Por primera vez en la historia de Twitter Colombia, una tendencia sobre ciencia se mantuvo en el top 5 de tendencias en el país por tres días consecutivos, llegando a ser la primera con más de 28.8K trinos. Spam de Científicas, una iniciativa impulsada por quien les escribe, en conmemoración del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia de las Naciones Unidas, visibilizó cientos de mujeres originarias de Colombia y Latinoamérica que realizan importantes contribuciones a las distintas áreas del conocimiento humano en el mundo. Son científicas que por lo general no suelen estar en el radar ni en la agenda pública de la ciencia en el país. (Lea el especial Mujeres de ciencia de El Espectador)
Mi meta hoy es que #spamdecientificas sea Trending Topic en Twitter 🇨🇴 /LatAm! Me ayudan? Soy Andrea Guzmán, Astrofísica, investigo las atmósferas de #exoplanetas y actualmente soy pasante en diplomacia científica en la ESO! #11Febrero #MujeresEnCiencia #11F #WomenInScience pic.twitter.com/eMdwPhP5wO
— Andrea Guzmán Mesa 🇨🇴🇨🇭🇪🇺 (@Astroandrea) February 11, 2022
Queda claro entonces que el problema de la baja representación de mujeres en ciencia en Colombia no puede reducirse jamás a una falta de interés de esta población de la sociedad en la ciencia, mucho menos a una menor capacidad para la investigación científica y/o cualquier otro tipo de estereotipo de género asociado a la mujer y la ciencia. Spam de Científicas fue tan solo un abrebocas del talento científico colombiano en cabeza de las mujeres y a su vez reveló una problemática de la que mucho se habla pero poco se hace: la gran mayoría de las científicas se encuentran fuera de Colombia, porque su país les ha fallado en ofrecerles un ambiente donde puedan desarrollar sus investigaciones y crecer como profesionales.
Poner en el mapa las caras de nuestras científicas y sus aportes a la ciencia no debe quedarse solo en una tendencia transitoria en las redes sociales. Spam de científicas debe ser un llamado de atención a las instituciones y en especial al Gobierno Nacional y al Ministerio de Ciencia de Colombia para que invierta una mayor parte de su PIB en lo que realmente es importante como la creación de plazas académicas, generación de empleos en el sector de la industria y programas de la inclusión de mujeres en la ciencia. Recortar cada año el presupuesto de Ciencia para adjudicar al de Defensa deja en entre visto las prioridades del país.
Este es también un llamado a los medios de comunicación para que nunca más se utilice la excusa de que no existen expertas que puedan comentar una noticia científica o dar su punto de vista experto sobre determinado asunto relacionado.
La ciencia, al ser un tema transversal a la vida humana, debe ser reflejo de la diversidad de la sociedad misma. Las mujeres conformamos la mitad de la población mundial; por ello, que aún exista una marcada brecha de género, y que como sociedad no tomemos una postura activa y crítica para tomar acciones que contribuyan a ello, es un asunto que solo causa desazón.
A lo largo de la historia, hemos sido testigos de la invisibilización estructural y constante de los aportes de la mujer. La primera mujer colombiana graduada de una Universidad, Anna Galvis-Hotz, lo realizó en el año 1877 en la Universidad de Berna en Suiza. En 1925, 62 años después, Paulina Beregoff, se convirtió en la primera mujer en graduarse como doctora en medicina de una universidad colombiana. En 1945, Inés Ochoa Pérez sería la primera médica graduada en la Universidad Nacional de Colombia, 78 años después de ser creada la Universidad.
No darle la visibilidad y el apoyo a las científicas colombianas, es negar el trabajo y el esfuerzo de aquellas colombianas que nos abrieron el camino para que hoy podamos acceder a educación profesional en un país donde históricamente poco se ha valorado la educación y la ciencia.
Como alguien que cada vez está más interesado en utilizar la ciencia como mecanismo de cooperación internacional y de desarrollo a través de lo que se denomina diplomacia científica, invito a aquellos en posiciones de poder en Colombia a que el Spam de científicas no se les quede en el spam de sus buzones. Ojala que al igual que este spam movió las fibras de los usuarios de las redes sociales y devolvió la esperanza que hemos perdido como colombianos en la construcción de un futuro mejor, demuestren con hechos reales y tangibles su interés en desarrollar la ciencia en el país. Para mis colegas, gracias por contribuir a que por tres días las palabras “científica colombiana” estuvieran en boca de toda Colombia.
*Universidad de Berna - Suiza