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Denuncian amenazas a líderes en Caquetá en panfleto con logos de disidencias

Una carta con los emblemas del autodenominado Estado Mayor Central fue entregada en una de las veredas de esta región del Caquetá con intimidaciones hacia integrantes de la Asociación Municipal de Colonos del Pato y un firmante del Acuerdo de Paz.

Redacción Colombia +20
12 de octubre de 2023 - 04:26 p. m.
Grafitis de las disidencias del Estado Mayor Central de las FARC en la Zona de Reserva Campesina del Pato Balsillas, Caquetá.
Grafitis de las disidencias del Estado Mayor Central de las FARC en la Zona de Reserva Campesina del Pato Balsillas, Caquetá.
Foto: Archivo Particular

En la Zona de Reserva Campesina (ZRC) El Pato - Balsillas, ubicada en el municipio de San Vicente del Caguán (departamento del Caquetá) ha vuelto la zozobra ante las disputas territoriales de los grupos disidentes de las FARC, el Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia. Por esto, sus pobladores reclaman protección del Estado.

Este llamado se da justo en la víspera de la instalación de mesa de negociación del Gobierno con el Estado Mayor Central (EMC) de las FARC y el inicio del cese al fuego que debe darse este 16 de octubre de 2023.

En abril y mayo de este año los campesinos estuvieron en medio del fuego cruzado entre dos grupos de disidencias de las FARC que se disputan el control territorial (las del EMC y la Columna Teófilo Forero -de la Segunda Marquetalia-). Luego, excombatientes que viven en la vereda Miravalle fueron declarados objetivo militar por parte del EMC. Y, ahora, nuevas intimidaciones están dirigidas a los propios campesinos que integran una asociación representativa de la región y otro firmante del Acuerdo de Paz.

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El pasado sábado, 7 de octubre de 2023, entre las 5:30 pm a 6:00 pm, dos hombres llegaron en una moto de color azul marca Yamaha, al casco urbano de la vereda Guayabal. No se identificaron y entregaron un sobre con una carta que tenía los emblemas del Estado Mayor Central de las FARC – EP y en la que señalaron como objetivo militar al representante legal de la Asociación Municipal de Colonos del Pato (Amcop), Javier Güependo; al fiscal de esta misma asociación y gerente de la cooperativa COOPABI, Javier Sotto; y a Darwin Manchola, firmante del Acuerdo Final de Paz, presidente de la Junta de Acción Comunal de Guayabal y actual candidato al Concejo de San Vicente del Caguán.

Además, la comunicación añadía: “le recordamos que como organización tenemos reglamentos que cumplir el que desobedezca será declarado objetivo militar”, como lo contó Amcop en un comunicado público. En éste hacen un llamado al Estado colombiano y le exigen que garantice la vida de líderes y lideresas de Amcop y el resto de la población de la ZRC El Pato - Balsillas. También piden a la Fiscalía que investigue la autoría de las comunicaciones recibidas con amenazas.

Amcop resalta la urgencia de aclarar de quién es la responsabilidad de las amenazas y hostigamientos y agregó en su comunicado que: “al igual que ha ocurrido en otras ocasiones, sectores contrarios a la construcción de paz con justicia social, ya sean de carácter militar, de delincuencia común, políticos o empresariales, se han aprovechado de situaciones similares de vulnerabilidad de los territorios para afectar y deslegitimar los mecanismos de autoprotección, de la acción comunal y gobernanza campesina, con el objetivo de poder establecer nuevas formas de control militar, social, político y económico y socavar la voluntad de todas y todos los pobladores de la Zona de Reserva Campesina en su derecho irrenunciable a la Paz y la defensa de su territorio y la naturaleza”.

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La incertidumbre

Desde hace meses en la ZRC El Pato – Balsillas han escalado dinámicas que ponen en riesgo a la población de la región. En mayo de este año la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (OACP) anunció que acompañaría una Misión de Paz en respuesta al llamado de emergencia de la comunidad por la crisis que estaban viviendo al quedar en medio de fuego cruzado entre combatientes el EMC y la Segunda Marquetalia.

