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Tres décadas de homicidio en Bogotá

De acuerdo con las estadísticas de la Fiscalía General de la Nación, localidades como Ciudad Bolívar y Kennedy históricamente han estado atravesadas por el crimen organizado. A pesar de que en 1993 se hizo un estudio que anticipó esta información, el documento no fue contemplado por las autoridades.

Luis Miguel Castellanos Barragan
18 de noviembre de 2022 - 02:00 a. m.

A Ciudad Bolívar y Kennedy las cubre un velo rojo. Son las dos localidades de Bogotá que históricamente han estado mediadas por la violencia y el homicidio. Mientras las comunidades intentan que sus barriadas figuren en listados prósperos de revitalización e intentan acabar con el estigma, la delincuencia común está al otro lado de la balanza, impidiendo, desde hace 30 años, que la tendencia criminal se acabe.

Según datos de la Fiscalía, que fueron consolidados a partir de noticias criminales registradas en el Sistema Penal Oral y Acusatorio (SPOA) y el Sistema de Información Judicial de la Fiscalía General de la Nación (SIJUF), entre el 1.° de enero de 1993 y el 30 de abril pasado, en la capital ocurrieron 55.238 asesinatos*. La lista la lideran Ciudad Bolívar, con 4.343 casos, y Kennedy, con 4.164.

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Si bien las muertes violentas destacan sobre los otros 15 delitos de alto impacto con los que se mide la seguridad en Bogotá, desde finales del año pasado una estrategia adelantada por entidades del Distrito, la Policía y la Fiscalía ha permitido contener las cifras. Un reciente pronunciamiento de las autoridades indicó que en lo corrido del año la ciudad completó 32 días (no continuos) sin homicidios. Entre enero y septiembre se presentaron 746 asesinatos, 104 menos que en el mismo período del año anterior.

Pareciera absurdo celebrar lo que sería un mes sin homicidios o menos muertes por año, cuando el Artículo 11 de la Constitución dice que el “derecho a la vida es inviolable”, pero como históricamente hubo años en los que la ciudad alcanzó hasta 4.946 crímenes, como fue el caso del 2001, cualquier vida que se salve es un alivio para la estrategia de seguridad del Distrito y para las familias a las que se les evita un dolor.

Al margen de que varios tipos de violencia han sitiado a la capital en estas tres décadas, y a su vez la ciudad se ha transformado social y estructuralmente, la constante del homicidio sobre los otros delitos se mantendría, dicen expertos, por egos políticos y el desconocimiento de la ciudad y de los estudios que aquí se han realizado. Justamente uno de estos análisis sobre la criminalidad en Bogotá está por cumplir 30 años, y a pesar de ser el primero que hizo el CTI de la Fiscalía, después de su conformación (1991), buena parte de sus conclusiones y recomendaciones hoy están guardadas en una biblioteca, por no decir que perdidas en el tiempo.

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Treinta años de homicidios en Bogotá

En 1993 inició la recolección de cifras y datos sobre criminalidad en la capital del país, por el Cuerpo Técnico de Investigación Criminal y Judicial de la Fiscalía seccional Bogotá y Cundinamarca, encabezado por Luis Fernando Vélez, hoy profesor en Criminología y Justicia Transicional de la Universidad Sergio Arboleda. Un año más tarde se presentó un estudio, cuyas conclusiones y datos parecen aplicar a la actualidad. El documento está por cumplir tres décadas y, desde que se publicó, existe una tendencia en materia de homicidio en localidades del sur y occidente de la capital, la cual parece difícil de romper.

“El estudio que hicimos fue pensando en la necesidad que tenía el país de conocer su historia. Había una fragmentación en temas estadísticos y no existía un estudio de política criminal. Durante el trabajo nos encontramos con noticias, en Colombia y el mundo, que decían que Bogotá estaba entre las 10 ciudades más peligrosas y violentas. Los primeros delitos en Bogotá eran hurtos, lesiones personales, seguido por porte de armas y homicidios. Debemos preguntarnos si eso ha cambiado o no en estos 30 años”, resaltó Vélez.

