Una chequera para obras verdes y con enfoque de género en Bogotá

Consideraciones políticas aparte, existe una marcada diferencia entre los procesos de desarrollo de obras de infraestructura en Bogotá y los de otras capitales, como Medellín y Barranquilla. Un contraste frecuentemente recordado en épocas de campaña electoral, en las cuales sale a relucir la pregunta respecto a cuáles de las iniciativas de los mandatarios tendrán continuidad por parte de quienes les sucedan, más allá de que sean o no de la misma corriente política.

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Esa dificultad para lograr acuerdos respecto a temas de interés general, sumada al hecho de que Bogotá es una ciudad a la que no le gusta mucho endeudarse, explica en buena medida por qué a la capital de los colombianos le cuesta tanto emprender grandes obras. Y al hablar de megaobras siempre vienen a la memoria los 70 años de discusión sobre la más grande de todas: el metro.

Pero el metro no lo es todo. Aparte de ese proyecto hay una serie de iniciativas muy importantes para la ciudad que acaban de lograr financiación gracias a un inédito crédito de libre inversión por 150 millones de euros que la Agencia Francesa para el Desarrollo (AFD) le otorgó a Bogotá. Dicha entidad es uno de los principales bancos internacionales de desarrollo que trabajan en Colombia, especialmente preocupado por iniciativas vinculadas al desarrollo de ciudades sostenibles, la transición ecológica, los enfoques de género y la reducción de las desigualdades. La AFD está compuesta por Proparco, Expertise France y la propia Agencia Francesa para el Desarrollo.

No es nuevo que la AFD haga créditos a los entes territoriales. Le presta a la nación, pero en los últimos años abrió también la posibilidad de conceder líneas de crédito a los entes territoriales. Lo hizo primero con Medellín, luego con Barranquilla y con el departamento de Antioquia. Hasta con EPM. Esta semana, por fin, lograron acuerdo con Bogotá para un crédito por 150 millones de euros firmado con la alcaldesa Claudia López en plena cumbre de bancos de desarrollo, en Cartagena.

Es un crédito a 12 años, con un periodo de gracia de tres años, sin garantía de la nación, en moneda local y de pago por resultados. Los desembolsos se hacen según los avances en los programas o inversiones.

La AFD y la Alcaldía de Bogotá llevaban tres años trabajando juntas en temas relacionados con las áreas de interés del banco francés, que conoce muy bien los retos de la cuarta ciudad más grande de América Latina. La misma que alberga la séptima parte de la población colombiana y que posee enormes retos de desarrollo urbano, inclusión social y transporte.

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“Este trabajo de varios años con Bogotá, especialmente en asistencia técnica, nos ha permitido acompañar el diseño de varios proyectos importantes para un banco de desarrollo como el nuestro, que trabaja sobre los objetivos de desarrollo sostenible”, dice Romain André, director adjunto de la AFD en Colombia.

Se refiere al acompañamiento brindado por AFD al diseño de varias ciclovías en la ciudad, al diseño del Metrocable de Potosí y hasta al diseño del Corredor Verde de la séptima, al cual define como “un proyecto interesante que busca pensar la ciudad de otra manera”. La séptima, dice, “es una avenida de conexión entre la naturaleza, los cerros y la ciudad: los caños, el agua, la naturaleza, los árboles, los pájaros, así que también hemos ayudado a la ciudad a revisar cómo podemos ordenar de otra manera esta avenida”.

No es el único tema en el que han trabajado con la ciudad, pero André sabe que en torno al mismo hay una gran discusión y que incluso cinco de los seis candidatos más opcionados para reemplazar a la alcaldesa López firmaron una carta para para pedirle que no adjudique ninguna licitación al respecto.

Lo hicieron el 30 de agosto, en el debate promovido por El Espectador, Blu Radio, Fescol y la Sociedad de mejoras y ornato de Bogotá. El único que se mostró a favor de la apertura de la licitación fue Juan Daniel Oviedo (Con toda por Bogotá), quien defendió el derecho de la alcaldesa a tomar decisiones hasta su último día de mandato. Entre tanto, Gustavo Bolívar (Pacto Histórico), Carlos Fernando Galán (Nuevo Liberalismo), Rodrigo Lara (Lara Demócrata) y Diego Molano (Reconstruyamos Bogotá) declararon su oposición a la forma como está concebida la iniciativa, aunque reconocieron que hay que tomar decisiones para mejorar la movilidad, en esa zona de la ciudad. Horas más tarde se les sumó Jorge Enrique Robledo, del movimiento Dignidad y compromiso.

