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En 2023, el brillo intenso de una estrella que se encuentra en la Vía Láctea, a unos 12.000 años-luz de la Tierra, llamó la atención de un equipo de astrónomos. Las observaciones del Observatorio Palomar (Estados Unidos) sugerían que la estrella había absorbido a un planeta durante su expansión al final de la vida.
Esto, que en términos más técnicos se conoce como ‘gigante roja’ es lo que los científicos prevén que suceda con el Sol. En unos miles de millones de años, aumentará tanto su tamaño actual que terminará consumiendo a todos los planetas de nuestro sistema solar.
Sin embargo, como todavía faltan miles de millones de años para que eso suceda, este es un planteamiento que ha sido teórico, hasta ahora. Con la observación del equipo de astrónomos, que se denominó ZTF SLRN-2020, los científicos presenciaban, por primera vez, la muerte de un planeta a manos de una estrella.
Cuando la NASA, la ESA y la CSA, las agencias espaciales de Estados Unidos, Europa y Canadá, respectivamente, pusieron en órbita el telescopio James Webb, los astrónomos propusieron esta estrella como un objetivo del observatorio espacial.
“Si se trata del primer evento de engullimiento planetario detectado directamente, ¿qué mejor objetivo para apuntar?“, dijo Ryan Lau, astrónomo del Laboratorio Nacional de Investigación de Astronomía Óptica-Infrarroja de los Estados Unidos, a la revista Science. Pero él y sus colegas se llevaron una gran sorpresa con las observaciones que obtuvieron del James Webb.
“Gracias a su gran sensibilidad y resolución espacial”, explica la NASA en un reciente comunicado, el James Webb pudo entregar mediciones precisas que llevó a que los científicos notaran que la estrella no era tan brillante como debía serlo si se hubiera convertido en una gigante roja. Es decir, la estrella no pudo haber absorbido al planeta como lo creían inicialmente.
Contrario a lo que creían en un primer momento, los astrónomos ahora sugieren que a lo largo de millones de años, el planeta, que tenía un tamaño similar al de Júpiter, empezó a acercarse cada vez más a la estrella y su órbita, hasta caer por completo. Esta, sería la primera evidencia de la desaparición de un planeta de esta manera.
“El planeta empezó a rozar la atmósfera de la estrella. A partir de ese momento, se produjo un proceso galopante de caída más rápida. El planeta, a medida que caía, empezó a mancharse alrededor de la estrella”, agregó Morgan MacLeod, miembro del equipo del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica y del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge (Estados Unidos).
Mientras tanto, Lau, quien es el autor principal del estudio en el que los científicos dan a conocer estos recientes hallazgos, y que fue publicado en la revista académica The Astrophysical Journal, espera que sea el principio del estudio de estos fenómenos.
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