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Utqiagvik, la localidad más septentrional de Estados Unidos y hogar de poco más de 4.500 personas en la costa ártica de Alaska, acaba de entrar en uno de los fenómenos más curiosos del planeta: la llamada noche polar. Desde mediados de noviembre y hasta finales de enero, el Sol no volverá a asomarse por encima del horizonte. Serán cerca de 65 días sin luz solar directa, un ciclo que se repite cada invierno debido a la inclinación del eje terrestre y la ubicación de la ciudad por encima del Círculo Polar Ártico.
¿Por qué ocurre esto? Para entenderlo, hay que saber que la Tierra gira inclinada. Su eje no es vertical, como a veces parece en las fotos, sino que está ladeado unos 23,5 grados. Esa inclinación es la responsable de las estaciones, de los días más largos en verano y más cortos en invierno y también de fenómenos extremos en los polos, como la noche polar. Utqiagvik está tan cerca del Polo Norte que, durante parte del año, el Sol no logra elevarse lo suficiente como para volver a asomarse por encima del horizonte. A medida que el hemisferio norte se inclina lejos del Sol, la luz deja de llegar en forma directa.
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Aunque el Sol no aparece, Utqiagvik no queda sumida en la absoluta oscuridad. Cada día se registra un periodo de crepúsculo (una luz tenue, similar a la de un amanecer que nunca llega a completarse) que permite ver el paisaje sin necesidad de iluminación artificial. A esto se suman las auroras boreales, que en esta época del año tiñen el cielo de verdes y violetas, y la propia luz de la luna, que puede ser sorprendentemente intensa sobre la nieve.
Mientras tanto, las temperaturas descienden hasta –28 °C, especialmente en diciembre y enero, con vientos que potencian aún más la sensación térmica.
El próximo amanecer real no llegará en esta ciudad hasta 2026, cuando el Sol vuelva a elevarse lentamente sobre el horizonte a finales de enero. En verano ocurre exactamente lo contrario: Utqiaġvik pasa más de dos meses sin ver anochecer. A este fenómeno se le conoce como sol de medianoche. Entre mayo y principios de agosto, el Sol nunca baja lo suficiente en el cielo como para esconderse bajo el horizonte. La luz se mantiene constante las 24 horas del día, creando un “día perpetuo” que puede durar hasta 83 días seguidos.
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