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Los asentamientos informales en las ciudades son las más vulnerables frente al calor

En un mundo donde las temperaturas alcanzan niveles históricos, un estudio pone el acento en cómo medir la afectación del calor en los asentamientos informales. En estas áreas marginadas, carentes de planificación formal y servicios esenciales, el aumento del calor húmedo no se está midiendo cómo se debería.

22 de enero de 2024 - 08:30 p. m.
Estos asentamientos se concentran en los países en desarrollo de los trópicos (incluido Colombia), pero los que están en África subsahariana y Asia comprenden el 85% de las poblaciones informales a nivel mundial.
Estos asentamientos se concentran en los países en desarrollo de los trópicos (incluido Colombia), pero los que están en África subsahariana y Asia comprenden el 85% de las poblaciones informales a nivel mundial.
Foto: EFE - Francisco Guasco

Mientras el mundo atraviesa por algunos de los meses con las temperaturas más elevadas de su historia, un nuevo estudio que acaba de ser publicado deja varios retos para medir cómo está afectando ese calor a las personas, sobre todo a aquellas que viven en asentamientos informales.

“El aumento del calor húmedo amenaza la capacidad de las ciudades tropicales para sustentar a las poblaciones humanas”, comienza la investigación, publicada en Cell. Estudios recientes de adultos sanos sugieren que el estrés por calor incompensable, donde el cuerpo humano es incapaz de termorregularse, ocurre por debajo de 31° C en condiciones húmedas. El problema, justamente, es que las estaciones meteorológicas se están acercando con frecuencia a esta temperatura, sobre todo en Asia y África tropicales.

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En las grandes ciudades puede ser relativamente fácil medir esa temperatura y sus efectos, pero, ¿qué pasa en los asentamientos informales? Se estima que más de mil millones de personas viven en asentamientos urbanos informales en todo el mundo. Estas zonas, describe la investigación, están por fuera de la planificación y las regulaciones formales, carecen de una tenencia segura de la tierra y de la prestación de servicios centralizados como electricidad, agua y saneamiento. “Como tales, suelen caracterizarse por viviendas e infraestructuras de baja calidad, y los residentes enfrentan una variedad de desafíos socioeconómicos y de salud”, dicen los autores. Las Naciones Unidas prevén dos mil millones adicionales de habitantes de asentamientos informales en los próximos 30 años.

Estos asentamientos se concentran en los países en desarrollo de los trópicos (incluido Colombia), pero los que están en África subsahariana y Asia comprenden el 85% de las poblaciones informales a nivel mundial. Estos se cruzan casi exactamente con regiones de exposición extrema a estas temperaturas altas donde el cuerpo humano es incapaz de termorregularse. “Por lo tanto, los países donde la gran mayoría de las poblaciones urbanas viven de manera informal tendrán que hacer frente a los impactos socioeconómicos y políticos de la exposición al calor húmedo, que altera la vida”, dice la investigación.

Aunque por eso parece claro que estas comunidades son algunas de las más vulnerables al cambio climático y deben ser priorizadas en los esfuerzos de resiliencia y adaptación, “la escasez de datos climáticos locales y de evaluaciones precisas de la exposición impiden medidas de adaptación eficaces”.

El primer gran problema es el de monitoreo. La baja densidad de estaciones meteorológicas en los trópicos no logra capturar los extremos de calor húmedo en entornos urbanos complejos. La mayoría de la población mundial vive a más de 25 km de una estación meteorológica, dice el estudio, pero estas lagunas de datos son más graves en los países de bajos ingresos con grandes poblaciones que viven de manera informal.

En el África subsahariana, por ejemplo, solo el 6% de los asentamientos urbanos tienen una estación meteorológica a menos de 5 km de sus límites. Para muchos de los residentes de esos asentamientos, la exposición al calor húmedo se ve además agravada por la falta de estrategias de adaptación en el hogar. Las viviendas informales proporcionan poco alivio al estrés por calor.

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“Suelen construirse con materiales de bajo costo, como láminas de hojalata, y tienen mala ventilación y aislamiento”, se lee en el estudio. La propiedad de aire acondicionado en los hogares de bajos ingresos es inferior al 10% y normalmente menos del 5% en asentamientos informales. Además, la falta de conexiones eléctricas confiables y el alto costo del uso de la electricidad “probablemente sea prohibitivo”, especialmente en épocas de alta demanda, como durante las olas de calor. Es decir, es probable que durante las épocas en las que más se necesita, las personas eviten usar esas tecnologías por su costo.

¿Y los ventiladores, mucho más accesibles y baratos? “No son suficientes para mitigar el estrés térmico causado por la temperatura” dice la investigación. “Es poco probable que los esfuerzos liderados por los gobiernos para mitigar el calor urbano mediante ciudades más verdes incluyan asentamientos informales debido a preferencias políticas o falta de financiación”, agregan los científicos en el artículo.

Incluso los sistemas de alerta se ven afectados. Esos sistemas suelen funcionar a través de pronósticos de estrés por calor parametrizados por observaciones históricas de estaciones meteorológicas. Si no hay estaciones en estas zonas, es posible que se estén subestimando sus temperaturas, sugiere el estudio.

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“Un primer paso valioso para mejorar el monitoreo del clima sería expandir las redes meteorológicas en los trópicos, asegurando que sus datos se integren en productos y reanálisis globales, de modo que los datos reflejen mejor la distribución de las poblaciones humanas y representen a aquellas con un riesgo inherentemente mayor de exposición. Además, se deben implementar redes de monitoreo del microclima para capturar la experiencia vivida por los humanos en entornos urbanos complejos”, finalizan.

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