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“La cooperación de Suecia con Colombia se mantiene firme y estratégica”: Helena Storm

La embajadora saliente de Suecia en Colombia, deja el país tras cinco años de gestión. En su balance destaca la visita del presidente Petro y del buque Gloria a su país, la creación de una embajada regional con sede en Bogotá y la venta de los 16 aviones de combate Grippen. Su maleta va llena de café, aretes y artesanías.

Gloria Castrillón Pulido

15 de agosto de 2025 - 11:32 a. m.
La embajadora saliente Helena Storm siempre usa aretes y artesanías colombianas. En la foto lleva un collar hecho por mujeres indígenas del Putumayo y busca promover esas piezas en Suecia y en todo el mundo.
Foto: El Espectador - José Vargas

Cuando llegó al país en el año 2000, Helena Storm traía tres pequeños hijos entre los 3 y seis años de edad y la expectativa de conocer Colombia a la mayor brevedad para darle continuidad y mayor impulso a la búsqueda de la paz. Pero todo tomó su tiempo, desde el viaje desde Hong Kong que tardó más de cuatro días, hasta la imposibilidad de recorrer su nuevo destino diplomático por cuenta de la pandemia. Con el tiempo lo logró. No solo aprendió muy bien el español, sino que logró fortalecer las relaciones entre Colombia y Suecia y consolidar la segunda embajada más grande e importante después de la sede en Washington. Cuando mira hacia atrás se enorgullece de liderar dos estrategias de cooperación, una bilateral para Colombia y una regional para América Latina.

Ayer culminó su misión diplomática en nuestro país y en esta conversación hace su propio balance en el que destaca el apoyo a consolidación de la paz y la seguridad, el acompañamiento en políticas de igualdad de género y la ampliación de las empresas suecas en Colombia.

¿Qué aspectos destaca de las relaciones entre los dos países en estos cinco años de tantos cambios y turbulencias?

Hemos aumentado el número de empresas suecas en Colombia; hoy contamos con más o menos 100 empresas y marcas suecas. Hemos logrado fortalecer las relaciones bilaterales entre los dos países. El hito principal fue el viaje del presidente Gustavo Petro a Suecia el año pasado para celebrar los 150 años de relaciones diplomáticas y la firma de una declaración conjunta, la llamamos Asociación Bilateral Suecia-Colombia, firmada por el presidente Gustavo Petro y nuestro primer ministro Ulf Kristersson. Es un hito porque antes no había ido un presidente colombiano a Suecia y por lo que se firmó y lo que significó. Otro hito fue la llegada del buque Gloria a Estocolmo. Fue una ocasión para promover la cultura colombiana en Suecia, los colores, la música, la cultura, los sabores, los bailes, a través de los eventos que el embajador de Colombia Guillermo Reyes organizó, fue muy especial. Creo que los colombianos y las colombianas saben mucho más de lo que Suecia está haciendo en el país.

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Usted apoyó a la entonces vicecanciller Laura Gil en la implementación de la resolución 1325 Mujeres Paz y Seguridad en Colombia, ¿Cómo vio ese proceso?

La igualdad de género siempre ha sido un eje priorizado en Colombia, tanto en nuestras relaciones políticas como en los proyectos de cooperación bilateral y del trabajo con el empresariado sueco. En los últimos años vemos avances, como la llegada de mujeres a posiciones de poder, mujeres indígenas, afro y de otras minorías que históricamente han sido relegadas de los escenarios de toma de decisión de alcance nacional. Un ejemplo es el salto que dio el Congreso en la legislatura pasada donde la participación de las mujeres aumentó 10 puntos porcentuales. No se trata solo de la cantidad, sino también de la calidad. He sido testigo de la calidad de las congresistas que tiene Colombia. Aún no son suficientes, pero tienen una voz fuerte, muy sólida.

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Y hemos acompañado el desarrollo del plan de acción nacional sobre la resolución 1325 que empezamos con la viceministra Laura Gil, una aliada estratégica en todos esos temas de igualdad de género. Yo la felicité también porque por primera vez una mujer es secretaria adjunta en la OEA. Colombia tenía en la práctica una muy fuerte presencia de mujeres en la construcción de paz, pero no estaba en la formalidad. Por ejemplo, el Acuerdo de Paz de 2016 es el primero en el mundo con medidas de género específicas, pero por varias razones Colombia no había trazado el plan nacional de acción. Es un logro de las mujeres colombianas y estamos contentas de haber apoyado un poquito este proceso. Fue un año de trabajo haciendo encuentros por todo el país con ONU Mujeres que ha sido nuestro aliado, junto con Suiza. Fue un trabajo en equipo con las instituciones gubernamentales.

