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Si es motociclista, tiene entre 18 y 29 años y se moviliza un miércoles en hora pico por Bogotá, ¡cuidado! Estadísticamente cumple el perfil para ser una víctima fatal de un accidente de tránsito. Al menos ese es el panorama que plantean las cifras de Medicina Legal, que revelaron que en 2016 la ciudad se rajó en seguridad vial.
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Ni la nueva señalización, ni los reductores de velocidad, ni los semáforos o las campañas de cultura ciudadana tuvieron los efectos esperados, ya que el año pasado se reportaron 582 muertes en accidentes de tránsito, 26 más que en 2015. Es decir, cada 15 horas muere un bogotano en las vías. En 12 de las 20 localidades se dispararon las cifras, siendo Tunjuelito la que porcentualmente presentó el mayor aumento, con un 52 %.
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Al revisar los indicadores, los peatones siguen siendo las principales víctimas. Pese a los constantes llamados de alerta e intentos por educar a los ciudadanos para que crucen por las zonas o puentes peatonales, la cifra no disminuyó. Se mantuvo en 280 muertes, lo que equivale al 48 % de los casos o a que en las calles muere un peatón cada 30 horas.
En medio de este panorama hay un dato que preocupa: el incremento de muertes de conductores, que creció 20 %. Mientras en 2015 hubo 212 casos, el año pasado fueron 251, con lo que cada 34 horas muere alguien al volante en Bogotá. Todo tiene una explicación: la cantidad de motociclistas que fallecieron en las vías. El año pasado, de las 582 víctimas, 203 iban a bordo de una moto (39 más que en 2015).
Ciertamente, la motocicleta ha crecido como medio de transporte en la ciudad. Entre 2010 y 2016 se duplicó la cantidad de motos matriculadas, al pasar de 205.000 a 460.000 el año pasado (por cada 16 capitalinos, uno tiene moto). Según datos de Bogotá Cómo Vamos, para el 7 % de los bogotanos es su principal medio de transporte.
Alarmante
José Stalin Rojas, director del Observatorio de Logística y Movilidad de la Universidad Nacional, considera que las cifras son alarmantes y por eso se deben implementar cuanto antes las políticas que se establecieron en 2016 sobre seguridad vial. Agrega que hoy, más que nunca, el tema debe ser prioritario en la agenda, sobre en cuanto a los motociclistas.
Rojas destaca que el año pasado se construyó la política de motociclistas, sin embargo, espera que la Secretaría de Movilidad prenda motores para empezar a disminuir la mortalidad por esta causa. Una de las novedades de dicha política es que por fin se analizaron cifras y se identificaron los puntos críticos y las causas.
En el caso de los peatones y los ciclistas, recomienda apostarle a la adecuación de una infraestructura que proteja su vida, es decir, más andenes y ciclovías, así como a la cultura ciudadana, especialmente a la promoción del respeto por los cruces: “Los peatones cruzan vías peligrosas pese a que tienen cebras y puentes, y sobre eso no se está haciendo mayor cosa”.
Si bien destaca que hubo intentos de consolidar campañas de cultura ciudadana, cree que su continua renovación ha mitigado sus impactos. Por eso sugiere salir de las campañas mediáticas y por redes sociales, ya que “las personas no cambian por visitar una página web”. Finalmente, en cuanto a los accidentes de vehículos, indica que parte de la solución es exigir a los conductores buen comportamiento en la vía.
Las cifras son dicientes. Se incrementaron los choques y la cantidad de atropellados y de vehículos volcados con víctimas fatales. Los indicadores plantean grandes retos para la administración en seguridad vial este año.