Cristo es mujer: ¿el regreso de una poderosa secta?

Rey de Salem, la iglesia cristiana que respalda esta tesis, fue fundada hace cinco años. Aunque sus colaboradores en Colombia dicen que adelantan el trámite para obtener la personería jurídica, necesaria para poder recaudar diezmos, en el Ministerio del Interior aún no tiene registro de esta diligencia.

Joseph Casañas
30 de septiembre de 2018 - 12:00 p. m.
 Desde EE. UU., Lisbet García, quien dice ser Cristo, les habla a sus fieles del mundo. / Hárold Rodríguez
Desde EE. UU., Lisbet García, quien dice ser Cristo, les habla a sus fieles del mundo. / Hárold Rodríguez

Autor: Joseph Casañas 

Para reafirmar sus convicciones religiosas, Gustavo Alberto Escobar Maya, un taxista de Cali de 48 años, se mandó a tatuar en la frente un par de letras. La M y la L. Son las iniciales de quienes considera son sus padres religiosos: Melquisedec - Lisbet. La marca la tiene arriba de la ceja derecha. “Cuando mi padre y madre (Melquisedec - Lisbet) me permitieron comprender la evidencia bíblica que está en Hebreos 8:10 y, luego de aceptar que Dios es quien habita en mi mente, me hice tatuar”.

No es el único que tiene en su cuerpo. Sobre el dorso de la mano derecha se mandó a rayar el mismo símbolo, pero en este se alcanza a leer un título: Rey de Salem, el nombre de la congregación cristiana que este mes cumplió cinco años de fundada y a la que pertenecen al menos dos mil colombianos. La vida eterna es la promesa que Lisbet García les hace a sus seguidores.

Su concepción de la cúpula del cristianismo es tan curiosa como controversial. Cree en Jesús, pero no a la manera de los evangélicos. Hasta cree en los santos y los ángeles, pero tampoco lo hace al estilo de los católicos tradicionales (que también son cristianos, así en la práctica cotidiana mucha gente piense que no). Lisbet García es la viuda de José Luis Miranda, otro líder religioso que decía ser Cristo. Lea también: Misas en latín y de espaldas al público "dispararon el rating" de Teleamiga

Según Miranda, Jesús había reencarnado en él. Ahora, para sorpresa de críticos procedentes de otras religiones, Lisbet está consiguiendo seguidores por todo el subcontinente con un discurso que repite sonrojarse: “Soy Cristo. La esposa de nuestro rey Melquisedec”.

¿Cómo es que conquistan tantos seguidores y qué tan grande es su presencia en Colombia?

Sobre el brazo derecho de Gustavo se ve tatuada una bandera de Colombia y, sobre ella, está escrita la palabra PAZ, así, en mayúsculas. Hace cinco años, bajo esas tintas que cada vez lucen menos vivas, estaba tatuado el 666, el llamado número de la bestia. Gustavo, como miles de fieles en Centro y Suramérica, se mandaron a pintar esa cifra cuando pertenecían a la extinta secta Creciendo en Gracia. José Luis Miranda, el líder de ese grupo, aseguraba que ese no era un número satánico, sino que en realidad era un símbolo de seguridad, sanidad y prosperidad. Pero ese fragmento de la historia, según Gustavo, “es parte del pasado”. Además: La resurrección de José Galat

El funcionamiento de iglesias como Rey de Salem está amparado por el artículo 19 de la Constitución, según el cual “toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva”. Aunque en Colombia las iglesias no están obligadas a pagar impuestos, según fuentes del Ministerio del Interior consultadas por El Espectador, la iglesia cristiana Rey de Salem no ha adelantado el trámite para obtener la personería jurídica.

Según la Ley 133 de 1994, en el artículo 14, únicamente las entidades religiosas que tengan personería jurídica tendrán derecho a, entre otras cosas, “solicitar y recibir donaciones financieras de personas naturales o jurídicas y organizar colectas entre sus fieles para el culto, la sustentación de sus ministros y otros fines propios de su misión”. Sin embargo, y pese a no contar con la personería jurídica, Rey de Salem pide diezmo a sus fieles.