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El capítulo étnico y las medidas de género siempre son los que han estado más rezagados en la mayoría de los informes sobre implementación del Acuerdo Final… ¿Se va con ese mismo sinsabor?

Eso es cierto, pero lo que yo he visto también en los territorios es muy inspirador, muchas mujeres muy valientes y resilientes que realmente llevan la construcción de paz en sus espaldas. Cuando uno ve la implementación del Acuerdo de Paz esas medidas han sido relegadas, pero hay esta fuerza en los territorios que da mucha esperanza. Yo creo que en práctica hay muchas fuerzas muy positivas en los territorios, aunque no estén en el papel.

¿Tiene la idea de que en los territorios pasan muchísimas cosas, pero en las instituciones todo es muy lento y no se ve el mismo avance?

Esa es la naturaleza de estos procesos. Toman tiempo, pero son importantes para crear una visión a largo plazo, para crear normas. Durante estos cinco años hemos visto, por ejemplo, la creación de un Ministerio de Igualdad y uno de los viceministerios es el de igualdad de género. Muchas mujeres están tomando liderazgo en el gobierno nacional. Hemos visto también el desarrollo de una política exterior feminista. Hay avance en política pública, pero en todos los países implementar políticas públicas toma tiempo.

La creación del Ministerio de la Igualdad ha dejado otro sinsabor: poca ejecución, pocos logros, muchas disputas, incluso dentro del propio gobierno; la vicepresidenta ha hablado de discriminación, ¿qué idea se lleva de esto porque ustedes han apoyado estas iniciativas?

Yo tengo un muy profundo respeto hacia la vicepresidenta. Ella representa mucho de lo que han vivido las mujeres en Colombia que antes eran excluidas de espacios donde se tomaban las decisiones que afectan sus vidas. Creo que voces como ella y otras son muy importantes. La creación de un ministerio toma tiempo, puede haber fricciones, vamos a necesitar tiempo para que todo se alinee y funcione bien. Es una buena señal que el país priorice esos temas, que los pongan en primer plano. Hablar de enfoque de género no solamente está en la creación de un ministerio de la igualdad, sino en esa transversalización del enfoque de género en diferentes carteras y en la perspectiva general de política pública. En Suecia no tenemos ministerio de igualdad de género, tenemos una unidad de igualdad de género y de transversalización de género dentro de un ministerio. La jefa de este departamento, Lenita Freidenvall, invitó a la vicepresidenta Francia Márquez para compartir nuestra experiencia.

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Esta experta llegó con un equipo a Colombia, pasamos varios días en Cúcuta con el equipo de la vicepresidenta. Suecia está trabajando en eso desde décadas, todavía falta mucho por hacer.

¿Es normal entonces que la creación de cualquier institución genere fricciones como las que han generado acá? Hay personas que dicen que el Ministerio se tiene que acabar...

Cuando hay nuevas instituciones, siempre hay fricciones. Yo diría que eso es normal, sí. Yo no conozco los detalles en este proceso porque según mi entendido es un tema jurídico. Imagino que eso va a ser un tema para el próximo gobierno, decidir cómo poner los temas de igualdad de género en el centro y en todas las políticas públicas.

Lideresas del Consejo Regional Indígena del Cauca participan en eventos conmemorativos del 25N, Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Foto: Cortesía ONU Mujeres - Miguel Varona

Hay temor porque en varios países (Estados Unidos, Argentina, Salvador) están avanzando políticas regresivas o anti derechos, ¿Qué mensaje podría dejar al respecto?

La igualdad de género, sin importar la orilla política, nos beneficia a todos y ahí pueden contar con la experiencia de Suecia. Vivimos en una época global compleja, en un contexto geopolítico que está cambiando. Lo que hemos visto en Suecia es que se implementó una política de igualdad de género que beneficia a hombres y mujeres por igual. Una sociedad donde participan las mujeres en los ámbitos de la sociedad de igual manera que los hombres, es positiva. Eso crea más inclusividad, crea más democracia, crea más crecimiento económico, más innovación. Esa seguirá siendo una prioridad en nuestro trabajo en Colombia.

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¿Qué piensa de que en Colombia hay ahora una mayor cantidad de mujeres que están aspirando a la presidencia?

