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Hallan momia austriaca que hace tres siglos fue embalsamada con un inusual método

El excelente estado de conservación del cuerpo de Franz Xaver Sidler von Rosenegg, fallecido en 1746, se debía a un inusual tipo de embalsamamiento.

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06 de mayo de 2025 - 12:31 a. m.
Aspecto externo de la momia desde el lado ventral (A) y dorsal (B) mostrando una pared corporal completamente intacta.
Aspecto externo de la momia desde el lado ventral (A) y dorsal (B) mostrando una pared corporal completamente intacta.
Foto: Andreas Nerlich
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Aunque a lo largo de los siglos varias culturas han embalsamado a sus muertos para conservarlos, un equipo de científicos europeos descubrió recientemente un método de embalsamamiento del cual no se tienen antecedentes, pero que ha mantenido el cuerpo en excelentes condiciones.

La momia, según explican los investigadores, fue hallada en la cripta de la iglesia de Santo Tomás de Blasenstein, en el distrito de Perg, en Alta Austria (Austria). Gracias a su trabajo, publicado en la revista académica Frontiers in Medicine, los científicos pudieron identificar al cadáver, así como descubrir técnicas de momificación poco conocidas.

De acuerdo con Andreas Nerlich, patólogo de la Universidad Ludwig Maximilian y autor principal del artículo, la momia corresponde al cuerpo del vicario de la parroquia Franz Xaver Sidler von Rosenegg, fallecido en 1746.

A través de tomografías computarizadas, una autopsia focal y datación por radiocarbono, el equipo liderado por Nerlich pudo establecer, además, que su excelente estado de conservación se debía a un inusual tipo de embalsamamiento.

Este, agregó el científico, se logró “rellenando el abdomen a través del canal rectal con virutas de madera, ramitas y tela, y la adición de cloruro de zinc para el secado interno”.

Fue por esta mezcla de materiales, además de astillas de madera de abeto y pícea, y diferentes tejidos, como lino y cáñamo, que la momia se mantuvo en tan buen estado. “Está claro que las astillas de madera, las ramitas y el tejido seco absorbían gran parte del líquido del interior de la cavidad abdominal”, explicó Nerlich.

A diferencia de los métodos de embalsamar más conocidos, en los que se abre el cuerpo para prepararlo, en esta oportunidad los materiales fueron introducidos por el recto. “Este tipo de conservación puede haber estado mucho más extendido, pero no reconocido en los casos en los que los procesos de descomposición postmortal en curso pueden haber dañado la pared del cuerpo, de modo que las manipulaciones no se habrían realizado tal cual”, agregó el investigador.

Gracias al trabajo adelantado por el equipo, también pudieron establecer que Sidler von Rosenegg murió entre los 35 y los 45 años, probablemente entre 1734 y 1780. Los análisis ayudaron a identificar que el vicario seguía una dieta de alta calidad basada en cereales centroeuropeos, productos animales y pescados, aunque hacia el final la su vida pudo sufrir escasez de alimentos.

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