En la mañana de este lunes 28 de noviembre, 8 niños y adolescentes de diferentes partes del país, en edades entre los 4 a 17 años, culminaron su formación escolar a pesar de estar internados en el Hospital Infantil Universitario de San José, al noroeste de la capital.
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Su graduación en sus respectivos cursos se logró dentro del programa ‘Aulas Hospitalarias’, iniciativa que busca dar continuidad académica, educativa, lúdica, pedagógica y escolar desde la educación formal para los menores hospitalizados, materializando su derecho a la educación con calidad de vida dentro de los hospitales adscritos a la red hospitalaria de Bogotá.
De acuerdo con los voceros del centro hospitalario, esta estrategia lleva 8 años en los cuales diariamente profesores visitan a los niños que se encuentran internados, indagan sobre su condición de salud y sobre sus procesos educativos.
“En el escenario hospitalario intervienen pedagógicamente niñas, niños y jóvenes con edades entre los 4 a 17 años provenientes de todo el país, que se encuentren en los diferentes grados, niveles y/o ciclos escolares. Se vinculan al sistema educativo aquellos que por diferentes condiciones están fuera de él, se atienden por consulta externa mediante el proceso de matrícula a los niños que su condición de salud o enfermedad les impide asistir al aula regular. Se diseñan planes de estudio acordes a cada necesidad y se orientan los sugeridos por los colegios de origen”, explica María Isabel Daza, coordinadora de Atención al Paciente y Familia del Hospital Infantil Universitario.
Cabe señalar que el colegio Jorge Eliecer Gaitán certifica los procesos pedagógicos que los docentes desarrollan y ofrece a la comunidad un escenario educativo incluyente en el área de pediatría y oncología, con el propósito de vincular y dar continuidad a los procesos escolares, fortalecer los principios de convivencia y mejorar la calidad de vida.
Modalidad de enseñanza establecida tras comprender que las hospitalizaciones prolongadas generan períodos de inasistencia al colegio regular. Por ello, según explican, el equipo de docentes hospitalarios interviene pedagógicamente a los niños en sus habitaciones, para dar continuidad a sus procesos educativos recomendados por cada una de las instituciones de donde provienen, teniendo en cuenta el estado de salud, intereses, necesidades, gustos y talentos.
“Llevo 5 años en el programa y mi experiencia ha sido muy buena, ha sido chévere. Es una estrategia que ayuda a quienes no pueden ir a un aula. Nos dan una educación flexibilizada que entiende nuestras necesidades y nuestras dificultades a partir de lo que estamos viviendo”, comparte Cristian David Ospina Aldana, quien, a pesar de su diagnóstico de Fibrosis Quística, logró recibir su diploma de noveno grado a través del programa.
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