
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
John Steele, un historiador de las ciencias exactas en la antigüedad, escribió: “Uno de los fenómenos celestes más impresionantes presenciados por el hombre primitivo seguramente fue un eclipse de Sol o de Luna. Sin previo aviso, una o dos veces al año, la oscuridad invade la brillante luz del Sol o de la Luna; a veces cubre por completo el cuerpo celeste, a veces se retira antes de que la luz se extinga por completo… [y] en el raro caso de un eclipse solar total, el día puede literalmente convertirse en noche, durante la cual las estrellas se hacen visibles y el aire se enfría. Por lo tanto, se espera que los eclipses se consideraran eventos astrológicos importantes en muchas civilizaciones antiguas”.
Desafortunadamente, la comprensión actual de la astronomía maya se ve gravemente obstaculizada por la cantidad relativamente pequeña de material disponible para su estudio. Una de las obras sobrevivientes, ahora conocida como el Códice de Dresde, contiene una tabla para predecir eclipses, pero su funcionamiento exacto aún no se comprende por completo. Una nueva investigación publicada en Science detalla el desarrollo maya de la predicción de eclipses, a partir de lo que se conoce actualmente sobre el trabajo de los especialistas en calendarios mayas.
Puede ver: Nuevo estudio revela que los dinosaurios no estaban en declive antes de la extinción masiva
La tabla de eclipses del Códice de Dresde registra 69 lunas nuevas dentro de un total de 405 lunas nuevas, desde la fecha inicial hasta la final de la tabla. 55 de esas fechas se usaban para predecir eclipses solares. Se organizaban en series de seis (o en un caso, siete) fechas, cada una separada por seis lunaciones (aproximadamente seis meses).
Las 14 fechas restantes tienen intervalos de 11 o 17 lunas. Esto se debe a que hay una pequeña diferencia entre el ciclo de seis lunas nuevas y el ciclo de los nodos de los eclipses (los puntos donde la Luna cruza la órbita del Sol), que acumulada hace necesario ajustar algunas fechas para que la predicción sea precisa. En otras palabras, los mayas organizaban las fechas de eclipses en patrones regulares, pero cada cierto tiempo tenían que hacer ajustes por la ligera diferencia entre los ciclos lunares y los nodos de eclipses.
Tras varias vueltas completas a este calendario lunar, los mayas pudieron observar los intervalos entre los eclipses reales. Con esta información, empezaron a identificar patrones regulares de meses que coincidían con los eclipses, lo que permitió crear series de fechas lunares que luego se recopilaron como “estaciones” en la tabla de eclipses. Para que las predicciones fueran precisas, las fechas de estas estaciones lunares tenían que coincidir exactamente con los próximos eclipses. Esto implicaba que, en las tablas de 405 meses sucesivas, algunas fechas tuvieran que superponerse cuidadosamente, de modo que ninguna coincidencia se perdiera y ningún eclipse quedara fuera de la predicción.
El estudio identifica los procedimientos que los mayas podrían haber usado para determinar qué fechas se superponían y cuáles no, asegurando la exactitud de sus predicciones. Gracias a este método, es posible que los “guardianes del día” (como se llamaban los especialistas en calendarios mayas) hayan logrado una secuencia de tablas que anticipaban todos los eclipses solares visibles en el territorio maya, desde poco después de la creación del calendario lunar hasta 700 años más tarde, cubriendo así muchas generaciones.
Puede ver: Universidades colombianas impulsan sueño de tener un radiotelescopio, ¿para qué serviría?
Los eclipses solares más antiguos y claramente relevantes en el territorio maya datan de la época en que los líderes teotihuacanos tomaron el control, ya que su ascenso coincide con la introducción de las fechas lunares en los textos mayas.
👩🔬📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre ciencia? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🧪🧬