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“Pueblos nuevos luchando en esperanza, caminantes sedientos de verdad, pueblos nuevos sin frenos ni cadenas, pueblos libres que exigen libertad”. Así sonaba la plaza Simón Bolívar de Bogotá este martes en la tarde.
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Unas 200 personas, la gran mayoría pertenecientes a comunidades de fe y eclesiásticas, se concentraron en esta plaza en un acto ecuménico de solidaridad con los desmovilizados de la guerrilla que se encuentran en prisión. “Si no somos solidarios no somos cristianos”, dijo Abilio Peña, miembro de la Comunidad Franciscana de nuestra señora de Lourdes.
La consigna del acto era clara: exigir al Estado que cumpla con los acuerdos de la Habana. “Nos concentramos porque queremos decirle al país que la implementación va muy lenta; a este momento, que deberían ya estar cumplidos los acuerdos, faltan más de 900 prisioneros para que sean liberados”, exigió Mauricio Jaramillo, excomandante del secretariado de las Farc y miembro del comité político.
Durante el acto, organizado por comunidades de fe y eclesiales, se cantaron canciones y se prendieron velas mientras se escuchaban proclamas como “¡Libertad para nuestros prisioneros!” a través de los altavoces que daban la palabra a todos los que se animaban a hablar.
Entre los asistentes, también estaba Blanca Cecilia Galindo, miembro de la Asociación de familiares de prisioneros y exprisioneros políticos. Contaba que su hijo lleva ocho años en prisión en Ibagué, en la cárcel de Picaleña. “Ya están los listados y no han querido darle la libertad a mi hijo; lo vivo con un dolor muy grande porque esto no se le hace a nadie”, imploró Galindo mientras sostenía una vela.
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“Nos vamos a pronunciar contundentemente sobre los incumplimientos frente al tema de los compañeros y compañeras que aún están en las cárceles”, alertó Isabela San Roque, excombatiente y miembro del partido Farc. Debido a la situación de vulnerabilidad de los presos, San Roque alzó la voz para exigir que “el estado tiene que presionar a la Corte y Santos tiene que responder”.
En la misma línea se pronunció Carlos Alberto Grajales, miembro del partido Farc, que recordó que “no existe ni una hectárea de tierra para comenzar a generar los proyectos productivos; hoy en las zonas, la mayoría de la guerrilla tiene que salir a buscar refugio en otros lados porqué el gobierno sistemáticamente ha venido incumpliendo los acuerdos”.
Los presos de la guerrilla comunista que acordó el fin del conflicto con el Gobierno estuvieron en las oraciones de las distintas organizaciones religiosas que se concentraron en la Plaza de Bolívar, entre las que estaba la Mesa ecuménica por la paz, la Iglesia episcopal de la comunidad anglicana, Di paz, la Iglesia evangélica luterana y la Corporación claretiana.
El acto litúrgico y cultural concluyó a oscuras, pero con la tenue luz de las candelas encendidas en la plaza, símbolo de esperanza y de Dios, como lo describieron varios asistentes al acto.