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La luna más grande de Saturno podría no tener océano como se pensaba desde 2008

Una nueva investigación de la NASA cree que al interior de Titán hay hielo, capas de aguanieve y pequeñas bolsas de agua tibia, posiblemente de hasta 20 °C.

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18 de diciembre de 2025 - 11:37 p. m.
La sonda Cassini de la NASA realizó numerosos sobrevuelos cercanos a Titán, la luna más grande de Saturno.
La sonda Cassini de la NASA realizó numerosos sobrevuelos cercanos a Titán, la luna más grande de Saturno.
Foto: NASA/JPL/SPACE SCIENCE INSTITUTE
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Desde 2008, los científicos creían tener una idea clara sobre Titán, la luna más grande de Saturno. Las investigaciones indicaban que este satélite podría albergar un vasto océano de agua bajo su superficie. Sin embargo, un nuevo análisis sugiere un panorama más complejo: es más probable que el interior de Titán esté compuesto de hielo, con capas de aguanieve y pequeñas bolsas de agua tibia que se forman cerca de su núcleo rocoso.

“En lugar de un océano abierto como el que tenemos aquí en la Tierra, probablemente estemos viendo algo más parecido al hielo marino o acuíferos del Ártico, lo que tiene implicaciones para el tipo de vida que podríamos encontrar, pero también la disponibilidad de nutrientes, energía, etc.”, explica Baptiste Journaux , profesor asistente de ciencias de la Tierra y el espacio de la Universidad de Washington.

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Para llegar a esta conclusión, los científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA analizaron los datos de radiofrecuencia recopilados durante los diez acercamientos a Titán de la ahora retirada misión Cassini de la NASA, la ESA (Agencia Espacial Europea) y la Agencia Espacial Italiana.

“Es importante recordar que los datos que recopilan estas asombrosas naves espaciales perduran, de modo que los descubrimientos pueden realizarse años, o incluso décadas después, a medida que las técnicas de análisis se vuelven más sofisticadas”, afirmó Julie Castillo-Rogez, investigadora principal del JPL y coautora del estudio que se publicó el 17 de diciembre en la revista Nature. “Es un regalo que perdura”.

Según explica la NASA, para sondear planetas, lunas y asteroides de forma remota, los científicos estudian las comunicaciones de radiofrecuencia que viajan de ida y vuelta entre las naves espaciales y la Red de Espacio Profundo de la NASA .

Debido a que el cuerpo de una luna puede no tener una distribución uniforme de masa, su campo de gravedad cambia a medida que una nave espacial vuela a través de él, haciendo que la nave espacial acelere o desacelere ligeramente. A su vez, estas variaciones en la velocidad alteran la frecuencia de las ondas de radio que van y vienen de la nave espacial, un efecto conocido como desplazamiento Doppler.

Es justo ese efecto el que puede brindar información sobre el campo de gravedad de una luna y su forma. En el caso de Titán, el inmenso campo gravitacional de Saturno comprime la luna cuando está más cerca del planeta durante su órbita y la estira cuando está más lejos.

Lo que los científicos pensaban desde 2008 es que Titán tenía por dentro líquido porque la luna se reflexionaba mucho. La NASA lo explica con un ejemplo sencillo. Piense en un globo lleno de agua, este se podría flexionar, en comparación con una bola de billar que tiene su interior macizo.

La nueva investigación tiene una posible investigación para esa flexibilidad que se identificó hace años: un interior compuesto por capas con una mezcla de hielo y agua que permite que la luna se flexione. Los científicos sugieren que el único líquido estaría en forma de bolsas de agua de deshielo que se desplazan lentamente hacia las capas de hielo congelado de la superficie.

Si bien Titán podría no tener un océano global, eso no descarta su potencial para albergar formas de vida básicas, suponiendo que se formara vida en Titán. “De hecho, creo que hace que Titán sea más interesante. Nuestro análisis muestra que debería haber bolsas de agua líquida, posiblemente de hasta 20 grados Celsius, que reciclan nutrientes desde el núcleo rocoso de la luna a través de capas de hielo fangoso a alta presión hasta una capa de hielo sólido en la superficie”, explica Flavio Petricca, quien dirigió la investigación.

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