Eso es muy positivo. Desde Suecia tenemos esta alianza con ONU Mujeres para promover una iniciativa que se llama Más mujeres más democracia. Y quiero resaltar algunos resultados en materia de participación política de las mujeres. En 2024 facilitamos el diplomado En Paridad, que en alianza con la ESAP y el viceministerio de las mujeres permitió que más de 1.500 mujeres fortalecieran sus conocimientos y capacidades para participar en las elecciones que van a venir. Y también con el apoyo de Suecia, ONU Mujeres fortaleció las capacidades políticas, sociales y económicas de más de 35.000 colombianos de las cuales más de 85% eran mujeres y niñas, 19% mujeres afro e indígenas en más de 20 departamentos del país. Se facilitó el seguimiento legislativo y el apoyo al Congreso en la aprobación de 20 leyes para la promoción de los derechos de las mujeres, las niñas y la igualdad de género. Algunas de esas leyes fueron el proyecto de ley que prohíbe el matrimonio infantil, la ley de participación paritaria de las mujeres en las diferentes ramas y órganos de poder político, la ley de mujeres buscadoras, la ley que crea el fondo No es hora de callar, la ley sobre licencia de maternidad para mujeres en la política y la ley de licencia paternidad, entre otras.

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También difundimos una cartilla tipo cómic donde visibilizamos las técnicas de dominación en política, como la invisibilización, los comentarios sobre su físico, la disminución de lo que tú estás diciendo, ocultar información o la práctica de que las decisiones se toman en el bar a las 10 de la noche y no en la reunión oficial. Tenemos, por supuesto, el Premio Nacional de Derechos Humanos que es una herramienta para visibilizar todo ese trabajo y lanzamos hace dos años, el fondo sueco que da acceso a recursos financieros a pequeñas organizaciones de la sociedad civil que no tienen músculos, conocimiento y capacidades para aplicar a recursos de grandes agencias de cooperación, pero aplican directamente a la sociedad civil sueca.

¿Qué lecciones se lleva de Colombia?

Cinco: el poder de la resiliencia comunitaria. Colombia es un país donde muchas comunidades, a pesar del conflicto, la desigualdad, la violencia, siguen resistiendo, siguen reconstruyendo la esperanza y organizándose para defender la vida. La segunda es la centralidad de las mujeres en la construcción de paz. Lideresas, defensoras de derechos humanos, constructoras de tejido social que tienen un papel transformador y dejan una huella imborrable en las agendas y las políticas públicas. La tercera es la necesidad de una cooperación sensible al territorio. Yo visité casi todos los departamentos y no todas las regiones del país viven las mismas realidades y entender eso, escuchar a los liderazgos locales, adaptar los enfoques y no imponer soluciones desde afuera, es una lección clave para cualquier cooperación internacional. El cuarto es el papel fundamental de la comunidad internacional como aliada y por eso hemos constituido el fondo sueco. Esto puede marcar una diferencia concreta en la vida de quienes defienden los derechos humanos. Y la última lección es: la paz sí es posible. Esa es una de las lecciones más profundas que me deja Colombia. La paz se construye desde la diversidad. En este país cada territorio tiene su propia historia, sus propias heridas, sus propias formas de resistir, de soñar y hay una enorme riqueza cultural, étnica, social y política, que lejos de ser un obstáculo se convierte en una fuente de sabiduría colectiva para la construcción de paz. Y eso es realmente muy inspirador.

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El mundo de la cooperación hacia países como el nuestro está cambiando. ¿La cooperación sueca en Colombia va a cambiar, a reducirse o reorientarse como lo están haciendo otros?

La cooperación de Suecia hacia Colombia se mantiene firme y estratégica, incluso en un contexto internacional cambiante. Suecia ha reafirmado su compromiso con la paz, los derechos humanos y el desarrollo sostenible en Colombia y la estrategia bilateral vigente hacia 2025 completa una inversión de aproximadamente 1.000 millones de coronas suecas. Somos el tercer país en brindar ayuda humanitaria en Colombia. Vamos a seguir dedicando esfuerzos a la implementación democrática de la paz negociada y a la justicia transicional, especialmente en zonas afectadas por el conflicto y ahí en el centro los tres puntos donde Suecia tiene una responsabilidad en el acuerdo de 2016, acompañante internacional por los temas de género, derechos de las víctimas y búsqueda de personas dadas por desaparecidas. Además, la promoción de la participación ciudadana, la protección de líderes sociales y defensores de medio ambiente y fortalecimiento de los derechos sexuales y reproductivos.

¿Cómo ha fluido la cooperación y acompañamiento hacia las fuerzas de seguridad de Colombia?

Desde 2022 hemos estado con la Academia Folke Bernadotte asesorando en el desarrollo y actualización de conocimientos y capacidades sobre desarme, desmovilización y reintegración y articulación cívico militar para posibles procesos de transición. La Folke está aquí desde 2007, pero ahora tenemos un agregado de paz y seguridad dentro de la embajada. También es experto de temas de género. Entre 2018 y 2021 la Folke capacitó a muchos miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional y en el Ministerio de Defensa en la incorporación de la perspectiva de género. Ya realizamos el primer curso de asesores de género en el país con la participación de los jefes de la oficina de género del ejército, la fuerza aérea y el comandante general de las Fuerzas Armadas junto con 20 asesoras de género de diversas instituciones colombianas del sector paz, construcción, de paz y seguridad. Este año, en octubre, se llevará a cabo una segunda versión dirigida a asesores de género en apoyo al proceso de paz colombiano.

