Yo estuve en la caza de un asteroide

Este año las misiones espaciales Hayabusa 2, de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), y Osiris-Rex, de la NASA, marcaron un hito de la exploración espacial: alcanzaron dos asteroides distintos en donde esperan recolectar muestras para retornar con ellas a la Tierra.

Juan Diego Soler*
30 de diciembre de 2018 - 02:00 a. m.
Hayabusa2 sobre el asteroide Ryugu. / JAXA
Hayabusa2 sobre el asteroide Ryugu. / JAXA

El sistema solar, nuestra vecindad en la inmensidad de la vía láctea, se formó hace casi 4,5 miles de millones de años. Del colapso gravitacional de una nube de polvo y gas se formó nuestro Sol y del disco de materia que lo rodeaba se formaron la Tierra y los demás planetas, la Luna y las demás lunas y los objetos rocosos más pequeños que llamamos los asteroides.

Lo que sabemos sobre esa historia lo hemos aprendido observando otras estrellas y otros planetas en formación, pero la edad precisa la hemos determinado al estudiar los asteroides más antiguos que hemos encontrado en la Tierra. Cada año, entre 40 y 80 mil toneladas de asteroides, que al caer en la Tierra llamamos meteoritos, se precipitan sobre la superficie de nuestro planeta. La mayoría se convierten en diminutas partículas de polvo tras sufrir la abrasión de la atmósfera, pero otros de mayor tamaño revelan minerales más antiguos que la Tierra que se usan para trazar la edad del sistema solar.

¿Pero qué tal si en lugar de esperar a que nos caigan las pistas del cielo, vamos a buscarlas fuera de nuestro planeta? Esa es la idea tras las misiones espaciales Hayabusa 2 de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) y Osiris-Rex de la NASA, que este año marcaron un hito de la exploración espacial al alcanzar dos asteroides distintos en donde esperan recolectar muestras para retornar con ellas a la Tierra. (Vea: Las increíbles imágenes de Ryugu, el asteroide al que llegó la sonda japonesa Hayabusa 2)

El 27 de junio pasado, Hayabusa 2, cuyo nombre significa halcón peregrino en japonés, llegó a Ryugu, un asteroide de apenas un kilómetro de diámetro que se encuentra entre los potencialmente peligrosos por sus aproximaciones cercanas a la Tierra. Sobre la superficie de este objeto en forma de diamante, Hayabusa 2 desplegó una serie de sondas con instrumentos científicos. El 21 de septiembre los dos vehículos Minerva, cada uno del tamaño de una caja de zapatos, completaron el primer aterrizaje exitoso de una sonda sobre un asteroide registrando lecturas de la temperatura y la estructura de su superficie.

El 3 de octubre, Hayabusa 2 liberó el vehículo franco-alemán Mascot que, en sus apenas 16 horas de vida útil, recabó algunas de las imágenes más memorables de la misión e información sobre la composición, la temperatura y el campo magnético del asteroide para planificar el siguiente objetivo de la misión: capturar tres muestras en diferentes capas de su superficie y traerlas de regreso a la Tierra en 2020. (Lea: Las 10 mejores noticias sobre exploración espacial que deja el 2018)

Tras dos años de viaje, el 3 de diciembre pasado, Osiris-Rex llegó a Bennu, un asteroide de poco menos de medio kilómetro de diámetro que también se encuentra en la lista de objetos con riesgo de impacto sobre nuestro planeta. Desde entonces Osiris-Rex ha estado monitoreando la estructura de Bennu, acercándose hasta 1,4 kilómetros de su superficie, preparando la compleja maniobra de contacto que le permitirá recoger la muestra que regresará a nuestro planeta en 2023.

Estas dos misiones son el producto de más de diez años de trabajo y planificación de miles de científicos y técnicos de varios países. La información y las muestras que recolectan serán cruciales para saber cómo se formó nuestro planeta, pero también para aprender más sobre los objetos cuya colisión con la Tierra puede tener graves consecuencias para las especies que vivimos en su superficie.

La historia dirá que en 2018 los humanos usamos lo más avanzado de nuestra tecnología para alcanzar dos asteroides que surcan el sistema solar a casi 100 veces la velocidad de una bala. Pero en los trozos de sus superficies seguimos buscando respuestas a las preguntas que cruzan por nuestras mentes desde los tiempos en que apenas podíamos viajar a otros mundos usando la imaginación. (Puede leer: Japón revela las primeras imágenes de sus rovers sobre el asteroide Ryugu)

PhD - Instituto Max Planck de Astrofísica (Alemania).

Por Juan Diego Soler*

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