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Desde que a inicios de julio un telescopio en Chile identificará un nuevo objeto interestelar, el 3I/ATLAS, los científicos y la población en general no han dejado de hacerse preguntas y lanzar hipótesis sobre el reciente visitante de nuestro sistema solar.
La situación no da para menos. “Es apenas la tercera vez que los astrónomos detectan algo que atraviesa nuestro sistema solar, y que proviene de un lugar lejos de sus fronteras”, recordaba en un artículo hace algunas semanas la reportera de ciencia de The New York Times, Kenneth Chang.
Esta semana, por ejemplo, la NASA le salió al paso a la hipótesis que hace algunos días planteó el astrónomo de Harvard Avi Loeb, quien aseguró que 3I/ATLAS, que viaja a más de 200.000 kilómetros por hora, podría ser una nave alienígena encubierta.
“Parece un cometa, actúa como un cometa y se comporta como tal en prácticamente todos los sentidos”, dijo Tom Statler, científico principal de cuerpos pequeños del sistema solar en la NASA, al diario británico The Guardian.
Mientras las preguntas y las hipótesis siguen surgiendo, un grupo de astrónomos de la Universidad Estatal de Michigan (MSU, por sus siglas en inglés), publicaron un estudio en el que abordaron cómo evolucionó este objeto interestelar a medida que viajaba por nuestro sistema solar, al tiempo que explicaron cómo otros sistemas solares lejanos podrían ser diferentes al nuestro.
Lo primero que descubrieron los científicos de la universidad estadounidense, quienes publicaron su artículo en la revista académica Astrophysical Journal Letters, es que el 3I/ATLAS era perceptible desde mayo, dos meses antes de que se anunciara su descubrimiento. Lo hallaron en imágenes del Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito (TESS) de la NASA.
Lo segundo que identificaron los astrónomos es que el objeto puede haber estado activo durante más tiempo del que esperaban los científicos, al tiempo que ocultaría pistas en su cola, que es similar a la de un cometa, como han sostenido desde la NASA.
Para Adina Feinstein, profesora de la MSU y autora principal del estudio, 3I/ATLAS también “nos brinda la oportunidad de estudiar otros sistemas solares de cerca y de forma personal, sin necesidad de visitarlos”.
Por ejemplo, el comportamiento que estaría teniendo el objeto interestelar contaría una historia de un sistema solar muy diferente al nuestro. Mientras en nuestro sistema solar los cometas que se acercan al sol liberan polvo y gas, las fotos que muestran la actividad de 3I/ATLAS indican que estaría liberando otras moléculas, como monóxido de carbono y dióxido de carbono.
“Eso nos da una idea de cómo podrían estar compuestos los cometas y los asteroides en sistemas más allá de nuestro sol. Siempre se ha supuesto que otros sistemas son diferentes al nuestro, pero ahora tenemos pruebas de lo diferentes que podrían ser”, agregó Feinstein.
Mientras tanto, los científicos esperan seguir capturando imágenes del objeto interestelar, dado que solo será visible en el cielo durante unos meses más, antes de que se aleje más allá del alcance del James Webb, el telescopio más potente con el que contamos por el momento.
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