Según Juan Carlos Sáenz, colaborador de esta iglesia en Colombia, “el diezmo es algo que ordenó Dios para el sostenimiento de la iglesia. Para pagar los arriendos del lugar donde nos congregamos, pagar la luz y el agua”.

En el país hay registradas 6.500 entidades religiosas, no obstante, esta cifra va en aumento. Esta situación tiene en alerta máxima a un sector de la comunidad cristiana que advierte que hay entidades que están aprovechando las zonas grises de la Constitución en materia de libertad de cultos para crear iglesias de papel y, de esta forma, recaudar dinero. Frenar esta avalancha de mercaderes de la fe es una de las funciones de la recién creada Dirección de Asuntos Religiosos del Ministerio del Interior.

No es un fenómeno nuevo

El caso de Lisbet García, quien dice ser Cristo, no es sui géneris. Desde el siglo XIX se vienen registrando casos de hombres y mujeres que se han autodenominado seres supremos y que dicen tener la potestad de ofrecer la vida eterna o la salvación. Uno de los primeros reportes da cuenta de John Nichols Thom, un hombre que se negaba a pagar impuestos y que diseñó un plan para salvar la humanidad. Con barbas largas y ropajes de Oriente Medio, se presentó como candidato a diputado, pero no obtuvo éxito. Finalmente, fue asesinado por los soldados británicos en la Batalla de Bossenden Wood, el 31 de mayo de 1838 en Kent, Inglaterra.

William Mauricio Beltrán, profesor de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, explica que “en el cristianismo siempre habrá la esperanza de un regreso de Cristo a la tierra. Por eso, este tipo de fenómenos se presentan con alguna frecuencia”. Según el experto, estas personas tienen buenas capacidades oratorias y personales, lo que hace que sean seguidos por un número determinado de gente que está esperando el retorno de Cristo hombre.

“Estos casos se registran principalmente en sociedades con precariedades materiales, incertidumbre social, dificultades económicas y de salud. Sociedades en las que hay urgencia de encontrar a un salvador que se pueda tocar, que se sienta cercano y que ofrezca esperanza”.

En el último tiempo, dice Beltrán, estos personajes tienen habilidades empresariales y logran convertir su carisma en una multinacional. “Son expertos en manejos de medios de comunicación, redes sociales, radio, televisión e internet”.

La Red de Apoyo para Víctimas de las sectas explica que el miedo y terror son elementos necesarios para la operación de las sectas, porque están relacionados con los castigos, las maldiciones y la creencia de que algo malo me va a pasar si no se sigue cierto camino.

Las sectas, explica la Red, tienen una estructura piramidal. En la cima está el líder, que crea y desarrolla la organización. En los siguientes niveles se encuentran los otros miembros estratificados, según los niveles de poder. Su estatus no depende de su nivel económico ni de educación.

En el fondo, el crecimiento silencioso de la iglesia que lidera Lisbet García obedece a un viejo debate entre ciencia y religión que tiene como colofón la existencia o no de un dios hecho hombre que da origen a las tres religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islamismo.

En su libro El espejismo de Dios, de Richar Dawkins, profesor de conocimiento público de la ciencia de la Universidad de Oxford, explica que “como científico siento hostilidad hacia el fundamentalismo religioso, porque socava la empresa científica de manera activa. Nos enseña a no cambiar de opinión y a no desear saber nada de las cosas excitantes que están ahí para que las aprendamos. Subvierte la ciencia y debilita el intelecto”.

El origen de la secta

No se puede hablar de Rey de Salem y Lisbet García sin hacer referencia a Creciendo en Gracia y a José Luis Miranda, un puertorriqueño que nació en Ponce en 1946 y que se hizo tristemente célebre por autoproclamarse Dios supremo. Lisbet García estuvo casada con él y hoy transita su mismo camino.

Aunque en varias oportunidades Miranda dijo que no podía morir, el 17 de noviembre de 2013 el Papi, como lo llamaban sus seguidores, falleció en Orlando, Florida. Días después Lisbet promulgó su tesis: “Soy Cristo y la esposa de Dios”. Dicho postulado controvierte el origen central del catolicismo, pero a Rey de Salem eso lo tiene sin cuidado y, extrañamente, se basan en la misma Biblia para explicar por qué sostienen que Cristo en realidad era y es una mujer.