¿Y qué propone André para que Bogotá logre un acuerdo sobre el tema? Según él, reconocer que es un proyecto que va a tomar varios años. “Cuando hablamos del Corredor Verde, hablamos de cómo podemos mejorar primero algunos puntos del corredor. No hablamos de una obra donde vamos a transformar todo el Corredor Verde de una vez y con una licitación. Eso es imposible. La idea es mejorar algunos puntos donde podemos facilitar la movilidad eléctrica, las bicicletas y donde podemos tener más espacios públicos de inclusión social y espacios verdes. Tenemos que entender este proyecto como uno con múltiples fases y con mejoramiento en puntos claves. Además, es modulable. Hay mucho que hacer sobre esta avenida, que no es como cualquier otra, porque conecta a Bogotá con la naturaleza”.

André enfatiza también en que hay que entender que, en el siglo XXI, con la problemática por emisiones, polución y temas de salud, es necesario cambiar nuestra manera de movernos. “Y también debemos tener en mente que el metro está en construcción, así que la ciudad va a cambiar su plan maestro de movilidad. Eso es importante. Un plan de ordenamiento territorial más global, donde otras cosas van a cambiar. Debemos tener un panorama general y no ver la séptima solamente como una avenida que vamos a cambiar”.

La AFD concedió el préstamo a Bogotá por el trabajo adelantado para hacer obras que ayuden en temas de movilidad, medio ambiente y enfoque de género, pero su director adjunto en Colombia reconoce que la decisión final sobre el futuro de la iniciativa del coredor verde es de Bogotá. La alcaldesa López también prefirió destacar que con ese crédito se podrán conseguir los equipamientos para el transmicable de Potosí y se podrá ampliar la oferta de las manzanas del cuidado, uno de sus más exitosos logros de gobierno, en vez de centrarse en el tema del corredor verde. “Aquí lo importante es que el próximo alcalde va a tener en sus manos el mejor proyecto y plata para sacarlo adelante. ¿Qué más puede pedir? No tendrá un proyecto sin plata, sino un con plata para poder hacerlo”, le dijo López a El Espectador justo en el momento de la firma del convenio con la AFD.

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Con ello dejó claro que su idea es dejar el proyecto lo más adelantado posible y que será su sucesor quien lo saque adelante, incluso con cambios, lo cual está previsto tanto por la alcaldía como por la AFD, como explicó Romain André. Más allá de eso, la única condición que debe cumplir el Distrito es que se hagan licitaciones. “Nos parece importante facilitar las movilidades eléctricas y las posibilidades con bicicleta, para bajar las emisiones y generar espacios públicos. Pero en todas partes ha habido controversias por las obras. Hasta en París las tuvimos. Lo importante es que la ciudad logre consensos que favorezcan a la misma ciudad”, agregó André.

El apoyo francés a la transformación urbana en Medellín y Barranquilla

Y es cierto. Ocurrió lo mismo hace más de 15 años en Medellín, a propósito de las ideas de construir metro cables, la línea de tranvía y hacer ajustes en el plan maestro de movilidad. Hoy el sistema de transporte de la capital antioqueña es un orgullo para el país.

Cuando Barranquilla se propuso recuperar la Ciénega de Mallorquín, hubo voces que decían que eso era imposible o que tardaría décadas y resulta que justo después de firmarle el crédito a Bogotá en la cumbre de bancos de desarrollo de Cartagena, las directivas de AFD salieron hacia Barranquilla para acompañar al alcalde Jaime Pumarejo en la inauguración de las obras de esa Ciénaga, puestas ya al servicio del público en su primera etapa.

El de la ciénaga es el mayor proyecto de biodiversidad apoyado por el banco de desarrollo francés en la ciudad, pero no es el único. El bosque urbano Miramar, de 30 hectáreas, la recuperación de caños y la instalación de paneles solares en todos los edificios públicos cuentan con respaldo de la AFD a través de dos créditos por un total de 170 millones de euros. El primero fue firmado en 2021 y el segundo en 2022. También fueron a 12 años, con tres años de gracia y en moneda local.

Como dice el subdirector adjunto de la AFD: “las transformaciones urbanas en ciudades sostenibles toman tiempo y generan discusión”. Queda claro que en Colombia algunas ciudades comenzaron esa transformación hace bastante rato y no se quedaron atascadas en las discusiones.