Sexo en colegios de Bogotá: el tabú que plantea un reto más allá de la educación
Al incremento de casos de estudiantes descubiertos en prácticas sexuales en instituciones se suma que este año se han reportado 479 embarazos en infantes y adolescentes. Expertos hablan de la cátedra de salud sexual y prevención de gestación no deseada.
Cristian Camilo Perico Mariño
Así para muchos el sexo siga siendo tabú con sus hijos, es una realidad que ronda con más frecuencia los pasillos y los baños de las instituciones educativas y, lo peor, sin mucha orientación. Este año, según la Secretaría de Educación, han descubierto 657 casos de actos sexuales entre estudiantes dentro de los colegios distritales, 516 más que el año pasado. El dato, que equivale a un incremento del 465,9 %, se combina con otro más crudo: a la fecha hay 469 estudiantes embarazadas, de las cuales 73 tienen menos de 14 años; 373, entre 15 y 17 años, y 23, más de 18.
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Así para muchos el sexo siga siendo tabú con sus hijos, es una realidad que ronda con más frecuencia los pasillos y los baños de las instituciones educativas y, lo peor, sin mucha orientación. Este año, según la Secretaría de Educación, han descubierto 657 casos de actos sexuales entre estudiantes dentro de los colegios distritales, 516 más que el año pasado. El dato, que equivale a un incremento del 465,9 %, se combina con otro más crudo: a la fecha hay 469 estudiantes embarazadas, de las cuales 73 tienen menos de 14 años; 373, entre 15 y 17 años, y 23, más de 18.
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La preocupación, que es de vieja data, tomó relevancia en el país luego de conocerse hace un par de semanas el caso en un colegio de Manizales (Caldas), donde descubrieron en un baño a dos estudiantes, de 13 años, sosteniendo relaciones sexuales. El debate que se suscitó, en el que se alcanzó a hablar incluso de posibles delitos, enciende una alerta tanto para directivos y docentes como para padres de familia. La situación plantea una duda: ¿cómo se afronta la educación sexual en los colegios del país?
Panorama general
Al igual que las prácticas sexuales a temprana edad, una de las mayores preocupaciones apunta a las consecuencias, entre ellas el embarazo. Si bien, según el Observatorio de Datos Abiertos de Salud, las cifras de natalidad en Bogotá han bajado en los últimos 15 años, el caso en adolescentes o madres jóvenes es un tema que amerita atención, en especial si se tiene en cuenta que, de acuerdo con el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), cerca de 331.000 embarazos en todo el mundo no son deseados, lo que equivale casi al 50 % de los procesos de gestación.
Las cifras generales muestran que la tasa de nacimientos en Bogotá pasó de 16,4 por cada 1.000 habitantes en 2007 a 9,42 en 2020, lo que marca un descenso en 19 de las 20 localidades de Bogotá. La única en contra vía es la localidad de Santa Fe, donde la tasa viene en aumento desde 2016, cuando estaba en 12, a ubicarse hoy en 17. A su vez, se tiene que actualmente el promedio de hijos por cada mujer en la capital también viene disminuyendo, al pasar de 1,9 en 2007 a 1,2 en 2020.
Al analizar estos datos, a la luz de la población, se encuentra que, según la pirámide poblacional de la ciudad, de sus 7’901.653 habitantes, el 52,1 % son mujeres (4’117.778) y de ellas 2’248.306, el 54,6 %, están en edad fértil (tomando como referencia que el promedio de la primera menstruación está en los 10 años y la última sobre los 45). De esa gran población de mujeres en edad fértil, 497.444 son bogotanas que tienen entre 10 y 19 años, que fuera de corresponder a una de cada cuatro mujeres en edad fértil, adicionalmente están en etapa escolar.
Pero, ¿por qué es relevante este dato en entornos escolares? Según el estudio poscensal “Fecundidad en la niñez y la adolescencia 2021”, elaborado por la Unfpa en asocio con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística -Dane-, se encontró que en promedio “el 21,7 % de las jóvenes que tenían 18 años al momento del censo ya eran madres (31,2 % en zonas rurales y el 18,3 % en urbanas). Esta brecha sube en relación con los embarazos subsiguientes, puesto que el 1,7 % de estas jóvenes al cumplir su mayoría de edad ya tenían dos hijos (el 2,7 % en zonas rurales y el 1,3 % en zonas urbanas)”.
Esta situación obliga a ponerles la lupa a los procesos de formación desde la infancia y la adolescencia, para una vida sexual responsable y saludable, que involucre no solo a las mujeres, sino también a los hombres, teniendo en cuenta que estos pueden dejar en embarazo en cada relación sexual, mientras que las personas útero-portantes (porque también quedan en embarazo los hombres trans y las personas no binarias) tienen ciclos fértiles una vez al mes. De no hacerlo, las cifras del estudio pueden incrementar.
