Gran conmoción ha causado en la localidad Suroccidente de Barranquilla el asesinato de Johny Enrique Alarcón Vecino, de 59 años, también conocido como el payaso “Capsulita”, a quien sujetos armados asesinaron el pasado jueves 23 de enero, cuando se movilizaba en su motocicleta.
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El hecho se registró sobre la calle 104 con carrera 5B, en el barrio La Paz, donde los sujetos armados, que llevaban prendas de una empresa de servicios públicos de la ciudad, dispararon en reiteradas ocasiones contra Alarcón Vecino, quien falleció en el lugar.
“No nos explicamos qué pudo haber pasado. Mi tío era una persona recreacionista, hacía eventos en los parques con la Alcaldía de Barranquilla, también era reparador de elementos de electricidad y se rebuscaba la vida en su moto (...), no entendemos la razón de su muerte”, dijo a El Universal un sobrino de la víctima.
Alarcón Vecino era una persona muy querida por su comunidad, debido a que, como lo indicó su sobrino, había dedicado más de 30 años a animar fiestas como el payaso “Capsulita”, con un show que denominaba “La píldora de la alegría”. Tal era su reconocimiento que varias veces fue contratado por la alcaldía para acompañar varias de sus actividades.
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Además, el hombre había sido contador y electricista, por lo que ayudaba a sus vecinos a arreglar sus electrodomésticos, así como era miembro activo de la iglesia Pentecostal Unida de Colombia, por lo que primeras versiones han relacionado el caso con presuntas extorsiones.
Ante lo ocurrido, miembros del Gremio de Payasos de Barranquilla han rechazado el crimen y resaltado el trabajo de Alarcón Vecino realizaba en la ciudad. Al respecto, Gabriel Mendoza, vocero del grupo, señaló a El Heraldo que: “sentimos una tristeza que se nos haya ido ese compañero en la forma en la que dejó este mundo. Porque lo único que nosotros hacemos los payasos es compartir la risa con los niños, especialmente, y con las comunidades. Entonces es una tristeza que la violencia apague esa risa”.
Allegados recordaron que en 2023 Alarcón perdió a su hijo Jhan Carlos Alarcón Lobo, quien se ahogó en una playa de la ciudad. Pese a ello, el hombre habría tratado de continuar con entereza su labor como payaso.
Previo a su fallecimiento, el payaso había compartido en sus redes sociales una anécdota de su infancia, así como había advertido que había sido víctima de una estafa por Whatsapp.