En su momento se identificó, por ejemplo, que, durante el primer semestre de 1993, la mayoría de los homicidios se cometieron con arma de fuego, mismo detalle que se presentó en el primer semestre de este año. Asimismo, el año en el que se hizo el estudio se supo que el grupo etario en el que más se presentaron homicidios fue el de los 16 a los 30 años, dato muy cercano al que se registra en este año. En cuanto a las localidades, las que punteaban en las estadísticas del homicidio por ese entonces eran Ciudad Bolívar, Kennedy, Engativá y Rafael Uribe Uribe. Este año las localidades con más homicidios son Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa y Rafael Uribe Uribe.

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Según Hugo Acero, exsecretario de Seguridad de Bogotá en la administración de Claudia López y consejero de seguridad de Bogotá en 1995, el hecho de que el homicidio haya sido una constante en los últimos 30 años podría explicarse a partir de los diferentes tipos de violencias que han impactado a la capital. “Aunque Bogotá no tuvo una relación directa con el narcotráfico, a principios de los años 90 la Policía estaba concentrada en perseguir a los carteles de la droga y, de alguna manera, la seguridad ciudadana no era lo prioritario”, contextualizó.

Además, explicó Acero, para los años 2000 las guerrillas fueron el objetivo de las autoridades, por lo que su fuerza se concentró en combatirlas, mientras que, ahora, quienes están en confrontación en Bogotá son las estructuras criminales que se pelean rutas de microtráfico y contrabando. Las disputas entre grupos armados se han expandido de la periferia hacia el centro del país y es por esto por lo que los números de homicidios siguen en movimiento.

Para Luis Fernando Vélez, quien conoció los resultados del análisis hecho bajo su dirección, que algunos aspectos de hace 30 años sigan teniendo vigencia demostraría que el problema de la seguridad en Bogotá es estructural. “Aunque hemos avanzado en la articulación de las entidades que luchan contra la criminalidad, falta más compromiso. La gente piensa que el problema de seguridad es de responsabilidad del secretario de Seguridad, y eso es mentira, debe haber un compromiso del ciudadano, de los medios de comunicación, de la sociedad”, señaló.

Desde hace tres décadas, Vélez concluyó que la política criminal en la capital es de cada gobierno que llega, y otro de los principales problemas es no continuar sobre lo construido “por vanidades y orgullos políticos”. Por eso, su estudio, a pesar de que pudo ser vital para darle un giro a la seguridad ciudadana, está en el olvido y es conocido solo por él y los otros cinco funcionarios que participaron en el proyecto.

De acuerdo con la Secretaría de Seguridad, entre 2020 y 2022 las labores de inteligencia, análisis e investigación han permitido impactar 755 grupos de crimen organizado con 3.180 capturas por orden judicial de sus jefes, coordinadores y sicarios, entre otros perfiles claves sobre quienes recaen varios de los crímenes que motivaron este artículo.

“Creemos que las intervenciones sistemáticas que se han realizado contra estos grupos criminales con las capturas, imputaciones, demolición de los inmuebles que estaban utilizando e interrupción de sus rentas, en efecto, reduce la posibilidad de que generen daño en el desarrollo de su operación criminal. No obstante, este trabajo, y este es el reto de la gestión territorial de la seguridad, tiene que continuar de manera sostenida. No se trata de impactar una vez, retirarnos y esperar a que se reconfigure el problema”, dijo Aníbal Fernández de Soto, secretario de Seguridad, sobre los más recientes golpes contra la criminalidad.

Las entidades distritales y los cuerpos policiales y judiciales tienen las alarmas encendidas. Han confirmado que su trabajo está orientado a adelantar operativos de alto impacto, que contemplan la atención en los territorios y las comunidades, porque a pesar de que desde hace 30 años se estableció, en el estudio de criminalidad, que las oportunidades académicas y laborales le arrebatan fuerza a la delincuencia, las políticas de seguridad hasta ahora se estarían orientando en esa dirección.

*La Fiscalía informó que la información anterior al 2008 no se encontraba sistematizada y unificada a escala nacional, salvo algunos procesos penales que fueron actualizados después en los sistemas de información vigentes. Por lo tanto, algunos datos pueden tener variaciones.

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