Por eso, de acuerdo con Leisa Puentes, psicóloga y terapeuta sexual, el panorama lleva a que sea clave abordar este tema con paridad de género, atribuyéndole la responsabilidad correspondiente al sexo masculino:
“A muchos padres les puede parecer alarmante que se entreguen preservativos de manera gratuita a los adolescentes en los colegios. Hay quienes consideran que esto es una promoción de las relaciones sexuales. Sin embargo, eso es tapar el sol con un dedo. Como queda en evidencia, cada vez la edad de inicio sexual se reduce y es clave que cuando llegue el momento lo hagan con protección y siendo conscientes de las responsabilidades que esto conlleva”, afirma la experta.
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Panorama de embarazos en colegios distritales
La tendencia de embarazos en las instituciones públicas está en aumento. Según el sistema de alertas de la Secretaría Distrital de Educación, mientras en 2021 se reportaron 913 (en promedio, 76 al mes), entre enero y junio de 2022 ya se han reportado 469, con un promedio de 78 cada 30 días.
Al discriminar por edades los casos, se dimensiona que mientras durante el año pasado se reportaron 126 menores de 14 años embarazadas (10,5 al mes), en lo corrido de 2022 se reportaron 73 casos, lo que implica una media de 12 embarazos reportados en este rango de edad cada mes. Punto en el que es clave señalar que la edad de consentimiento sexual en Colombia está estipulada a los 14 años. Por ende, sostener relaciones sexuales con menores de esta edad es un delito e implica una pena en prisión que oscila entre los 12 y 20 años.
No obstante, las cifras más altas están en jóvenes entre 15 y 18 años. Mientras en 2021 se reportaron 748 embarazadas (62 por mes), en lo corrido de 2022 van 373 entre estas edades, es decir, se han duplicado los casos reportados mes a mes. Cabe explicar que, de acuerdo con la jurisprudencia colombiana, tener relaciones sexuales con mayores de 15 años no se concibe como delito siempre y cuando exista consentimiento de ambas partes.
Frente a esta situación, Virginia Torres Montoya, directora del área de Inclusión de la Secretaría de Educación, afirma que en los planteles públicos de Bogotá se están implementando Proyectos de Educación Integral en Sexualidad, los cuales se trabajan de manera transversal a partir de las necesidades propias de cada institución. “Desde la Secretaría hacemos un proceso de acompañamiento pedagógico, para que el componente de la sexualidad se empiece a trabajar desde la primaria. El proyecto se maneja desde distintas áreas, articulando orientación con padres, directivos y docentes”.
Y agrega: “Tocamos el tema en los primeros grados, partiendo del Proyecto Educativo Institucional (PEI), de esta manera se inicia con el proceso de reconocimiento, cuidado con el otro, el autocuidado y se avanza a medida que el estudiante va creciendo”, asevera la funcionaria, quien indica que a la fecha no hay una encuesta o censo que permita identificar el inicio de la actividad sexual en los estudiantes de Bogotá. Por lo tanto, según Torres, se ha identificado que los primeros acercamientos con el sexo opuesto (intereses) ocurren en grados segundo y tercero de básica primaria.
Aspecto en el que la sexóloga Leisa Puentes hace énfasis en que es necesario dejar de seguir replicando la presión social que se ejerce, por parte de los adultos a los infantes, al preguntarles desde temprana edad si ya tienen pareja.
“Es una pregunta completamente fuera de lugar, a pesar de lo normalizada que está. Las relaciones de pareja y el noviazgo en sí se deben dar en un contexto que no concuerda con el nivel de desarrollo cognitivo de un niño. Estos modelos sociales tradicionales dejan de lado la madurez emocional que se necesita y promueven un interés forzado desde la infancia, para encajar en los estereotipos, para seguir con la idea de que, en el caso de los niños, entre más “amiguitas” o “novias” tenga más varonil es”, aconseja la experta.
Línea en la que concuerda Javier Gómez Puerta, médico general y magíster en orientación y terapia sexual, quien reconoce que es indispensable que en el proceso de crecimiento se explore el tema a partir del desarrollo del momento. “La invitación para los cuidadores y tutores es a comprender la condición particular de la sexualidad infantil y el valor de las actividades autoexploratorias, sobre todo en la primera infancia. El punto de partida es que el menor conozca su cuerpo para determinar límites también sobre él mismo”, explica el médico.
En lo que concluyen los tres expertos es que es indispensable que desde las familias se desmitifique y se deje de satanizar la sexualidad, para avanzar en lo que de manera conjuntan definen como “oportunidades pedagógicas”, para brindar herramientas a los jóvenes que lleven a comportamientos prudentes y responsables. Materia en la que el Distrito tendrá que trabajar hombro a hombro con los hogares para que la práctica de actos sexuales no reduzca las posibilidades de un mejor futuro de quienes apenas están empezando a asumir la madurez de sus cuerpos.
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