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Pistolas eléctricas Taser: ¿causaron de la muerte de Javier Ordóñez?

El video del procedimiento policial, previo a la muerte del abogado, se ve cómo el uniformado realiza mínimo ocho descargas eléctricas. Los comercializadores defienden el uso del dispositivo. Sin embargo, la situación reabre la polémica por el uso de armas “no letales” en el país.

Alexánder Marín Correa
10 de septiembre de 2020 - 12:24 a. m.
Pistolas eléctricas Taser: ¿causaron de la muerte de Javier Ordóñez?

Indignación, rabia y desconcierto. Es la mezcla de sentimientos que hoy invade a la ciudadanía tras la muerte del abogado Javier Ordóñez, de 44 años, luego de un procedimiento policial, en el que fue evidente el letal uso de la fuerza. El video que tiene en el ojo del huracán a la Policía, muestra a dos uniformados sobre un ciudadano, que está en el suelo, y a pesar de su clamor de que pararan, con un sentido “¡por favor, no más!”, le aplican varias descargas eléctricas, mientras le ordenan poner sus manos atrás. Uno de los choques dura casi 20 segundos. La acción se repite y se repite hasta que llega un tercer uniformado, quien finalmente lo esposa.

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Las imágenes se suman a la larga lista de casos de abuso policial que este año se han denunciado por redes sociales, en medio de la cuarentena. La diferencia de este episodio no solo es que terminó en la tragedia para una familia, sino que revive una denuncia adicional: el uso de armas no letales y sus riesgos (como ocurrió el año pasado con el caso de Dilan Cruz), ya que muchos de los que fueron testigos del procedimiento creen que el deceso de Ordóñez fue producto del uso excesivo de la pistola eléctrica conocida como Taser X2.

¿Qué son las Taser X2?

El arma con la que agreden a Ordóñez, momentos antes de su muerte, es la Taser X2, el modelo más moderno que existe en el mercado. La última compra la hizo el Distrito a finales del año pasado, cuando la secretaría de Seguridad destinó $5.700 millones para adquirir 495 dispositivos, con lo que la Policía Metropolitana completó 1.040 dispositivos, que están distribuidos en todas las localidades. Hasta enero pasado, se contabilizaban otras 500 en el resto del país

La solicitud de compra la hizo la propia Policía, ante la evolución de los delitos, sus modalidades y características evidenciando “una amenaza para la integridad de los policías, producto de ataques de la delincuencia con armas de fuego, contundentes y cortopunzantes. De este modo se contará con dispositivos no letales que faciliten el alcance, despliegue y uso de la fuerza de manera progresiva, minimizando la posibilidad de consecuencias mortales”.

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A pesar de esto, su uso ha generado amplios debates. Las pistolas eléctricas Taser X2, según la ficha técnica incluida en el último proceso de contratación, explica que se trata de “un dispositivo, con software instalado de control eléctrico que, usando cables de cobre de hasta 7,6 metros, dardos tipo arpón y uso de contacto directo, puedan generar descargas que afectan las funciones sensoriales y del sistema nervioso de las personas que se expone a su efecto. Para su uso, cuentan con batería de litio, con posibilidad de realizar 450 descargas, de cinco segundos cada una”.

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Tiene doble mira láser y permite hacer dos disparos casi simultáneos contra dos objetivos, a menos de ocho metros. También permite una tercera descarga tocando el blanco elegido, que fue el que usaron en el caso del abogado Ordóñez. Su efecto, según ha explicado la Policía, puede incapacitar a una persona mediante descargas que imitan señales nerviosas y generan una reacción de confusión en los músculos motores, en especial en brazos y piernas, lo que permite la inmovilización temporal del objetivo. De igual forma, dice la institución, están clasificados como “armas no letales”, según el artículo 18 de la Resolución 02903 de junio de 2017, por la cual se expidió el reglamento para el uso de dispositivos, municiones y armas de este tipo.

¿Causó la muerte?

Desconociendo lo que ocurrió desde el momento en que suben a Ordoñez a la patrulla, su traslado al CAI y luego a un centro asistencial, lo que hay en la retina de la ciudadanía es el uso reiterado de la pistola eléctrica contra la víctima. La cantidad de descargas y el tiempo que se la aplicaron, ha llevado a muchos a pensar en que esa fue la causa de la muerte.

En medio de debate, Héctor Salazar, instructor en el manejo de pistolas eléctricas Taser, defiende el dispositivo y dice que es imposible hubiera muerto por las descargas. Y lo explica de una manera que, a muchos puede dejar perplejos: “La impresión frente al procedimiento es que la personas está bajo efecto de sustancias alcohólicas y el dispositivo por contacto no llega a interferir en el sistema sensorial, cuando el cerebro está bajo el efecto de drogas o alcohol. El efecto es muy leve”.

Sobre las pistolas eléctricas Taser X2, que actualmente usa la Policía en Bogotá, explicó que tienen dos formas de uso. Una es por despliegue, que cuando se hace el disparo a distancia y dos cables se pegan al cuerpo, produciendo la contracción de los músculos e interfieren el sistema motor. La otra es por contacto, que es cuando el dispositivo se pone en contacto directo con el cuerpo, como se ve en el video del caso de Ordóñez. En este caso, dice Salazar, el ángulo de contacto es menor, por lo que hay menos compromisos de la parte mecánica y no tendría la capacidad para parar un músculo tan fuerte como el corazón.

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“El deceso lo puede establecer medicina legal. De resto son conjeturas. Son más las vidas que ha salvado el dispositivo y en los casos que han querido atribuir la muerte al uso de las pistolas eléctricas, los dictámenes de los forenses han concluido que se trata de un paro cardiaco por el alto nivel de estrés tras el consumo de sustancias”, concluyó.

No obstante, hay una particularidad que le sumaría contradictores: pese a que debe exigirse un certificado de una entidad de salud idónea, que avale que sus descargas no son contraproducentes para los humanos, hasta donde se sabe, ninguna entidad nacional ha realizado dicho estudio. Lo único que respalda la “no letalidad” es un certificado del Ministerio de Salud de Panamá, del cual no se ha hecho seguimiento.

La muerte del abogado Javier Ordóñez una vez más pone en entredicho a la Policía y, de paso, el uso de las denominadas “no letales” y al igual que la muerte de Dilan Cruz el año pasado, a manos de un uniformado del ESMAD, el debate sobre la pertinencia y el uso de estos artefactos será algo que se tendrá que someter a discusión.

Alexánder Marín Correa

Por Alexánder Marín Correa

Periodista manizaleño, con experiencia en periodismo de datos, judicial, investigación y local. @alexmarin55Jamarin@elespectador.com

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Nelson(67667)10 de septiembre de 2020 - 02:51 a. m.
Importante de verdad saber quién es el señor consultado! Si es un vendedor que capacita o si es un biofísico que entiende del efecto fisiológico de las descargas y si este puede alterar la contracción cardíaca! Además que hay una frase dónde el asegura que el teaser no puede matar! Por favor un poco más de rigor! Pregúntenle a un fisiológo, por lo menos
David(29687)10 de septiembre de 2020 - 02:08 a. m.
¿Quién es Héctor Salazar? ¿Instructor de qué institución o certificado en de qué disciplina? ¿No les parece irresponsable una publicación llena de conjeturas ? Ah... ...verdad que Uds son los mismo del canal que habla de una muerte "por un mal procedimiento" que de un ASESINATO , y los mismo que la semana pasada nombraron a un presunto violador y hoy no revelan la identidad de los dos asesinos
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