Todos los días, científicos alrededor del mundo están haciendo avances en los campos de la astronomía, física, medicina y el sector ambiental. Cada cierto tiempo, procesos investigativos que llevan años trabajándose pueden entregar resultados para que el mundo los vea.
Estos son algunos de los eventos y avances científicos que estarían listos para 2023:
Nuevas vacunas para la malaria y tuberculosis (y algo más para el covid-19)
Muchas de las vacunas que llegaron durante la pandemia se basaron en la tecnología de ARNm (ARN mensajero). Este es un guion genético que lleva el mensaje de la vida contenido en el ADN y lo convierte en las proteínas que nos ayudan a desempeñar nuestras funciones vitales. Las vacunas de ARNm, por ejemplo en el caso del coronavirus, lo que hacen es usar las células del cuerpo como biorreactores (una suerte de recipiente -o sistema- que mantiene un ambiente biológicamente activo) para que produzcan copias de la proteína S del covid-19 y así sean localizadas por el sistema inmune.
Tras el éxito de estas vacunas durante la pandemia, empresas como BioNTech están desarrollando más. Se espera que esta compañía empiece en las próximas semanas los primeros ensayos en humanos de vacunas de ARNm contra la malaria, la tuberculosis y el herpes genital. Junto a Pfizer, están colaborando para ensayar una vacuna—también de ARNm—para reducir la tasa de herpes zóster. (Le puede interesar: Los síntomas del covid-19 han variado, estos son los más comunes ahora)
La compañía Moderna también tiene candidatas a vacunas de ARNm contra los virus que causan el herpes genital y el herpes zóster. En noviembre, además, BioNTech y Pfizer iniciaron el ensayo de fase I de una vacuna de ARNm diseñada para proteger contra el covid-19 y la gripa, mientras que otras compañías están investigando la posibilidad de administrar las vacunas de covid-19 mediante aerosoles nasales de acción rápida.
Observatorios y telescopios para ver las estrellas en alta resolución
Las primeras imágenes que captó el telescopio espacial James Webb se publicaron solo hace seis meses, pero dieron la vuelta al mundo y dejaron asombrado a más de uno. Las imágenes no solo impactaron por mostrar secciones de la galaxia que algunos compararon con pinturas, sino que también han sido utilizadas por científicos para saber más sobre el universo primitivo o las estrellas.
El siguiente año, los astrónomos seguirán compartiendo resultados del Webb, pero llegarán otras herramientas para ver más de cerca al universo. En 2023, despegará el telescopio espacial Euclid, desarrollado por la Agencia Espacial Europea (ESA), y que orbitará alrededor del Sol durante seis años y tomará fotografías para crear un mapa tridimensional del universo. (También puede leer: Esta inteligencia artificial podría ser el primer paso hacia un GPS en la luna)
La Misión de Espectroscopia e Imágenes de Rayos X de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial es un satélite en órbita terrestre para detectar la radiación de rayos X de estrellas y galaxias lejanas. Este satélite también despegará el siguiente año.
El Observatorio Vera Rubin de Chile empezará a tomar imágenes en julio de 2023. Este telescopio cuenta con tres espejos y una cámara con más de tres mil millones de píxeles de detectores de estado sólido, y podrá escanear todo el cielo austral—el cielo que se ve desde el hemisferio sur—en sólo tres noches.
De vuelta a la Luna (otra vez)
Este 2022, la misión Artemis I de la NASA, para regresar a la Luna, fue noticia por sus objetivos y por ser pospuesta, al menos, cuatro veces. El próximo año, están planeadas tres misiones privadas para aterrizar en la Luna. En marzo de 2023, se espera que una nave espacial privada japonesa y dos estadounidenses, lleguen a la Luna por las mismas fechas. La que llegue primero se convertirá en la primera misión privada en alunizar.
