Científicos de la Universidad de Chicago han descubierto un tipo completamente nuevo de exoplaneta que está sorprendiendo mucho a la comunidad científica.
Los investigadores cuentan la historia en The Astrophysical Journal Letters. Allí explican que se han encontrado objetos con una masa parecida a la de Júpiter que orbitan púlsares, que son estrellas de neutrones que giran muy rápido. Uno de esos objetos es PSR J2322–2650b. Lo llamativo es que, aunque orbita un púlsar y no una estrella “normal”, se parece en algunos aspectos a un Júpiter caliente, es decir, a un planeta gigante, muy caliente y muy cercano a su objeto central.
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Para entender esto último, basta decir que PSR J2322-2650b se encuentra a solo 1 millón de millas de distancia de su estrella. En contraste, la distancia entre la Tierra y el Sol, por ejemplo, es de 160 millones de kilómetros. Debido a su órbita extremadamente estrecha, dicen los científicos, el año completo del exoplaneta (el tiempo que tarda en girar alrededor de su estrella) es de apenas 7,8 horas. Además, el diámetro ecuatorial de este planeta es aproximadamente un 38 % mayor que su diámetro polar, lo que le da al mundo la peculiar apariencia de un limón.
Juntos, la estrella y el exoplaneta podrían considerarse lo que los investigadores conocen y llaman como un sistema de “viuda negra”. En palabras sencillas, se trata de un púlsar que “despoja” de materia a su compañera, ya sea una estrella o un objeto de masa planetaria. El púlsar (que es una estrella de neutrones que gira muy rápido) emite radiación y viento estelar muy intensos, que van erosionando la materia de su acompañante, reduciéndola a un remanente extremadamente denso y, a veces, transformándola en un objeto muy distinto a lo que era originalmente.
“Este sistema es único porque podemos ver el planeta iluminado por su estrella anfitriona, pero no verla en absoluto”, explicó Maya Beleznay, estudiante de posgrado de la Universidad de Stanford que trabajó en el modelado de la forma del planeta y la geometría de su órbita. “Así, obtenemos un espectro prístino. Y podemos estudiar este sistema con detalle que los exoplanetas normales”.
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Usando el telescopio espacial James Webb (JWST), los investigadores estudiaron entonces cómo el objeto emite radiación a lo largo de toda su órbita. Esto permite inferir la composición y el comportamiento de su atmósfera. Encontraron que este objeto posee una atmósfera exótica, dominada por helio y carbono, nunca vista hasta ahora. Nubes de hollín flotan en el aire, y en las profundidades del planeta, estas nubes de carbono podrían condensarse y formar diamantes.
Esto es radicalmente distinto a lo que se ha observado en exoplanetas que orbitan estrellas de la secuencia principal, donde suelen dominar otros compuestos como el hidrógeno, el helio o moléculas de oxígeno y carbono en proporciones más equilibradas. “El planeta orbita una estrella completamente extraña: tiene la masa del Sol, pero el tamaño de una ciudad”, explicó Michael Zhang, investigador principal de este estudio de la Universidad de Chicago, citado en una nota de prensa de esa institución. “Se trata de un nuevo tipo de atmósfera que nadie había visto antes”.
Pero para los científicos, la pregunta más importante ahora es cómo pudo formarse un planeta así. “Es muy difícil imaginar cómo se obtiene esta composición extremadamente rica en carbono”, dijo Zhang. “Parece descartar cualquier mecanismo de formación conocido”.
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