Hubei, primer foco de la pandemia, levantará la cuarentena

Esta provincia, de 70 millones de habitantes, retirará este miércoles la restricción, que duró dos meses. Las personas que salgan o ingresen a la región deberán comprobar, por medio de una aplicación, que están sanos. En Wuhan, capital y donde surgió el brote, el aislamiento irá hasta el 8 de abril.

Paula Casas Mogollón / @PauCasasM
25 de marzo de 2020 - 03:17 a. m.
Por medio de una ceremonia fue despedido el personal médico que acudió a reforzar los hospitales de Wuhan.  / AFP
Por medio de una ceremonia fue despedido el personal médico que acudió a reforzar los hospitales de Wuhan. / AFP

China sigue librando una intensa batalla contra el virus SARS-CoV-2. Este miércoles, luego de estar dos meses confinados, Hubei, primer foco de la pandemia, por fin levantará sus restricciones. Esta medida la anunció el Gobierno luego de que la Comisión Nacional de Sanidad asegurara que en la última semana solo se había confirmado un contagio, el de un médico. Inicialmente solo podrán salir de la provincia los habitantes que logren demostrar que están sanos y no tienen riesgo de ser portadores del nuevo coronavirus. (Vea aquí toda la información sobre coronavirus)

Para demostrarlo, deberán tener AliPay, una aplicación que monitorea al usuario y por medio de códigos clasifica su estado de salud. El software analiza datos como el nombre, número de identificación, información de contacto, síntomas y detalles sobre viajes recientes para generar un código QR. Si es de color verde, la persona podrá moverse sin restricciones; si arroja un color amarillo, deberá quedarse en casa durante siete días, y si es rojo significa una cuarentena de dos semanas.

Estos dos últimos colores representan que el usuario ha tenido contacto con una persona infectada, visitó una zona activa de virus o, previamente, informó que presentaba síntomas en el formulario de registro. En la ciudad de Hangzhou, donde se implementó por primera vez esta tecnología, se ha vuelto casi imposible moverse sin mostrar el código. En sus calles hay pancartas que le recuerdan a los transeúntes las reglas: “Código verde, viaja libremente. Rojo o amarillo, informe de inmediato”.

Mientras todos los ciudadanos logran acoplarse a esta estrategia, el distanciamiento público se seguirá implementado en todas las ciudades de la provincia. Los colegios permanecerán cerrados por un tiempo; los viajes en trenes y aviones se irán reanudando progresivamente bajo un estricto control, y los trabajadores podrán regresar a sus puestos, paulatinamente, solo deberán mostrar una carta de su empleador y el código debe estar en color verde. (Le puede interesar: Esta es la situación del coronavirus en Colombia en tiempo real)

En Wuhan, la capital de la provincia y lugar de origen del brote a finales de diciembre de 2019, las urbanizaciones donde viven la mayoría de residentes permiten a las personas, desde hace algunos días, bajar al jardín y disfrutar del sol de primavera. La única recomendación es evitar formar aglomeraciones. En otros complejos, hasta el momento, solo se autoriza a un miembro de la unidad familiar, por día, para que de un paseo. Allí el confinamiento irá hasta el 8 de abril.

En esta ciudad, donde se confirmaron 50.006 contagios y 2.524 muertes, en la última semana solo ha registrado a un paciente con COVID-19, se trata de un médico. ¿Pero cómo pasó de ser el foco de la pandemia a reducir los casos? La principal razón conduce a las estrictas medidas gubernamentales, que al principio fueron duramente criticadas. El 31 de diciembre las autoridades sanitarias confirmaron que estaban atendiendo docenas de casos de una neumonía con causa desconocida. Días después, investigadores identificaron la existencia de un nuevo virus que hacía parte de los coronavirus de origen zoonótico, es decir, que se contagia de animales a humanos.

Para ese entonces, no había evidencia que comprobara que este virus, el SARS-CoV-2, se propagara fácilmente entre los humanos. Por eso, no se tomaron en cuenta muchas precauciones. Ai Fen, directora de emergencias del hospital Wuhan Central, en una reciente entrevista con la revista china Renwu y recopilada por The Guardian, confiesa que fue reprendida luego de avisar que las pruebas de laboratorio de esos pacientes habían arrojado la presencia de un coronavirus similar a SARS.

Al recibir estos resultados, cuenta, señaló la palabra SARS con un marcador rojo, le tomó una foto a la hoja y se la compartió a sus colegas. En la noche recibió un mensaje del hospital en el que le advertían que la información sobre ese nuevo virus no se debía divulgar para evitar generar pánico. “El personal tenía prohibido transmitir mensajes o imágenes relacionadas con este virus (…) Lo único que pude hacer fue pedirle a mi personal que usara ropa protectora y máscaras, incluso cuando las autoridades del hospital les dijeron que no lo hicieran. Les dije que usaran chaquetas protectoras debajo de sus abrigos médicos”, asegura. (Podría leer: Coronavirus: vigilancia extrema, el plan de Rusia para contener la pandemia)

Tras ignorar esas primeras advertencias de los médicos, al ver que el radio de propagación de la infección se hizo más grande y cuando los hospitales colapsaron por el desbordado aumento de los casos de contagio, el Gobierno tomó medidas drásticas como el cierre de las estaciones de trenes, los aeropuertos, colegios, universidades y la mayoría de tiendas. El 23 de enero las calles de Wuhan fueron clausuradas y para garantizar que la restricción se cumpliera a cabalidad, las autoridades instalaron controles en las carreteras.

Más de 11 millones de personas quedaron confinadas y solo podían entrar y salir los médicos y los encargados de llevar bienes de primera necesidad. Las autoridades sanitarias explicaron que este aislamiento era necesario para “cortar eficazmente la transmisión del virus, frenar de manera decidida la propagación de la epidemia y garantizar la seguridad y la salud de las personas”.

Mientras los habitantes de esta provincia celebran que las medidas se han levantado progresivamente, en otras como Beijing las restricciones son más estrictas pese a que el zoológico de la ciudad y partes de la Gran Muralla reabrieron esta semana. ¿La razón? El aumento de casos importados de COVID-19. Recientemente, China registró 78 casos nuevos, según informes de la Comisión Nacional de Salud. De ellos, 74 fueron infecciones importadas y ahora su nuevo reto es evitar una segunda ola de contagio.

Una de esas estrategias de prevención consiste en que, a partir del miércoles, todas las personas que vienen del extranjero deberán ser examinadas para detectar el coronavirus y por obligación estar en cuarentena durante 14 días. En Pekín, por ejemplo, las autoridades anunciaron que cualquier persona que llegue a la ciudad será sometida a una prueba de detección biológica y en caso de presentar síntomas será recluida en hoteles de cuarentena. (Lea también: La OMS lanza “Solidaridad”, un estudio clínico internacional para combatir el coronavirus)

La pandemia se acelera de manera desgarradora, pero se puede cambiar su trayectoria, dice Tedros Adhanom, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pide que los países realicen más pruebas de detección e implementen medidas de cuarentena. Estrategias que muchas naciones, como Italia o España, ya están implementando a pesar de que el virus les tomó ventaja. China, con sus drásticas medidas y la implementación de tecnología, se ha convertido en un ejemplo de cuál podría ser una vía para detener y controlar esta pandemia.

Por Paula Casas Mogollón / @PauCasasM

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