¿Turísticas o tradicionales, qué les espera a las plazas de mercado de Bogotá?
En la capital hay 19 espacios públicos considerados plazas de mercado, siete de las cuales ya tienen una vocación turística.
Epicentros de la soberanía alimentaria, venta de alimentos tradicionales de todas las regiones de Colombia y espacios en donde el olor a caldo de papa, tamal y huevos pericos con arepa se mezcla con el aroma de los puestos esotéricos, que venden yerbas amazónicas, velas y aceites con infinidad de propósitos. Las 19 plazas públicas de mercado en Bogotá son lugares tradicionales que reúnen lo mejor de la cultura gastronómica del país. No obstante, parece que lo tradicional se está mezclando con una vocación turística, que pretende darles reconocimiento local e internacional, pero ¿a qué costo?
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Epicentros de la soberanía alimentaria, venta de alimentos tradicionales de todas las regiones de Colombia y espacios en donde el olor a caldo de papa, tamal y huevos pericos con arepa se mezcla con el aroma de los puestos esotéricos, que venden yerbas amazónicas, velas y aceites con infinidad de propósitos. Las 19 plazas públicas de mercado en Bogotá son lugares tradicionales que reúnen lo mejor de la cultura gastronómica del país. No obstante, parece que lo tradicional se está mezclando con una vocación turística, que pretende darles reconocimiento local e internacional, pero ¿a qué costo?
Visitarlas es una experiencia diferente, según se elija, y más ahora cuando siete de las 19 son reconocidas por su carácter turístico, lo que ha hecho que cambien su infraestructura, los servicios que prestan, las personas que las atienden y hasta las formas de pago.
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La plaza del Samper Mendoza se caracteriza, por ejemplo, por su enfoque en yerbas aromáticas y productos esotéricos. Varios puestos son atendidos por comunidades indígenas de Coyaima, Tolima. Por su parte, la principal característica de la plaza de La Perseverancia son sus puestos de comida típica del Pacífico y el acento de la mayoría de quienes trabajan allí hace que los visitantes se sientan en esa región.
Sin embargo, según muchos concejales, este nuevo enfoque turístico de las plazas Doce de Octubre, Siete de Agosto, La Perseverancia, Fontibón, Samper Mendoza, Veinte de Julio y La Concordia puede generar que muchos trabajadores pierdan su puesto, se cambie lo tradicional de los espacios y se incremente el costo de los productos. El cabildante Manuel Sarmiento (Polo Democrático) afirma que la formalización de estos espacios no puede ser una excusa para la expulsión de los comerciantes y “el enfoque turístico mal encaminado está desplazando el carácter tradicional y de abastecimiento de alimentos”.
En cambio, Libardo Asprilla, director del Instituto para la Economía Social (IPES) opina que estas renovaciones no afectan a los trabajadores. Por el contrario, lo que se busca es impulsar las plazas de mercado para que las personas que trabajan allí puedan incorporarse a los circuitos turísticos y no se pierda esa conexión del patrimonio vivo y material de la ciudad.
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En cuanto a los puestos de trabajo, el director destaca que, con la renovación, las 19 plazas de mercado tienen 3.600 espacios, de los cuales cerca de 2.700 los ocupan comerciantes que han trabajado ahí durante décadas. Eduardo González, floricultor y comerciante en la plaza de mercado La Concordia, dijo que, aunque durante la renovación le tocó trabajar en un puesto ambulante frente a las obras, ahora tiene dos locales donde expone sus productos, permitiendo que su labor en la plaza —donde lleva más de 17 años— se siga desarrollando.
La concejala María Fernanda Rojas también resaltó que los requisitos y precios para ocupar los locales en las plazas se han incrementado y denuncia que el enfoque turístico podría desplazar a los actores tradicionales, pues se formaliza la entrada de otras actividades como bancos y servicios de encomienda, entre otros.
Ante esto, el director Asprilla afirma que los requisitos solo han cambiado para las labores que no son netamente particulares de las plazas; es decir, aquellos que no tienen nada que ver con la comercialización de alimentos o productos naturales. Resalta que en todas las plazas la tarifa para el aprovechamiento de los espacios depende de la actividad y el número de metros cuadrados de los locales, con tarifas de $80.000 a $100.000 mensuales.
“Son los mismos requisitos que se determinan en la Ley 80 para la suscripción de un contrato con el Estado. En las plazas, las tarifas de uso y aprovechamiento económico no son exageradas. Teniendo en cuenta el objeto fundamental de las plazas, que obedece a la política de abastecimiento de la ciudad”, indica Asprilla.
El objetivo del Distrito es que de manera gradual las 19 plazas de mercado de Bogotá se conviertan en sitios con vocación turística, por lo cual el director del IPES hace un llamado al sector financiero para que se articulen con los comerciantes, para que, además de que se brinden todas las formas de pago, se pueda contrarrestar la financiación del gota a gota, que por mucho tiempo ha afectado las ganancias y el bienestar de estos espacios.
Este carácter turístico y la articulación con el sistema financiero permitirían que tanto locales como extranjeros sienten mayor afinidad por estos espacios, para que así las más de dos mil familias que dependen de la comercialización en las plazas puedan obtener mayor reconocimiento y fomentar la cultura y tradiciones que representan.