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Uno de los dos proyectos que prometen terminar con el trancón eterno en los accesos de Bogotá en el norte, finalmente obtuvo luz verde. La Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) otorgó recientemente la viabilidad ambiental para la modificación de la licencia del Proyecto Troncal de Los Andes, una obra estratégica que busca conectar el municipio de Chía con la Autopista Norte de Bogotá.
El proyecto Troncal de Los Andes contempla la construcción de una vía de doble calzada con una longitud aproximada de 3,4 kilómetros, diseñada específicamente para conectar el casco urbano de Chía con la Autopista Norte de Bogotá, desde la Carrera 1° en el barrio El Cairo hasta la calzada occidental en el peaje Los Andes.
El proyecto incluye la edificación de dos carriles por sentido (doble calzada), así como uno o más accesos provisionales para facilitar la movilidad durante la obra, con una infraestructura vial pensada para reducir los tiempos de desplazamiento e incrementar la capacidad de la red vehicular en uno de los corredores más congestionados de la Sabana.
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La decisión de la autoridad ambiental pone fin a un trámite complejo desde su formulación, y que se había extendido por casi una década de suspensiones y ajustes técnicos, y que incluyó la realización de una audiencia pública ambiental con participación de autoridades, comunidades y organizaciones sociales para debatir los posibles impactos del proyecto.
Asimismo, la emisión de esta licencia ambiental permitirá ajustar el trazado del corredor vial y actualizar las obligaciones ambientales del proyecto.
Retrasos
La Troncal de Los Andes ha sido, durante casi una década, un ejemplo de cómo un proyecto de infraestructura puede quedar atrapado entre trámites, interpretaciones ambientales y decisiones judiciales. La licencia original fue suspendida por orden del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, en medio de discusiones sobre la posible afectación de cuerpos de agua y la necesidad de estudios más detallados, lo que obligó a replantear el alcance ambiental de la obra.
En ese proceso, la CAR Cundinamarca sostuvo que en el área del proyecto no existía un humedal formalmente reconocido, mientras que otros conceptos y acciones judiciales mantuvieron en pausa la ejecución. Este choque de criterios técnicos terminó trasladando el debate al terreno jurídico y retrasando cualquier avance en obra física.
Audiencia pública y ajustes al trazado
Como parte del trámite de modificación de la licencia, la ANLA convocó una audiencia pública ambiental en Chía, en la que participaron autoridades locales, comunidad y distintos actores interesados. Allí se socializaron los cambios propuestos al proyecto y las medidas de manejo ambiental, en un intento por responder a las observaciones que durante años frenaron la iniciativa.
El aval ambiental se dio, precisamente, tras ese proceso de revisión y ajuste, y busca cerrar uno de los capítulos más complejos del proyecto, que comenzaría su fase de construcción a mediados de 2026.
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