Hace ya casi 20 años, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de los Estados Unidos (Nasa, por sus siglas en inglés), envió al espacio al Observatorio Swift Neil Gehrels para investigar, principalmente, las explosiones de rayos gamma. (Puede leer: El posible terremoto lunar que habría detectado la misión de la India)
Sin embargo, dice Phil Evans, astrofísico de la Universidad de Leicester (Reino Unido) y miembro del equipo de Swift, “el hardware y el software de Swift, así como las habilidades de su equipo internacional, le han permitido adaptarse a nuevas áreas de la astrofísica a lo largo de su vida”.
La adaptación ha sido tal, que el Swift ha servido recientemente para descubrir un gigantesco agujero negro utilizando una nueva tecnología o, como lo ha denominado la Nasa, “un nuevo truco”. Sus hallazgos han sido publicados hace algunos días en la revista académica Nature Astronomy. (Le puede interesar: El lío con el supuesto hallazgo de un objeto que no hace parte del Sistema Solar)
Todo empezó, según la agencia espacial estadounidense, el 22 de junio del año pasado, cuando el telescopio de rayos x (XRT, por sus siglas en inglés) que tiene el observatorio, captó por primera vez a Swift J02030, ubicada en una galaxia a más de 500 millones de años-luz de distancia y que sería “una perturbación de marea repetida de una estrella similar al Sol que orbita alrededor de un agujero negro con más de 200.000 veces la masa del Sol”.
A grandes rasgos, una perturbación de marea ocurre “cuando una estrella se aleja demasiado de un monstruoso agujero negro, las fuerzas gravitatorias crean intensas mareas que rompen la estrella en una corriente de gas”, explica la Nasa. (También puede leer: El fósil de una nueva especie que ayudaría a resolver uno de los misterios sobre las aves)
Los investigadores estiman que en Swift J02030, la estrella pierde alrededor de tres masas terrestres de material en cada pasada por el agujero negro.
Para descubrir esta perturbación de marea, los investigadores utilizaron una nueva búsqueda automatizada de observaciones del telescopio de rayos X. Antes, los científicos debían comparar las observaciones de una misma porción del cielo que hacía el observatorio. Ahora, un programa automático se encarga de hacerlo. “Si esa porción del cielo de rayos X ha cambiado, los científicos reciben una alerta”, dice la Nasa. (Podría interesarle: Por primera vez, crearon un órgano humano dentro de un animal)
Para los investigadores es importante mejorar sus observaciones sobre este tipo de sistemas, pues “constituyen un puente entre otros tipos de perturbaciones repetidas sospechosas y ha permitido a los científicos modelizar cómo las interacciones entre diferentes tipos de estrellas y tamaños de agujeros negros afectan a lo que observamos”.