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Durante meses, el miedo y la intimidación pasaron a ser parte de la rutina en barrios de varias localidades del sur de Bogotá por cuenta de la delincuencia. Cobros semanales, amenazas de muerte, disparos al aire, casas marcadas, negocios incendiados y hasta amenazas a mascotas hicieron parte del paisaje para comerciantes, conductores informales y familias enteras en Usme, San Cristóbal y Antonio Nariño. Esta semana, dos de las estructuras señaladas de perpetrar extorsiones y mantener ese control violento fueron desarticuladas.
En contexto: La sombra del sicariato y la extorsión: control criminal del Transporte Informal en Bogotá
Se trata de ‘Los Coyotes’ y ‘Los Calibradores’, dos grupos dedicados a la extorsión que, de acuerdo con la Policía de Bogotá, operaban con una única regla: pagar o atenerse a las consecuencias. En total, 14 personas fueron capturadas y otras cuatro imputadas tras operativos que cerraron un proceso de seguimientos e inteligencia que duró un poco más de siete meses.
Extorsión puerta a puerta
Por un lado, ‘Los Coyotes’ se movían principalmente en barrios altos de la localidad de Usme. Allí, en sectores como La Esmeralda y Divino Niño, intimidaban a residentes de asentamientos informales con un modus operandi que juntaba amenazas directas y violencia abierta a modo de advertencia. El mensaje que le llevaban a sus víctimas era contundente: pagar para conservar la vivienda y los servicios básicos.
Las cuotas no eran simbólicas. Iban desde COP 50.000 hasta los COP 5 millones, dependiendo de la capacidad de pago y del estado de vulnerabilidad de la víctima, pues, como ya se dijo, se aprovechaban del déficit de servicios públicos dada la marginalidad de los sectores afectados. La estructura tenía roles definidos para ordenar extorsiones, cobrarlas y ejecutar castigos.
En ese sentido, alias ‘Coyote’, señalado como cabecilla, coordinaba las extorsiones. Cabe mencionar que este sujeto ya había cumplido una condena de cinco años por delitos relacionados con porte de armas y venta de drogas. Bajo su mando operaban otros integrantes que, según las investigaciones, intimidaban a sus víctimas e incluso a sus mascotas con armas de fuego y disparos para sembrar terror y asegurarse de obtener los pagos solicitados.
Finalmente, en las localidades de Usme y Puente Aranda se materializaron las capturas de cinco personas y la imputación de una más. Durante los operativos se incautaron cinco celulares que usaban para amenazar a sus víctimas y un revólver.
La extorsión contra conductores informales que dejó víctimas mortales y se coordinaba desde prisión
El segundo grupo, conocido como ‘Los Calibradores’, por atacar directamente a conductores de transporte público, tenía un radio de acción más amplio y víctimas distintas. Su negocio criminal, además de afectar directamente a las rutas de transporte informal, incidía en pequeños comercios de barrios como el 20 de Julio, Juan Rey, Libertadores y Restrepo. Se movían entre las localidades de Usme, San Cristóbal y Antonio Nariño.
La manera en que operaban quedó al descubierto: los conductores y comerciantes recibían panfletos con exigencias económicas semanales que oscliaban entre los COP 300.000 y los COP 900.000. Si las víctimas se negaban, entonces venían las represalias: amenazas, ataques armados y, en los casos más graves, homicidios.
El cabecilla, alias ‘Andrés’, dirigía la estructura desde la cárcel, donde cumple condena por homicidio. Otro de los nombres clave, alias ‘Alfredo’, es señalado de coordinar sicariatos y e incluso estaría vinculado con el asesinato de un conductor en el puente de Libertadores, en San Cristóbal, en octubre de este año, al parecer porque la víctima se negó a pagar las exigencias que le realizaba el grupo.
Además de los ataques armados y los homicidios, entre sus métodos de presión también figuran casos de quema de locales comerciales.
Los números que dejó la ofensiva
- Personas capturadas: 14
- Personas imputadas: 4
- Bandas desarticuladas: 2
- Víctimas atribuidas:
- ‘Los Coyotes’: al menos 6
- ‘Los Calibradores’: al menos 15 con denuncia
- Dinero que movían las extorsiones: más de 770 millones de pesos, según las autoridades
- Delitos imputados: extorsión, concierto para delinquir, homicidio y porte de armas, entre otros
Mientras las autoridades destacan una reducción del 22 % en los casos de extorsión este año, las historias detrás de estas cifras recuerdan que, en muchos sectores de Bogotá, denunciar sigue siendo un acto de riesgo. Y que la extorsión, aunque menos visible que otros delitos, sigue siendo una de las formas más persistentes de control criminal en la ciudad.
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