“Cristo María estaba embarazada cuando fue a la cruz, pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua (Juan 19:34). Esto demuestra que Ella estaba embarazada y que no solo la mataron, sino que también mataron al hijo de la Promesa que llevaba en su vientre. Los hombres malos y perversos ocultaron la verdad de que Cristo es y siempre ha sido una mujer, ellos se encargaron de destruir toda evidencia de Ella y de su nombre”, se lee en la página oficial de esta congregación.

Juan Carlos Sáenz, colaborador de Rey de Salem en Colombia, dice que por cuenta de las revelaciones de Lisbet “se han entendido muchas cosas, entre ellas que Dios no es un tipo de barba blanca hablando cosas sentado desde un monte”. Según dice, “a los mismos líderes religiosos de hace 2 mil años les parecía terrible que Cristo fuera una mujer. Ellos esperaban un guerrero que los salvara y matara a todos los que estuvieran en su contra. Por eso la asesinaron. El Vaticano siempre ha tenido un culto machista”.

Al respecto Dawkins dice: “Los teólogos más sofisticados proclaman que Dios carece de sexo, mientras que hay teologías feministas que pretenden corregir las injusticias históricas designándolo en femenino. Pero después de todo, ¿cuál es la diferencia entre una fémina y un varón inexistente?”

Mientras conduce su taxi, Gustavo le dice a El Espectador que es inmortal, que está aprendiendo a vivir como tal.

“Ser inmortal es un proceso que toma tiempo. Lo primero que hay que hacer es escuchar las palabras hermosas de Cristo Lisbet y hacer su voluntad. Si lo hacemos, las células de nuestro cuerpo se regeneran y así rejuvenece el cuerpo físico eternamente. Es como un matrimonio perfecto entre mente y espíritu”, dice.

En este sentido, Juan Carlos Sáenz explica que, aunque Cristo Lisbet no prohíbe nada, sí hace una serie de recomendaciones para “desintoxicar el cuerpo y de esta forma buscar la vida eterna”. “Se aconseja no beber en exceso. Uno puede tomarse un aguardiente, pero emborracharse, no. Eso no tiene sentido.

El colaborador de Cristo Lisbet en Colombia explica que dejar de tener sexo también forma parte de la llamada desintoxicación. “El sexo es maravilloso y Dios lo creó. Pero debe ser bien usado. Pero si tú te desaforas, ¿para qué? El sexo es para el matrimonio, no para estar por ahí teniendo hijos a diestra y siniestra”.

El Espectador estuvo en una de las reuniones de Rey de Salem en Bogotá. Se congregan todos los domingos, de 3 a 4 de la tarde, en un salón ubicado en el barrio Normandía, en el occidente de la ciudad. Llegan más de 100 personas. Unas pantallas proyectan textos bíblicos, alabanzas y, desde luego, a Lisbet García, quien habla delicadamente y viste de sastre. Parece más una ejecutiva que una deidad todopoderosa.

El silencio es absoluto, los fieles solo abren sus bocas y aplauden con timidez cuando suena una alabanza. La única interrupción se registra al momento de diezmar. Tres señoras con actitud solemne se ubican al frente del auditorio con un balde. Allí los “santos”, como se hacen llamar quienes creen en Lisbet, depositan el sobre con el dinero. También se reciben cheques.

El Espectador intentó tramitar una entrevista con Lisbet García, sin embargo, sus colaboradores remitieron a un comunicado en el que se advierte: “Debido al sensacionalismo, el cual siempre ha caracterizado a los reporteros y periodistas que se han acercado, Nuestra Reina ha decidido no otorgar entrevistas. Hasta que el mundo sepa apreciar que Dios le está hablando a través de su Espíritu Santo, Su Esposa, Su Ungida, se evitarán entrevistas para que no traspasen a Cristo en medio nuestro; tal y como sucedió hace dos mil años, para que puedan valorar su grandeza y recibir su enseñanza y bendición”.

Por Joseph Casañas

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