Los seguidores de la iglesia cristiana Berea se quedaron esperando la llegada de Jesús el 28 de enero en el corregimiento de Isabel López, de Sabanalarga (Atlántico). Y entretanto, Gabriel Ferrer, pastor y representante legal de la iglesia, desapareció.
Lo mismo sucedió con la esposa de Erick Lucheta, seguidora de la iglesia Berea, de la cual él no se sabe desde hace varios días. Lucheta aseguró a Noticias Caracol que su esposa abandonó el hogar y a sus dos hijos, y que antes de entrar al ayuno extendido también renunció al trabajo en el que estuvo por 20 años.
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Lucheta también relató que su esposa tuvo comportamientos extraños con él y varios de sus familiares desde que comenzó a asistir a la iglesia liderada por Gabriel Ferrer.
Gabriel Alberto Ferrer Ruíz nació en Montería, Córdoba, pero vivía en Barranquilla, donde trabajó como docente en la Universidad del Altántico. “Renuncio a la Universidad del Atlántico porque quiero proseguir al blanco, por ver si logro así aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús”, escribió Ferrer, declarando así el fin de su carrera como académico para convertirse en el líder de la iglesia Berea.
Varios de los feligreses de la Iglesia Cristiana Berea aseguran que una hija del pastor Ferrer falleció hace unos meses y que él creía poder resucitarla. Por eso, a comienzos de enero, varias personas en Sabanalarga iniciaron jornadas de ayuno y se concentraron en la sede de la iglesia en el municipio. Algunos seguidores mantienen el ayuno en la sede de Isabel López.
Benjamín Collante, director regional del ICBF, explicó que ocho menores de edad que participaban en la vigilia fueron entregados al cuidado de sus familias extensas y con la vigilancia de la entidad. “Las familias que los recibieron firmaron un compromiso para cuidarlos hasta que pase toda esta situación”, explicó el funcionario.
Una iglesia con el mismo nombre en España se vio en la necesidad de aclarar que su congregación no estaba realizando un ayuno de preparación para la llegada de Jesús a finales de enero.
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Personas de Isabel López temían que se presentara un suicidio colectivo, a lo que Ferrer, antes de desparecer, respondió en un video argumentando que quitarse la vida no era un asunto de personas cristianas ya que de hacerlo el castigo sería irse directamente al infierno.