El panorama ha mutado en la región constantemente desde la firma del Acuerdo de Paz. Hacia el año 2022 se veían algunas pinturas en las paredes y vallas señalando presencia de la Columna Teófilo Forero y la instrucción de no circular entre 7:00 p.m. y 4:00 a.m. en la carretera que conduce de la vereda Guayabal al casco urbano de San Vicente del Caguán. Después, entre agosto y septiembre ya había avisos nuevos firmados con el nombre de “Frente Iván Díaz”, algunos sobre escritos encima de los grafitis de la Columna Teófilo Forero.

Se sabe que en los últimos días de agosto el nuevo grupo que opera en la zona, y que hace parte de “los mordiscos” (como algunos de la comunidad se refieren al grupo comandado por Iván Mordisco, máximo líder del Estado Mayor), citó a reunión a las Juntas de Acción Comunal de El Pato. Allí les indicaron nuevas normas como que los muchachos no podían tener el pelo largo, piercings o tatuajes. También estaban exigiendo carnetización a la población para tener el control de entrada y salida en el territorio. Antes este punto la gente estaba intentando hacer resistencia.

En la comunidad es innegable el miedo y la incertidumbre. Esta vez por cuenta de la situación actual que es muy particular y diferente a la que vivieron en los años del conflicto armado colombiano. Por décadas la población colona de El Pato – Balsillas desarrolló procesos de movilización, lucha y resistencia campesina ante la estigmatización del Estado, pues fue señalada de ser una “república independiente”.

En 1965 el Ejército intervino la zona con bombardeos, por los cuales la gente tuvo que huir en medio de una selva espesa, muriendo de hambre o comiendo plantas venenosas. Eran momentos en que el Gobierno implementaba la operación Marquetalia para combatir a la naciente guerrilla que en 1966 se autodenominaría oficialmente como Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con una amplia influencia en esta área entre Tolima, el Huila y Caquetá.

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Así que la gente de El Pato siempre soportó hostigamientos, pero por parte del Gobierno que los señalaba de guerrilleros, como lo recuerdan muchos de los primeros pobladores de la zona y sus nuevas generaciones. De parte de la guerrilla no provenían los bloqueos, controles ni maltratos en este lugar, aunque la gente sí viviera con miedo por su vida en medio del fuego cruzado entre Ejército y las FARC.

Ahora, lo particular es que se enfrentan dos bandos disidentes de las FARC y varias personas tienen temor de que esta vez sean ellos los que agredan a la comunidad. “Ese es uno de los miedos más grandes. Antes del Proceso de Paz había un solo grupo y tenían unos ideales acá en la zona. Pero después de que se fracciona, entonces uno no sabe si se siguen manteniendo esos ideales […] Acá antes quienes respetaban y cuidaban a la comunidad eran la guerrilla, en medio de la arremetida que el Gobierno hizo contra el campesino aquí. Uno venía con eso. Ahora es triste ver cómo lo ponen a uno en riesgo en función de mostrar la posesión del territorio. Ahí es donde uno se pregunta si son los mismos ideales de los que arrancaron o solo se está hablando de poder. Y si solo les importa eso no les va a importar el campesinado y si tiene que morir”, relató una persona habitante de El Pato semanas antes de que llegara la carta de amenaza del pasado 7 de octubre.

Mientras tanto, Amcop se declaró en Asamblea Permanente. Sus dirigentes señalan que continúan implementando los proyectos con las entidades públicas, privadas y cooperación internacional y su Plan de Desarrollo Sostenible por la defensa de los pobladores y el territorio, como aporte a la Paz Total.

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Por su parte, la Defensoría del Pueblo ha emitido algunas alertas tempranas y ha advertido sobre cómo el EMC a través del autodenominado Frente Iván Díaz, se ha afianzado en el territorio entre Huila y Caquetá con “asesinatos ejemplarizantes, amenazas, imposición de cobros y desplazamientos forzados”. Agrega que se trata de una situación especialmente grave justo en el marco de las elecciones locales que se aproximan.

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