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Después de la polémica que se dio cuando el Club de Pesca de Cartagena pintó “El Fuerte San Sebastián del Pastelillo”, el alcalde William Dau Chamat, reveló que le solicitó al Ministerio de Cultura que este lugar vuelva a pasar al control del Estado, ya que por el momento está en manos de la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena.
“Esta mañana firmé una carta dirigida a la ministra de cultura solicitándole tramitar ante el Congreso la derogatoria de la ley 30 de 1943 que le otorgó la custodia del Fuerte Pastelillo a la Sociedad de Mejoras Públicas y que vuelva a pasar al control del Estado, específicamente al Ministerio de Cultura”, afirmó el alcalde de Cartagena.
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La intención de esta solicitud es que al pasar a manos del Estado, “luego sea incorporado a Cartagena, al contrato de comodato que está suscrito entre la Escuela Taller de Cartagena de Indias y el Ministerio de Cultura”, agregó el mandatario, quien explicó también que se pronunció hasta ahora porque estaban averiguando los pormenores de la situación. Aunque la iniciativa del alcalde fue principalmente acudir al gobierno nacional, hizo un llamado al Club de Pesca para buscar una solución de mutuo acuerdo.
Cabe resaltar que el Club de Pesca no tenía la autorización para intervenir la muralla de Cartagena en el Fuerte de San Sebastián del Pastelillo, ubicado en el barrio Manga. Por eso, el Ministerio de Cultura y el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena de Indias (IPCC) ordenaron suspender la obra que pintó el cordón amurallado, el cual es considerado como un bien de interés cultural del ámbito nacional.
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A raíz de la situación, ahora el Club de Pesca deberá encontrar una solución antes del 30 de octubre. También manifestaron que la intención no fue atentar contra el patrimonio de la ciudad. El proceso de remover el material que aplicar a la muralla será removido con el acompañamiento del arquitecto Alberto Samudio, quien ha ejecutado más de 40 obras en el centro histórico de Cartagena de Indias y en ciudades como Mompox, Barranquilla y Villa de Leyva.
El arquitecto le afirmó a El Espectador que “los trabajos consistirán, en primer lugar en retirar las capas de estuco y pintura aplicados, tarea en la cual se utilizarán los dos procedimientos más recomendables para estos casos utilizando espátulas y un cepillo de cerdas plásticas después de humedecer la superficie para ablandar el recubrimiento. Esta labor deberá hacerse con mucho cuidado para no dañar la superficie de base y procurando no producir escaras en la misma”.