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Pasteles de boda para Bogotá: edificios que parecen pequeñas cajas sobre unas más grandes

Con este primer artículo damos inicio a una serie de reflexiones periódicas sobre arquitectura y ciudad bajo la firma de miembros del grupo de investigación "Las formas de la producción en arquitectura". Hoy, los edificios que parecen cajitas pequeñas sobre cajas más grandes que pululan en Bogotá.

Maarten Goossens - Marc Jané - Camilo Villate* / Especial para El Espectador

24 de febrero de 2020 - 03:17 p. m.
Torre Innova ubicada en la NQS con calle 25A, en Bogotá / Maarten Goossens, Marc Jané, Camilo Villate
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De unos años para acá, Bogotá ha sido poblada por unos grandes edificios que, gracias a su geometría extraña de retrocesos sucesivos, parecen realizados por el mismo arquitecto diseñador. Estos insólitos edificios, con su imagen de cajitas pequeñas sobre cajas más grandes, recuerdan inevitablemente a los rascacielos de Nueva York aparecidos en la primera mitad del siglo XX.

Aquellos edificios de retranqueos o setbacks fueron resultado de la zoning resolution de 1916, promulgada para evitar que se construyeran más edificios como el Equitable, el cual en 1915 causó un malestar mayor por dejar en la sombra a sus edificios y calles vecinas. A los nuevos rascacielos se les exigió retrocederse de calles y avenidas para permitir que sol y aire entraran de manera adecuada. Así, fueron apareciendo los rascacielos con retrocesos como el Chrysler Building (1930) y el Empire State Building (1931) que en la jerga popular recibieron el sobrenombre de “Wedding cakes” o “pasteles de boda”. Esta norma estuvo vigente hasta 1961, cuando fue reevaluada su pertinencia.

En Bogotá, los edificios “pastel de boda” aparecieron tras la promulgación del decreto 492 de 2007, norma que hoy está plenamente vigente en tres Unidades de Planeamiento Zonal (UPZ), que son el instrumento que dicta las normas específicas sobre edificabilidad.

Las UPZ de Las Nieves, Sagrado Corazón y Teusaquillo le proponen al diseñador que mediante retrocesos sucesivos puede lograr sacar el mayor provecho posible al lote.

(También puede leer: La arquitectura hablará por Ernesto Jiménez)

En la imagen se comparan las normas de Nueva York de 1916 y la que propone el decreto 492 de 2007.

 

A la izquierda el esquema indicativo de los retrocesos hacia la calle de la norma de 1916 (imagen tomada de la Zoning resolution de 1916) en Nueva York y a la derecha lo propuesto en la norma vigente en Bogotá desde 2.007 (imagen tomada de la UPZ Las Nieves).Zoning resolution de 1916 / UPZ Las NievesSi bien los “pasteles de boda” bogotanos no son invento exclusivo de la alcaldía de Gustavo Petro, como a veces se afirma, el decreto 562 de 2014 emitido durante su mandato –que declaraba una muy amplia zona de “renovación urbana"-- sí los dispersó sin mayores estudios por diferentes zonas de Bogotá: grandes moles en medio de barrios con promedio de altura mucho más bajo. Con el cambio de administración en 2016, este decreto fue afortunadamente derogado.
Imagen de la carrera Quinta entre calles 19 y 21Maarten Goossens / Marc Jané / Camilo VillatePero hay una diferencia fundamental entre la norma de 1916 de Nueva York y las de 2007 y 2014 de Bogotá. La primera, que fue modelo de normas posteriores en el mundo y aparentemente con casi un siglo de atraso en Bogotá, buscaba garantizar la entrada de luz y aire a calles y avenidas de la ciudad. En Bogotá, por el contrario, la norma obliga a retrocederse, no del espacio público (calles y carreras), sino apartarse de edificios vecinos construidos o por construir, por los costados o por la parte posterior del predio.

Es una diferencia radical que está generando en Bogotá efectos muy nocivos en la calidad de vida urbana alrededor de estos gigantescos edificios. Ejemplo de esta situación es la carrera Quinta entre calles 19 y 21, donde en el costado occidental se encuentra la culata recortada del BD Bacatá, producto explícito de la aplicación a rajatabla de las bondades especulativas del citado decreto 492 de 2007 y su continuación hacia el sur con la también gigantesca figura recortada de la Torre Barcelona.

Mientras esta norma siga vigente, es muy posible que en el costado oriental de la carrera Quinta, con su perfil angosto, aparezcan otros edificios de similar altura, dejando ahora sí en completa sombra, a esta vía.

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Edificio Mileto ubicado en la carrera 21 con calle 34 (UPZ Teusaquillo).Maarten Goossens / Marc Jané / Camilo VillateEste fenómeno de detrimento de la calidad urbana se puede seguir presentando en varias zonas del centro ampliado de la ciudad mientras esta norma y sus efectos no sean revisados. A esto se suma de manera aún más grave la opción que da en algunos casos el decreto vigente, para no entregar cesión de espacio público en el proyecto sino compensarlo en dinero, opción que fue aplicada en la licencia del BD Bacatá.
Edificio Universidad Central Bogotá (UPZ Las Nieves).Maarten Goossens / Marc Jané / Camilo VillateMientras tanto, la esperanza tendremos que ponerla en algunos diseñadores y promotores que han comprendido que, en el proceso de diseño de edificios altos, está siempre la opción de revisar la pertinencia de la aplicación exacta de las normas, de tal manera que el impacto de estos aparentemente inevitables gigantes, no sea tan nocivo para las ciudades.
Edificio Seagram en Nueva York (1958)Dibujo de Marc JanéEn Nueva York, en la década de los años 50, el arquitecto Ludwig Mies van der Rohe proyectó el impecable y proporcionado prisma recto del edificio Seagram (1958) bajo las limitaciones de la zoning de 1916, renunciando a los retranqueos y en cambio dotando a la ciudad de una plaza libre en el frente del edificio.

(Le puede interesar: La arquitectura eclesiástica bogotana)

Ejemplo parecido y guardadas proporciones, es lo diseñado en Bogotá por TAB --taller de arquitectura para la Universidad Central, sobre la carrera Quinta.

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En este caso y con la misma norma vigente de sus cercanos vecinos BD Bacatá y Torre Barcelona, tanto el proyectista como el promotor privilegiaron dar a la ciudad espacio libre en detrimento de obtener el 100 % de edificabilidad ofrecido por la norma, lo que claramente mejora las condiciones del sector circundante y se mitiga el impacto urbano sobre el espacio público.

Ojalá, para no tener que confiar únicamente en el buen criterio de diseñadores y promotores, la nueva administración revise y evalúe los efectos que están generando en sectores donde aún está vigente esta normativa, en especial las UPZ del plan zonal del Centro, estos extraños edificios de geometría tipo Nueva York de 1916, en varios sectores de la ciudad.

 

* Miembros del grupo de investigación Las formas de la producción en arquitectura.

 

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** Las opiniones acá expresadas son personales y no comprometen a la Universidad de los Andes.

Por Maarten Goossens - Marc Jané - Camilo Villate* / Especial para El Espectador

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