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Las plantas de maíz “hablan” entre sí para coordinar su defensa cuando crecen juntas

En los campos de maíz sembrados a gran densidad ocurre algo más que una simple competencia por espacio: las plantas activan un sofisticado sistema de comunicación química.

Redacción Ciencia

19 de agosto de 2025 - 05:37 p. m.
MEX9304. TAPACHULA (MÉXICO), 05/08/2025.- Fotografía de un cultivo de maíz este martes, en el municipio de Tapachula, en Chiapas (México). EFE/ Juan Manuel Blanco
Foto: EFE - Juan Manuel Blanco
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Todos hemos visto alguna vez, ya sea en la televisión, en el cine o en la vida real, las típicas imágenes de hectáreas de plantas de maíz alineadas en filas interminables, tan juntas que apenas queda espacio entre ellas. Sabemos que esa forma de cultivar busca aprovechar al máximo el terreno y aumentar la producción, pero desconocíamos que esa cercanía también activa un complejo sistema de comunicación entre las plantas. Una investigación publicada en Science revela que, en campos tan densamente sembrados, el maíz libera un gas llamado linalool, capaz de transformar la vida de sus vecinas y del suelo en el que crecen.

Aunque parece inofensivo, este compuesto volátil actúa como una señal entre plantas vecinas: les indica que están en condiciones de hacinamiento y que es probable que se enfrenten a mayores riesgos de plagas. Como respuesta, las raíces de las plantas comienzan a liberar sustancias químicas al suelo, entre ellas un metabolito especializado conocido como HDMBOA-Glc, que modifica la comunidad de microbios que habitan alrededor de las raíces.

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El resultado, dicen los investigadores en el estudio, es un cambio profundo en el equilibrio del ecosistema subterráneo. Esa nueva microbiota fortalece las defensas de las plantas frente a insectos y patógenos, con un pero: limita su crecimiento. En otras palabras, las plantas aprenden a resistir mejor, aunque lo hagan a costa de ser más pequeñas. Experimentos de campo confirmaron esta dinámica: las plantas situadas en el interior de las parcelas sufrían menos daños de herbívoros que las de los bordes, pero crecían menos vigorosas.

Estos hallazgos revelan que el maíz activa un mecanismo natural de defensa colectiva cuando se cultiva en alta densidad. El linalool inicia una cadena de reacciones químicas y biológicas que refuerzan la resistencia de la plantación, pero que también condicionan la productividad al reducir el desarrollo de las plantas. Entender este equilibrio entre crecimiento y defensa no solo es clave para comprender la ecología de los cultivos, sino que también abre nuevas posibilidades para la agricultura: desde aprovechar la microbiota beneficiosa hasta diseñar variedades más resilientes que necesiten menos químicos para enfrentar las plagas.

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Sustancias como el linalool y los benzoxazinoides, que las plantas producen de manera natural para activar sus defensas y reorganizar la microbiota del suelo, podrían inspirar nuevas estrategias de control biológico. Más que aplicarlos como insecticidas externos, el futuro podría estar en estimular estos mecanismos desde dentro de la planta o a través de microbios, reduciendo la dependencia de agroquímicos, logrando una agricultura más sostenible.

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