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¿Qué se viene con la reapertura de restaurantes y plazoletas de Bogotá?

Los negocios se enfrentarán a nuevos protocolos, logística y retos económicos, teniendo en cuenta que en su interior no pueden sobrepasar el 25 % de ocupación, trabajarán solo de jueves a domingo y deben estar previamente avalados por el Distrito.

Manuela Valencia Gómez
04 de septiembre de 2020 - 02:00 a. m.
Según la asesoría recibida por el Distrito y la experiencia de otros países, comer al aire libre disminuye las posibilidades de propagación del COVID-19. En los establecimientos deberá haber distanciamiento social entre mesa y mesa de no menos de dos metros.
Según la asesoría recibida por el Distrito y la experiencia de otros países, comer al aire libre disminuye las posibilidades de propagación del COVID-19. En los establecimientos deberá haber distanciamiento social entre mesa y mesa de no menos de dos metros.
Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga

Con la emergencia sanitaria, una parte del sector gastronómico, paradójicamente, atravesó meses de hambre. Muchos se vieron obligados a cerrar sus negocios, en algunos casos, de manera permanente. Otros tuvieron que reinventarse con atención en vehículos y servicio a domicilio, pero no lograron llenar el vacío financiero que dejó el no poder atender en sus locales.

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Desde ayer, al menos 4.500 establecimientos, entre restaurantes, plazoletas, gastrobares y cafeterías retomaron con entusiasmo sus actividades, aunque con limitaciones. Sin embargo, para los propietarios, el desafío ahora será reponerse de las pérdidas que ocasionó la pandemia y, si bien, son conscientes de que el plan piloto no representará una reactivación económica inmediata, pues atendiendo al 25 % de su capacidad sus ventas seguirán siendo insuficientes, creen que es una oportunidad.

“Esperamos que sea un primer paso para disponer después de todo nuestro espacio. Si bien estamos entusiasmados con esta actividad, aún estamos lejos de pensar en rentabilidad”, dijo Farid Elhaje, propietario de El Bardo, restaurante árabe que contó con la autorización de la Secretaría de Desarrollo Económico para operar.

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Otra de las expectativas es devolverles el empleo a los ayudantes, entre meseros, cocineros y personal de servicios generales, los más afectados tras el cierre de los negocios. Así lo expresó Michael Blanco, dueño de El Cebollero, restaurante de comida rápida artesanal que abrió con atención en seis de sus 17 mesas disponibles.

“Debido a la situación tuvimos que recortar personal. Quedamos solo tres personas, cuando éramos nueve. Queremos que esto nos ayude a superar el impacto económico, para volver a contratar y recibir nuestros clientes con la mejor energía”, expresó Blanco. Aun así, muchos empresarios de los restaurantes creen que será un camino largo, teniendo en cuenta que la estructura de costos es alta y difícil de suplir con la mínima operación.

Los protocolos

Para contar con el visto bueno del Distrito, los negocios tuvieron que presentar unas pruebas de cumplimiento de normas de bioseguridad, como la desinfección de los lugares, la indumentaria de protección para los funcionarios y capacitaciones alrededor de los protocolos. Para verificar el constante cumplimiento de estas medidas, el Distrito realizará monitoreos diarios, consistentes en visitas sorpresas a los establecimientos.

Sin embargo, para la secretaria de Desarrollo Económico, Carolina Durán, estos esfuerzos deben ser complementados con los buenos hábitos de los comensales. Para comenzar, acostumbrarse a realizar la reserva. Quienes quieran asistir a algún establecimiento deben registrarse previamente en la página de la Secretaría de Desarrollo Económico, donde quedará programada la fecha, la hora y el lugar. Es clave que los bogotanos lleguen a tiempo, pues cada establecimiento debe tener una programación clara para evitar superar el aforo permitido.

Y para los que lleguen a comer, el Distrito recomienda que dentro de los establecimientos, solo se quiten el tapabocas cuando vayan a comer y eviten dejarlo sobre la mesa. De hecho, algunos restaurantes ofrecerán bolsas para que puedan guardarlo de manera segura. A estas recomendaciones se suman minimizar al máximo el contacto entre comensales y meseros, y prestar un servicio con tiempo limitado. La idea es que las personas no duren más de dos horas en los negocios o plazoletas, para permitir no solo la rotación del servicio, sino dar tiempo a la desinfección de las mesas.

Reparos

Aunque la iniciativa promete ser un paso para la reactivación del sector gastronómico, en la que pueda operar de manera segura y evitar la propagación del COVD-19, algunos líderes del gremio se sienten incómodos con las medidas. Es el caso de Guillermo París, presidente de Acodres (Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica), quien piensa que este plan piloto desprestigia los negocios, al poner en tela de juicio sus condiciones de salubridad.

“Daña la reputación del dueño y es un acto de discriminación, porque nosotros somos los que menos nos conviene que se rompan las normas de salubridad. Pero si no hay una reapertura real en Bogotá, se nos van a duplicar las quiebras y no podemos quedarnos de brazos cruzados”, expresó París.

Por su parte, Luis Rojas, dueño de un restaurante ubicado en Engativá, dijo que esta es una iniciativa desigual, si se tiene en cuenta que los negocios de barrio están en calles angostas, donde será imposible la atención al aire libre. “No tenemos espacio ni la zona se presta para atender en la calle y tampoco vamos a levantarnos de esta crisis atendiendo solo dos o cuatro mesas, con la norma del 25 %. Creo que el gobierno distrital no pensó en los pequeños comerciantes y, tal vez, los que estamos atravesando por más necesidades y queremos soluciones reales”.

No obstante sus reproches, vale resaltar que el plan piloto es apenas una prueba, que tendrá ajustes en la medida en que se cumplan los protocolos y las cifras de contagio lo permitan. Por ahora seguirán los restaurantes que están autorizados, en ocho localidades como Chapinero, La Candelaria, Santa Fe, Usaquén, Teusaquillo, Tunjuelito, Barrios Unidos y Kennedy, que solo podrán atender clientes en sus locales y al aire libre, de jueves a domingo. El resto de días prestar el servicio a domicilio. Permitir que evolucione este proceso definitivamente será responsabilidad de establecimientos y comensales, quienes tendrán en sus manos la posibilidad de que la medida perdure y se expanda en el tiempo.

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