carro donde haya tres o más personas y pedirles papeles y luego verificar si son familiares o conocidos. Por el contrario, esto le abre la puerta a que siga operando el transporte ilegal”, di. Nosotros lo vemos como un error porque eso incrementa la ilegalidad y es poco aplicable para nuestras autoridades de tránsito. Si eso lo controlaran las cámaras quizás sería diferente, pero no será así", explica.

Desde otro de los sindicatos, Taxiplusbogotá, su representante Edison Perilla ataca directamente al Distrito al considerar que la medida “es muy acomodada” y coincide en que favorece la ilegalidad teniendo en cuenta las dificultades para ejercer un control real con el fin de contrarrestarla. “La exención es perfecta para promover servicios mediante aplicaciones y es una alcahuetería. Vemos que es una forma de seguirle dando más largas a ese tema, bajo el pretexto de la pandemia”.

No solo desde los sindicatos se evidencia un descontento. También entre los empresarios, pues finalmente son los que reciben las multas e investigaciones cuando hay alguna infracción. De acuerdo con Ernesto Sandoval, gerente de la empresa Taxis Teleclub y representante del gremio ante Fenalco, es inconcebible que haya vans blancas que pueden hacer servicios colectivos en diferentes barrios (sobre todo de la calle 26 hacia el sur) y bicitaxis que pueden llevar entre dos y cuatro personas (por lo general en estaciones de troncales de Transmilenio como la del Norte, Américas y Suba).

“¿Y quiénes son los únicos que no pueden hacer colectivo?”, pregunta Sandoval. “Pues los taxistas”, responde de inmediato. “Hay taxistas a los que les han llegado infracciones por llevar, por ejemplo, a dos personas que no se conocen y se bajan de una estación de Transmilenio y se dirigen hacia un punto cercano del barrio. Es paradójica, injusta y media insulso esa persecución”, agrega.

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El empresario denuncia que solo esta semana le abrieron siete investigaciones por taxis de su compañía que hicieron servicios colectivos y les aplicaron infracciones que están entre $3,5 y $5 millones. “Y eso ocurre porque a los policías les queda más fácil preguntar a dos o tres personas que se suben a un taxi si se conocen o si son familia. Y la Policía tampoco tiene la culpa, porque solo cumplen órdenes del Distrito, pero se siguen dando largas para solucionar el tema del vehículo colectivo. Piden compartir carro, pero nos multan a los taxistas, eso es una injusticia y un desbalance en la política sobre ese tema”.

María Edilia Botero, gerente de la empresa Radio Taxi Autolagos, concuerda con Sandoval y añade que el gremio se encuentra “bloqueado” en varios sentidos. “Mientras una aplicación ilegal tiene tarifa dinámica y puede cobrar lo que se le antoje, nosotros, como debe ser, estamos regulados por Movilidad pero es una desventaja enorme. Si un conductor quiere llevar dos o tres personas que no se conocen, nos sancionan y en el mejor de los casos es un salario mínimo pero hemos pagado infracciones de $2 o $3 millones”.

Además de esto, Botero indica que no solo los de su empresa sino la gran mayoría de taxistas capitalinos han hecho todo lo posible por mejorar durante la emergencia sanitaria, implementando acrílicos para separar la cabina del conductor de la del pasajero y todos los protocolos de limpieza desinfección. “¿Por qué entonces nos toca la peor parte siempre?”, cuestiona.

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Una consecuencia directa de esa “desventaja” que denuncia el gremio es que, como muchos conductores perciben pocos ingresos y ven que las condiciones son mucho mejores para trabajar con plataformas, han sido varios los conductores que han decidido “cambiar de bando”. “Muchos conductores se han ido a trabajar a las aplicaciones porque lamentablemente al servicio público, que debería ser ejemplar y seguro, lo tienen bloqueado y sancionado”, concluye Botero.

Ante este panorama, para los taxistas es importante que se abran espacios de diálogo, no tanto para tumbar la exención del carro compartido sino más bien para acordar las maneras en que el gremio puede prestar ese servicio. No obstante, dicen los voceros del gremio, los espacios de conversación son cada vez más reducidos. Según Gil (Sitaxibog), últimamente solo les llegan los informes de lo que hay que implementar y ya. “Ellos no conciertan con nadie, toman las decisiones y hay que aplicarlas. Desde que empezó el pico de la pandemia hemos pedido reuniones con la Alcaldía o la Secretaría de Movilidad, pero desafortunadamente no se ha dado”.

La misma queja tiene Bérmudez, de Sinaltax, quien resalta que si bien hay mesas de trabajo con Movilidad, “a la mayoría solo van funcionarios de la entidad que no tienen poder de decisión y, además, que evidencian una preferencia por el carro particular”.

Por el contrario, Botero reconoció que Movilidad ha escuchado sus reclamos, pero por ahora no hay modificación alguna o beneficios para el gremio. “La Secretaría nombró un delegado para atender temas de taxis y esta semana tuvimos una reunión. Creo que es una buena estrategia porque se pueden escuchar mejor las solicitudes y esperamos que así se mantenga para llegar a un acuerdo”.

Felipe García Altamar

Por Felipe García Altamar

Bogotano. Periodista de Uninpahu. Vinculado a El Espectador desde 2014. fgarcia@elespectador.com

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maria(55722)27 de septiembre de 2020 - 12:57 a. m.
Descarados y atrevidos.
FRANCISCO(39394)26 de septiembre de 2020 - 08:51 p. m.
Los taxistas no hacen bien su trabajo pero, sin embargo, tampoco permiten que otros lo hagan. Ellos pretenden obligar a que los ciudadanos se suban a un zapatico, inseguro, sucio, mal oliente, estridente en música chucu-chucu-y encima de todo, les paguen lo que ellos quieran. Es decir, ni hacen, ni dejan hacer.
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