Los tres módulos de aterrizaje son la nave espacial privada Hakuto-R, desarrollada por la empresa japonesa ispace, Peregrine, de la empresa Astrobotic, y Nova-C, de Intuitive Machines. La nave japonesa fue lanzada en este diciembre y llegará después de cuatro meses a la Luna, donde desplegará rovers construidos por las agencias espaciales de Japón y Emiratos Árabes Unidos.
Las naves estadounidenses hacen parte de misiones respaldadas por la NASA, y tienen instrumentos a bordo para estudiar el entorno lunar. Son del programa de Servicios de Carga Lunar Comercial de la agencia, cuyo objetivo es estimular el interés comercial por la Luna antes de las misiones humanas que están previstas para finales de esta década.
En abril de 2023, además, se lanzará una nueva misión de la ESA llamada JUICE, por “Jupiter Icy Moons Explorer” (Explorador de las lunas heladas de Júpiter). La nave realizará estudios detallados de las lunas de Júpiter, Ganímedes, Calisto y Europa, ya que se cree que todas albergan océanos que podrían contener vida bajo sus superficies heladas. Se prevé que la nave llegará a la órbita de Júpiter para 2031.
¿Terapia de edición genética?
Hace más de 10 años, una nueva técnica de edición genética, CRISPR/Cas9, surgió como un gran avance en el mundo científico. Esta técnica permite identificar fragmentos del genoma, cortarlos y pegarlos a la vez. Es decir, como hace unos años a El Espectador el médico genetista Carlos Martin Restrepo, profesor de la Universidad del Rosario, “con CRISPR será posible silenciar de manera precisa un gen que funciona inadecuadamente o colocar uno que no funciona, con precisión tal que se asegura no dañar otro gen de los 21 mil que tenemos los seres vivos como los humanos o en cualquier otro organismo vivo”.
El próximo año, se podría aprobar por primera vez una terapia de edición genética que utiliza el sistema de CRISPIR-Cas9 para tratar la β-talasemia y la drepanocitosis, dos trastornos genéticos de la sangre. Los ensayos clínicos de la terapia desarrollada por las empresas Vertex Pharmaceuticals y CRISPR Therapeutics tuvieron resultados “prometedores”, según el portal especializado Nature.
Se espera que Vertex solicite en marzo a la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU (FDA por sus siglas en inglés) la autorización para poner el tratamiento a disposición de las personas con β-talasemia o anemia falciforme.
Fármacos contra el Alzheimer
Desde noviembre de este año, han rondado noticias sobre un fármaco, conocido como lecanemab, que, después de varios ensayos clínicos, mostró retrasar o ralentizar el deterioro cognitivo en pacientes con etapas tempranas de Alzheimer. En enero de 2023, se espera que los organismos reguladores estadounidenses anuncien si este fármaco puede ponerse a disposición de los enfermos de Alzheimer.
Aunque los resultados de la fase II del ensayo clínico mostraron que el fármaco lecanemab frenó el deterioro cognitivo en un 27 % de pacientes con etapas tempranas de alzhéimer. Sin embargo, algunos científicos creen que se trata sólo de un beneficio modesto y otros están preocupados por la seguridad del fármaco. Dos medios reportaron la muerte de dos personas que participaron en los ensayos clínicos.
Hay otro fármaco para la enfermedad, la blarcamesina, que seguirá avanzando en ensayos clínicos para probar su efectividad.
Pérdidas y daños
En noviembre de 2022 fue la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), en Sharm El-Sheikh (Egipto). Uno de sus logros fue el acuerdo para crear un fondo para pagar por los “daños y pérdidas” que está causando y causará el cambio climático, especialmente en países “en desarrollo”.
A pesar de que los países con más recursos se comprometieron a compensar a estas otras naciones, todavía hay que concretar detalles de cómo funcionará el fondo. Se espera que, a finales de marzo de 2023, se reúna un “comité de transición” para hacer recomendaciones sobre cómo organizar estos fondos. Estas se presentarán durante la COP28, que se celebrará en Dubai el próximo noviembre.
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