Las olas de calor son cada vez más frecuentes debido al cambio climático y pueden provocar miles de muertes en exceso. A menudo, las regiones del mundo que podrían sufrir las peores consecuencias de este fenómenos son, justamente, aquellas que nunca lo han experimentado. Saber cuáles son para que se puedan preparar es el objetivo de un estudio, recientemente publicado en la revista Nature.
Las olas de calor son mortales, pero una mejor preparación puede salvar vidas. La planificación anticipada puede reducir la mortalidad por los extremos climáticos. Por ejemplo, los planes de calor de una ciudad podrían incluir acciones como el establecimiento de centros de enfriamiento o la reducción de las horas de trabajo para los trabajadores al aire libre. Hay pruebas que así lo demuestran.
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Los cambios de política posteriores a la ola de calor que sufrió Europa en el año 2003 provocaron menos muertes en un evento de magnitud similar tres años después, en 2006, y los planes de respuesta humanitaria en Bangladesh redujeron la mortalidad por el ciclón Amphan en 2020.
“Comprender la probabilidad de tales eventos de calor extremo es esencial para permitir que la sociedad se prepare para ellos, pero por su propia definición, estos eventos son raros”, dicen los investigadores. Para sortear esta dificultad, usan proyecciones de población y desarrollo económico como indicadores para permitir evaluar cualitativamente el riesgo potencial de vivir olas extremas de calor. La vulnerabilidad de una región a los impactos del calor no solo depende de la probabilidad estadística de un evento.
Los factores socioeconómicos marcarán una gran diferencia en la preparación, dicen los investigadores, y es menos probable que los países en desarrollo cuenten con planes adecuados. Los países con un mayor crecimiento demográfico proyectado pueden hacer frente a las condiciones actuales, pero sus servicios de salud y suministro de energía pueden verse desbordados si no se planifican adecuadamente las respuestas.
Los investigadores resaltaron algunas regiones que pueden ser más susceptibles, con una alta probabilidad estadística de un récord y una población en rápido aumento. La región de Beijing de China está en gran riesgo estadísticamente por esas razones.
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Después, el estudio incluye tres regiones en desarrollo, según lo define el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Afganistán es la región que más preocupa, ya que es uno de los países menos desarrollados del mundo, y un fuerte crecimiento demográfico proyectado. Está también la región centroamericana, con países como Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Todos son vulnerables porque, aunque no se espera que su población aumente tanto como en otros lugares, los datos sugieren que podrían experimentar un gran salto en el registro de olas de calor. Es también el caso Rusia.
Las provincias de Beijing, Hebei y Tianjin de China y Alemania, los Países Bajos y Bélgica son vulnerables en términos de número de población pero, como países desarrollados. El coautor Dann Mitchell, profesor de Ciencias Atmosféricas en el Instituto para el Medio Ambiente de la Universidad de Bristol Cabot, dijo: “Estar preparado salva vidas. Hemos visto algunas de las olas de calor más inesperadas en todo el mundo que provocan muertes relacionadas con el calor en decenas de miles. En este estudio, mostramos que tales eventos récord podrían ocurrir en cualquier lugar. Los gobiernos de todo el mundo deben estar preparados”.