Secuestro exprés, así están operando las estructuras criminales
La captura de 12 integrantes de los Gerberth permitió que las autoridades identificaran un “modus operandi” que estaría en auge. ¿Cómo está Bogotá y Cundinamarca en este delito?
Con el cañón del arma de fuego apuntando a su cabeza, la víctima no tenía opción de huir. Su vida, además de depender de la persona que estaba dispuesta a apretar el gatillo, también estaba sometida a la espera de que sus familiares pagaran el rescate. Son secuestros exprés, el mayor de ellos dura apenas un par de días, porque la presión del delincuente es tanta, que las extorsiones se logran pagar casi siempre en cuestión de horas.
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Con el cañón del arma de fuego apuntando a su cabeza, la víctima no tenía opción de huir. Su vida, además de depender de la persona que estaba dispuesta a apretar el gatillo, también estaba sometida a la espera de que sus familiares pagaran el rescate. Son secuestros exprés, el mayor de ellos dura apenas un par de días, porque la presión del delincuente es tanta, que las extorsiones se logran pagar casi siempre en cuestión de horas.
“Allá se quedan dos y en la trocha, en el monte, cuando ya vayan llegando, por Whatsapp Nicolás me tira el pitazo. Les aviso a ustedes discretamente, para que cuando lleguen al hueco, agarrar a los manes. Esos manes con un fierro, con uno solo, copean de lo lindo”. Con esta conversación la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional lograron interceptar por lo menos diez minutos de diálogos entre los siete integrantes de los Gerberth.
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La estructura delictiva, que en julio pasado ya había sido impactada y cinco de sus integrantes identificados y detenidos, en las últimas semanas fue desmantelada tras la detención de cinco hombres y dos mujeres más. Pero lo que no se ha podido erradicar en el departamento es su modus operandi, pues como esta existen otras organizaciones que ya están siendo identificadas.
Según Carlos Manuel Silva, director seccional de Fiscalías de Cundinamarca, los Gerberth se encargaban de identificar a trabajadores incautos por medio de redes sociales, para citarlos, retenerlos por cortos períodos y cobrar sumas de dinero que pudieran ser fáciles de pagar. “Estas personas serían las encargadas de ofrecer, por medio de redes sociales, trabajos de remodelación en fincas y predios rurales en los municipios de Nilo, Soacha, Fusagasugá, Girardot y Ricaurte (Cundinamarca)”, señaló.
Las labores de inteligencia, que se extendieron por más de un año, además de dejar al descubierto su operatividad, permitieron vincularlos con cinco casos que ocurrieron el 8 y 29 de octubre de 2020, 7 y 25 de noviembre de 2020 y el 13 de diciembre del mismo año. De esta forma, también se estableció que dos personas, ya condenadas y detenidas en las cárceles de Cómbita (Boyacá) y Tramacúa (Valledupar), eran quienes se encargaban de contactar a las familias de las víctimas para cobrar el rescate, al identificarse como líderes de algún grupo al margen de la ley.
Todo el trabajo articulado que permitió llegar a las raíces de los Gerberth, además de llamar la atención de las autoridades por la forma en que incidían en un amplio corredor de Cundinamarca, dejan entrever que esta modalidad, aunque no es nueva, sí estaría ganando campo en el mundo criminal.
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Cifras reveladas por Dijín de la Policía Nacional confirman que en 2019 se registraron, en todo el departamento de Cundinamarca, seis capturas; para 2020 (año de aislamiento) fueron cinco hechos, mientras que en lo corrido de este año (enero a noviembre) se materializaron 12 detenciones, todas por los delitos de secuestros extorsivo y simple.
Datos recolectados por investigadores que combaten este delito permiten establecer que sí existiría un posible aumento en la conformación de estructuras delincuenciales, que operan en función de esta modalidad, como respuesta al impacto de las autoridades para combatir cualquier foco de inseguridad.
“Debido a que trabajamos desde diferentes flancos para combatir todo tipo de delincuencia, entonces estas personas empiezan a migrar y a buscar nuevas formas de delinquir, pero hasta que son identificadas y se reúnen todas las pruebas es que se pueden capturar, para llevarlos ante un juez”, indicó un uniformado.
Otra respuesta ante el aumento en las cifras, dicen expertos, podría ser el año de la pandemia, pues debido a que hubo una temporada en que la ciudad estuvo paralizada, todos los índices de inseguridad se dispararon tras la reactivación, esto sumado a que la ciudadanía estaría denunciando con mayor frecuencia.
¿Qué pasa en Bogotá?
Al margen de todo lo que ocurre en los municipios cercanos, en la capital se está evidenciando una modalidad similar al secuestro exprés, pero esta más relacionada con lo que tradicionalmente se conoce como el “paseo millonario”. Aunque en esta ocasión las víctimas no son retenidas por más de una hora, esto también podría ser configurado como un secuestro simple, y más cuando de por medio existe el uso de armas.
Especialmente durante el último fin de semana de octubre pasado, en Bogotá se registraron cerca de seis casos en donde usuarios de taxis abordaron este sistema de transporte en el norte de Bogotá y al cabo de unas cuadras los carros se detenían para dejar ingresar a delincuentes que intimidaban a las víctimas.
Luego de largos recorridos por toda la ciudad durante la madrugada, y de amenazar a los pasajeros para que facilitaran las claves de sus cuentas bancarias, se perpetraba el hurto. Debido a las condiciones en las que ocurrieron los atracos, hasta ahora ha resultado difícil dar con el paradero de los responsables, por lo que a las víctimas les queda una sensación de impunidad y hasta de complicidad.
Hoy buena parte de las modalidades de secuestro extorsivo están identificadas por la Policía Nacional y la Fiscalía, lo que permite estar muy cerca de los pasos de los criminales, pero las autoridades insisten en que la colaboración ciudadana es clave en las investigaciones, por lo que denunciar es fundamental en la investigación para materializar las capturas y dejarlos a disposición de las autoridades competentes.