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Pese a las campañas, las advertencias, las incautaciones y la insistencia de las autoridades departamentales sobre los peligros del uso de la pólvora, lo cierto es que, en muchas partes de Cundinamarca, y del país, su uso durante el inicio de la temporada decembrina continúa siendo extendido y normalizado.
En contexto: Bogotá registró 23 heridos por pólvora en velitas, seis menores hospitalizados
El más reciente informe de la Delegación Departamental de Bomberos de Cundinamarca, que da cuenta de las cifras de accidentes con pólvora, advierte las consecuencias de un problema al que no se le ha podido encontrar una solución efectiva y duradera.
De acuerdo con la entidad, entre el 1 y el 8 de diciembre de 2025, se han reportado 14 personas quemadas por pólvora. Los casos se presentaron en diez municipios del departamento, con una afectación que vuelve a concentrarse en menores y adultos jóvenes.
Los municipios con incidentes reportados son:
- Fusagasugá (1 menor)
- Villeta (1 menor)
- Chipaque (1 menor)
- Gachancipá (2 menores)
- Cajicá (1 adulto)
- Facatativá (3 adultos)
- Guatavita (1 adulto)
- Lenguazaque (1 adulto)
- Mosquera (1 adulto)
- Soacha (2 adultos).
Como advierten las cifras, cinco menores de edad resultaron lesionados, además de nueve adultos, para un total de 14 casos. Del total, 11 son hombres (incluidos los cinco menores) y 3 mujeres.
Señala la Delegación Departamental de Bomberos que, si bien las cifras siguen siendo preocupantes, el departamento registra una reducción del 17,6 % frente al mismo periodo del año pasado: en 024 se habían reportado 17 quemados y en 2023 fueron 18.
Los datos nacionales también muestran una disminución significativa: durante el fin de semana de celebración de velitas de 2024 se registraron 145 personas quemadas en todo el país, mientras que este año van 71, una reducción del 51 %.
Por otro lado, el acumulado del 1 al 8 de diciembre del año pasado, señaló 389 quemados todo el país; este año, la cifra se redujo y se tasó en 279 reportes de personas quemadas. Aunque hay una disminución frente a años anteriores, los accidentes registrados en la primera semana de diciembre evidencian que el uso de pólvora sigue siendo un problema persistente en Cundinamarca. Menores y adultos continúan expuestos a riesgos que podrían evitarse, mientras las campañas de prevención y las advertencias de las autoridades no logran erradicar la práctica.
Los datos dejan claro que, más allá de la reducción numérica, la pólvora sigue dejando secuelas físicas y emocionales que afectan a las familias, recordando que la solución requiere tanto vigilancia como un cambio cultural en la forma de celebrar las festividades.
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