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Fue entonces cuando empecé a escribirlo y gracias a mi escuela de actuación, acá en Villavicencio, que se llama El Telón pude empezar a rodarlo. Varios de los actores son de mi escuela, otros son naturales. La niña pequeña es mi hija y el abuelo es su abuelo en la vida real. Nos tocó buscar un familiar de ella para que el trabajo con la pequeña fuera posible.
En total nos gastamos un millón de pesos y el resto se hizo gracias a favores de la gente. Por ejemplo, la finca en la que grabamos el corto nos la prestó una señora a la que le comentamos la idea de grabar y accedió sin cobrarnos nada. El papá de uno de los actores nos ayudaba a transportarnos. El equipo de trabajo fue de 40 personas.
Mi sueño es hacer un largometraje y en eso estoy. Hasta ahora lo estoy escribiendo, lo que puedo contar es que se trata del cuidado al medio ambiente y al agua. Pone de presente cómo algunas veces el desperdicio de agua empieza en las zonas rurales del mundo.