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Una masacre, firmantes de paz asesinados, un secuestro masivo, comunidades confinadas, varios heridos y una seguidilla de enfrentamientos violentos fueron los precedentes para que el Gobierno nacional suspendiera este viernes, por segunda vez, los diálogos de paz que adelantaba con la guerrilla del ELN.
Muy temprano, el presidente Gustavo Petro dijo en su cuenta de X que el grupo armado “no tiene ninguna voluntad de paz” y que las negociaciones quedaban suspendidas tras los “crímenes de guerra” cometidos en Catatumbo tras más de 72 horas de constantes enfrentamientos.
Este viernes en la tarde, el presidente Gustavo Petro lideró en Tibú un Consejo de Seguridad en el que estuvieron miembros de su gabinete, la cúpula militar y el consejero comisionado de paz, Otty Patiño.
En la reunión se analizó cómo proteger a las comunidades y restablecer la tranquilidad en la región. Además, el Gobierno no descarta declarar estado de conmoción interior por la ola de violencia en el departamento.
Con este medida, el presidente tendría facultades especiales para expedir decretos con fuerza de ley y suspender las leyes incompatibles con el estado de conmoción, durante el periodo que dure este.
La escalada de violencia en la zona norte del país ya deja más de 50 personas muertas, según calcula la Gobernación de Santander, y decenas de comunidades confinadas, que han quedado en medio de los enfrentamientos entre el ELN y la disidencia de las FARC conocida como Estado Mayor de los Bloques y Frente, al mando de Calarcá Córdoba.
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Vera Grabe, jefa de la delegación del Gobierno en la mesa de diálogos, aseguró que, pese a los esfuerzos hechos por su equipo de trabajo para sacar adelante el proceso, la guerrilla no ha demostrado voluntad de hacer la paz.
En esa misma línea estuvieron las palabras del senador Iván Cepeda, también miembro de ese equipo negociador, quien denunció que el ELN habría trasladado unidades militares desde Arauca para agredir a la población de Catatumbo.
“El ELN tiene que expresar de una vez por todas su intención, voluntad y decisión de llegar a la paz en este momento de la vida histórica del país y estas acciones, como la que está llevando a cabo en Catatumbo, como la que llevó a cabo contra la población del Chocó y otras que ha cometido en tiempos recientes, muestran que esa voluntad no es la que prima hoy en la mesa de diálogos”, agregó el delegado del Gobierno.
El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, oriundo de esa región, también afirmó que las acciones violentas de esa guerrilla son “crímenes de guerra inexcusables” y que el Gobierno no podía continuar en la mesa de negociaciones con el grupo armado. “Los señores del ELN son unos bárbaros y son ellos quienes han tomado la decisión unilateral de romper los diálogos de paz con el Gobierno nacional”, dijo Cristo.
El recrudecimiento de la violencia en Catatumbo
Los constantes ataques en Catatumbo durante esta semana son la muestra de una arremetida violenta que el ELN viene gestando desde hace algunos meses. En noviembre del año pasado, el ELN anunció un paro armado en Chocó, que dejó a cientos de comunidades confinadas en medio de una crisis humanitaria por las inundaciones en el departamento. Sin embargo, el aumento de la violencia estos días en Norte de Santander deja al descubierto la poca importancia que ese grupo armado le está dando al proceso de paz y pone en vilo la idea de llegar a un acuerdo antes que se acabe el gobierno Petro.
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Según Laura Bonilla, subdirectora de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), el ELN ha intensificado su accionar violento durante los últimos días para argumentar que no son ellos quienes abandonan el espacio de diálogos, sino que es el Gobierno. Además, el grupo armado estaría trabajando con fuerza en un plan para poder quedarse con el dominio de la zona del Catatumbo. “Esta es la crónica de una confrontación anunciada y llega en un momento en el que el ELN está dando de presente que no va a continuar con los esfuerzos en la mesa de negociación”, dijo a Colombia +20 la experta.
En ese mismo sentido, Jorge Mantilla, investigador de crimen y conflicto, aseguró que las confrontaciones en Catatumbo se dan tras varios meses de intensas tensiones entre ambos grupos armados, en parte por la crisis de la economía cocalera.
“El ELN también ha tenido la intención, desde hace varios años, de convertirse en el actor más importante de la frontera, lo que se puede entender como un coletazo a lo que se vivió en su momento entre las disidencias y el ELN en Arauca”, agregó Mantilla.
La crisis en el proceso con el ELN
La escalada de violencia de esta semana se da días antes de una reunión en la que ambas delegaciones se encontrarían para buscar una salida negociada a la crisis en la que estaba inmerso el proceso desde hace más de ocho meses. Las tensiones entre el ELN y el Ejecutivo se habían intensificado en septiembre del año pasado, cuando esa guerrilla atacó con explosivos una unidad militar en Puerto Jordán, Arauca. Esa fue la primera vez que Petro suspendió el diálogo.
Sin embargo, las partes se volvieron a encontrar en noviembre para destrabar el proceso y darles nuevos alcances en los diálogos. De hecho, el ELN puso sobre la mesa un nuevo modelo de negociación con el que se podría avanzar de forma efectiva en la construcción de un acuerdo.
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Las nuevas propuestas iban a ser estudiadas a finales de enero, pero de nuevo el Gobierno ya puso sobre la mesa la necesidad de que el ELN muestre voluntad de paz si quiere seguir en la mesa.
Las comunidades rechazaron los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las FARC, alegando que desde diciembre ya se había advertido sobre la profunda crisis humanitaria que se desataría en Catatumbo.
Además, lamentaron que el ELN no haya “querido aceptar las oportunidades que les ha dado este Gobierno para llegar a la solución negociada del conflicto armado”.
La más reciente suspensión del proceso de paz hace más lejana la esperanza de llegar a un acuerdo con esa guerrilla y, por el contrario, aumenta la tensión en zonas históricamente afectadas por el conflicto como Catatumbo.
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