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Para muchos es habitual que, después del almuerzo, a media jornada laboral o día de estudio, el cuerpo se sienta cansado y requiera tomar una siesta de unos minutos para recuperarse y afrontar la segunda parte del día. (Le puede interesar: La foto que capturó la misión Juno de un relámpago en Júpiter)
Aunque la ciencia ha mostrado que existe una relación entre algunos síntomas de una buena salud cerebral, el funcionamiento cognitivo y las siestas durante el día, esta evidencia se basa en estudios observacionales. Por medio de estos, aunque se da cuenta de la asociación, no es posible establecer si realmente las siestas son las causantes de las mejoras en la salud cerebral.
De acuerdo con una investigación realizada en Reino Unido y publicada en la revista Sleep Health, las siestas cortas, de entre cinco y 15 minutos, tienen un impacto positivo en la realización de algunas funciones cognitivas que puede durar entre una y tres horas. En cambio, las siestas de más de 30 minutos podrían deteriorar temporalmente el rendimiento cognitivo, pero a esto le seguirían mejoras que podrían extenderse durante más de un día.
Por medio del análisis en los cambios en los marcadores genéticos recopilados a partir de diferentes estudios, los investigadores indagaron si la relación evidenciada en estudios observacionales era en realidad una relación causal. (Le recomendamos: Investigadores creen haber encontrado la representación fálica más antigua)
En total, analizaron más de 378.000 observaciones genéticas recopiladas en el UK Biobank. Los patrones de siesta, dicen los investigadores, cambian con la edad. Mientras en la infancia hay una tendencia a tomar un espacio para dormir durante el día, ese va disminuyendo a medida que avanza la edad. Sin embargo, cuando se llega a la tercera edad, vuelve a aumentar el porcentaje de personas que toman una siesta.
Como resultado, el estudio encontró que hay una relación causal “modesta” entre las siestas cortas durante el día y un mayor volumen del cerebro, uno de los indicadores de la buena salud cerebral. Sin embargo, es necesario profundizar en nuevas investigaciones para establecer con certeza si existe dicha causalidad. (También puede leer: La Tierra se ha inclinado casi 80 centímetros por la extracción de agua)
Otros aspectos, como la función cognitiva y las imágenes del desempeño cerebral, no mostraron evidencia de tener una relación causal con las siestas. Para los investigadores, es importante prestar mayor atención a la salud cerebral y el impacto que pueden tener este tipo de hábitos, pues aún se mantiene la incertidumbre sobre lo que pueda causar mejoras en este bienestar.
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