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Hemos trabajado con la policía teniendo una policía sueca trabajando en temas de enfoque de género y de transformación hacia una policía más preventiva y la unidad de diálogo del UNDMO, el antiguo Esmad. Estamos también fortaleciendo lazos en varias áreas, el ministro de defensa sueco estuvo en Colombia en el mes de julio, se habló de temas de conflictividad, medio ambiente, seguridad, lucha contra el crimen transnacional.

El presidente Gustavo Petro, y la embajadora de Suecia en Colombia, Helena Storm, durante un encuentro para anunciar los cazas Gripen de la compañía sueca Saab y reemplazar los viejos Kfir, de fabricación israelí, con los que cuenta la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC). EFE/ Presidencia De Colombia.
Foto: EFE - Presidencia de Colombia

¿Cómo fue esa negociación de los 16 aviones de combate Grippen como parte de un acuerdo para renovar la flota de combate?

Yo no estuve negociando. Se presentó al gobierno colombiano una oferta de una empresa sueca, Saab. Estamos muy orgullosos de que Colombia haya escogido el mejor avión que existe ahora, el más moderno. Eso significa también crear una alianza de largo plazo que incluye transferencia tecnológica, transferencia de conocimiento que va a crear empleos en el país, va a contribuir a la reindustrialización del país.

¿Cómo explicaría usted la posible contradicción entre su cooperación en temas de paz y a la vez vender tecnología militar?

El desarrollo de una industria militar innovadora y sostenible no tiene que ver solamente con las guerras, implica mejor calidad y tecnología para la protección de la soberanía nacional y la custodia de las fronteras terrestres, marítimas y aéreas de nuestros países y de la anticipación y respuesta oportuna frente a amenazas de ciberseguridad, que ahora son más frecuentes, además de otros tipos de ataques. Hay que tener presente que nuestro continente europeo, con la invasión ilegal de Rusia a Ucrania, debemos estar listos para escenarios que nos exigen a unirnos en esa defensa de la vida, de la libertad y de la democracia. La seguridad es otro derecho humano que no se puede perder de vista. No es solo la compra de una flota, sino lo que representa para la seguridad de los ciudadanos y de todos los habitantes del territorio nacional.

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¿Cómo le resultó a usted esta experiencia de estar acompañando esa adquisición?

Yo me he sentido muy bienvenida, muy respetada, muy escuchada en todos los ámbitos durante estos cinco años. Las Fuerzas Militares o el Ministerio de Defensa no son la excepción. Hemos tenido un diálogo muy transparente, directo y respetuoso y yo siempre me he sentido muy cómoda con todos los temas bilaterales que tenemos entre nuestros países. Sectores como seguridad, defensa, telecomunicación, transporte, salud, minería sostenible.

¿Qué se lleva de Colombia en su maleta?

Muchos recuerdos, inspiración, admiración. Y me llevo muchos aretes y artesanías. Cada pieza representa un recuerdo, un colectivo de mujeres o de jóvenes. Yo los llevo para promover las artesanías colombianas en el mundo. Y, con el perdón del embajador Reyes, yo espero que en Suecia se vendan más artesanías y aretes colombianos. También llevo mucho café. La compañía de mudanza me dijo que no podía llevar tanto café. Yo le dije “estoy en el paraíso de café, tengo que llevar para un año de consumo, por lo menos”. Entonces logré poner la mitad en la mudanza y la otra mitad la llevo conmigo en mis maletas (risas). Suecia es uno de los países en el mundo que bebe más café per cápita y nosotros queremos café de calidad. Llevo café de pequeños productores, de mujeres, de indígenas, de proyectos productivos sostenibles de diferentes lugares del país. Llevo también chocolate y cacao. Llevo unos hijos que se saben el himno de Colombia, están colombianizados totalmente. Me llevo otro idioma, el español.

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✉️ Si le interesan los temas de paz, conflicto y derecho humanos o tiene información que quiera compartirnos, puede escribirnos a: cmorales@elespectador.com; pmesa@elespectador.com o aosorio@elespectador.com.

Por Gloria Castrillón Pulido

Periodista con maestría en asuntos internacionales y resolución de conflictos. Ha reporteado temas de política, derechos humanos, conflicto armado y ha cubierto las negociaciones de paz con las Farc, el Eln y las Auc. Consultora en conflicto armado, memoria, género y construcción de paz.@ glocastrigloriacastri@gmail.com

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